He dado a luz cuatro veces, tres partos naturales y una cesárea; en el primer parto tuve la peor atención del mundo en el Hospital Nacional de Maternidad, desde los regaños de las enfermeras a la indiferencia del médico que me veía doblarme del dolor y que me decía: “Eso es ser madre, así se hacen las mujeres, por el mismo sitio donde le metieron el bebé, debe salir” y se rehusaba a revisarme aduciendo que por ser primeriza no podría tener más de tres centímetros de dilatación. Cuando al final accedió de mala gana a revisarme me introdujo la mano con tal fuerza que me rompió la bolsa, pues ya tenía 10 centímetros de dilatación.