« Una sociedad cómplice | Inicio | Piénselo bien: vote por mujeres »
Siempre me ha parecido impresionante el nivel de poder que tiene el sistema bancario salvadoreño. Tienen poder para presionar a sus clientes, en los casos de retrasos en el pago de cuotas o moras; tienen poder en el Estado, para que no se advierta a los consumidores de que un banco está embargado; y tienen poder para no ser objeto de sospechas de la Fiscalía, en los casos de corrupción que hoy se están investigando.
Empecemos con esto último: resulta que en la mayoría de casos de corrupción que están vinculados al lavado de dinero, ya sean fondos públicos o del crimen organizado, el dinero pasa por cuentas del sistema financiero. Así, millones de dólares son trasladados de cuenta a cuenta en pocas horas y el sistema bancario no levantó ninguna alarma; el oficial de cumplimiento que debe verificar movimientos extraños no se dio ni cuenta.
Parece impresionante que ninguna investigación que emprende la Fiscalía se enfila contra este actor que no deja de ser un cómplice necesario para la operación de lavado. El dinero ingresa a las cuentas de los bancos, se cobran las comisiones y posteriormente sale de los bancos. Cuando un ciudadano común –soldado raso- abre su cuenta de ahorro, se le piden varios requisitos para abrir una cuenta con $25 o $300 dólares. Da la impresión que llevar un millón de dólares en cheque o en efectivo te vuelve honorable y no hay mayor rigurosidad ni control, como sí lo hay para los demás.
Los trabajadores, pequeños empresarios, son los siempre sospechosos de todo. Si usted o yo llevamos un billete de $100, en el banco nos sacan copia al dui y llenamos un formulario. Con esos procesos y protocolos debería ser prácticamente imposible que circulen esos capitales producto de la corrupción, pero no es así. La sensación que nos da es que a estos actores que llevan sumas extraordinarias de dinero no se les pide ningún respaldo.
Quizá haya una respuesta al entender el juego de la intermediación financiera. Este es sencillo –ignominioso-, y trata de esto: vos llevás tu dinero al banco, te pagan una comisión insignificante, pero usan tu dinero para prestarlo a otros vía créditos o tarjetas de crédito o extra financiamiento. Por este juego de divisas los bancos cobran comisiones e intereses escandalosos, generando riqueza para ellos sin pagar una comisión justa a quienes les depositan. Siendo este el juego, ¿qué banco se pondría “socado” ante la posibilidad que le entre una buena cantidad de dinero que pueden usar para otorgar préstamos? Al final se vuelve cierto eso de “tanto tienes, tanto vales”.
Ahora veamos, el Estado es incapaz de presionar a los bancos, pero los bancos sí son capaces de presionar a los usuarios. Es sorprendente ver a los bancos cuando caes en mora. Esas llamadas de cobro ingratas, acoso a cualquier hora del día. La presión del despacho de cobro es impresionante. Cualquiera que por algún motivo estuvo en mora con un banco lo sabe. Son hasta irracionales, en algunos casos no dan soluciones y la amenaza del embargo es el pan diario. Cuando te tramitan el embargo te llegan a tu casa y arrasan con todo lo que se puede –legalmente- o te quitan tu propiedad sin piedad, porque esa no existe.
Pero, ¿qué pasa cuando es un banco el que está en el ojo de la tormenta? Ha sido interesante enterarme de que un banco está embargado desde hace varios años, y aparentemente se niega a pagar y/o negociar con su acreedor. Este dato puede ser observado en la siguiente imagen:
Pueden también acceder a la publicación de los Estados Financieros consolidados (no auditados) al 30 de septiembre de 2017 y 2016 Aquí
Estos son los estados financieros del banco Scotiabank, publicados el mes de septiembre en los periódicos de mayor circulación. La sorpresa es mayor al ver que la empresa auditora dice que el embargo no les afecta en su operaciones… ¡Vaya cosa! Bueno, me dí a la tarea de hacer consultas con funcionarios de la Defensoría del Consumidor y la Superintendencia de Competencia. Mi consulta era sencilla: ¿por qué los usuarios no han sido advertidos de esta situación?
Seamos honestos, ¿usted tendría su dinero en un banco que está embargado? Aunque le explique a usted el banco, como lo hace el personaje Chespirito "todo está fríamente calculado, que no panda el cúnico"
Lo cierto es que nadie me da una explicación sensata, y plantean de que no se hace público porque se afectaría a un banco, pero… ¡ellos publicaron en los periódicos y página web que existe un embargo y ésta circunstancia se refleja en sus estados financieros! ¿Por qué el gobierno y sus instituciones buscan protegerlos y ocultarnos algo tan grave? ... Aunque el banco diga que la cifra es controlable, no deja de ser extraño, al menos para mí, aunque debo aclarar que no tengo formación en auditoría, pero la lógica es la misma, embargo es embargo aunque sea solo en una de las 10 propiedades que una persona posea, al final esta circunstancia le afecta en sus referencias crediticias y queda manchada, por más que explique que solo es uno de sus bienes.
También me dí a la tarea de averiguar quién era la empresa acreedora. Logré ubicar al señor Antonio Vega, un señor de edad avanzada que me contó su caso, el cual tiene reserva y no puedo hablar de ello. Sin embargo, sí les puedo contar que según él dice, el día que el banco decida negociar, está dispuesto a perdonarles los intereses si ellos perdonan la misma cantidad de dinero en intereses a sus casos morosos. ¿Será que aceptan esa novedosa propuesta?
He conocido varios casos de personas que son embargadas y sus súplicas de negociación no son escuchadas. Nadie cae en mora porque quiere (unos pocos sí, son picaros, pero no todos). En la mayoría de casos es porque se pierde la capacidad de pago, por la delincuencia que te obliga a cerrar tu negocio o pierdes tu empleo… Pero las razones no importan: si cae en mora, no hay piedad para usted o para mí: te publican sin misericordia en la prensa escrita para cobrarte, utilizando la humillación pública para ejercerte presión. Por eso es curioso que el caso de este banco tenga reserva y el acreedor no pueda publicarlos. Está claro que cuando sos alguien con poder real, no merecés un cobro de la deuda humillante… menos mal todos somos iguales ante la ley.
En resumen: Fiscalía nos ha demostrado que no se le pondrá enfrente a los banqueros ante los casos de lavado de dinero y el del Scotiabank nos demuestra que el órgano judicial se presta para ocultar el caso de un banco embargado. ¿Quién está con los ciudadanos, con los consumidores?
Me parece que el Estado a través de la FGR y Tribunales nos deja claro que también para ellos “tanto tiene, tanto vales”. Hasta los medios de comunicación, que sí publican los estados financieros de hasta seis páginas, así como las noticias de las cuentas bancarias de donde entró y salió dinero sucio, no se atreven a preguntar absolutamente nada y no ven noticia ahí.
El Salvador impresionante, su prensa callada y las instituciones relacionadas al sistema financiero ven oyen y callan.
Los comentarios de esta entrada están cerrados.
Comentarios
You can follow this conversation by subscribing to the comment feed for this post.