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26/10/2016 16:37:14

Han fallado y lo saben; pero ellos son personas, no números.

En octubre de 2014 el gobierno nos presentó los resultados de la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM), en donde el principal hallazgo fue que en 2014 la pobreza aumentó 2.3 puntos porcentuales respecto de la medición anterior, este año ese mismo instrumento nos indica que hubo un aumento en los niveles de pobreza de 3 puntos porcentales. En total, en los últimos años, la pobreza ha incrementado de forma acumulada por más de 5 puntos. Esto tiene un nombre: incapacidad gubernamental.-

Cuando estos números son tomados a la ligera uno suele decir, “es un par de puntitos porcentuales”, pero la realidad está muy alejada a ese análisis; en cada punto porcentual se encuentran miles de familias salvadoreñas que hoy son más pobres de lo que eran en 2013, 2014 y 2015. Estamos hablando de aproximadamente 244,000 familias, las mismas que mientras usted lee estas líneas están sobreviviendo o buscando la manera de irse de nuestro país hacia Estados Unidos, para poder desde aquella lejana nación enviar dinero a sus hijas e hijos y al resto de la familia; en estos momentos al interior de esas familias la tristeza y la melancolía embarga los sentimientos porque alguno de sus miembros ya tomó la decisión de aventurarse en esa travesía donde o triunfa, para incorporarse irregularmente en una sociedad ajena, o pierde, lo que puede significar no llegar a su destino final, morir en el camino, ser atrapado por los narco-carteles, perderse en el desierto, caer de la bestia y perder sus piernas o en el mejor de los casos ser atrapado por los agentes de migración y ser devueltos a El Salvador…., para volver a implementar la misma decisión.

Pero esas familias no caen en la pobreza por falta de iniciativas de sus miembros. En realidad a estas familias le ha fallado el gabinete económico principalmente, y en general, les ha fallado este gobierno. Por falta de valor, por cobardía, por el simple ánimo de intentar dormir por las noches, el Ministro de Economía esconde su fracaso y su responsabilidad hablando de “sacrificios”; y son justamente sacrificios los que él nunca ha tenido que realizar, al menos eso se puede concluir tras saber que son enormes los volúmenes de alimentos que las personas más allegadas a él dicen que ingiere, mientras condena a aquellas mismas familias a tener que comer salteado, tras azotarlas con sus desatinadas decisiones de privarles de los subsidios a los servicios más elementales de energía eléctrica, agua y gas.

Buena parte del problema es que muchos funcionarios, quienes han querido apropiarse del color rojo, tanto en vestidos, guayaberas y corbatas, quienes han logrado su incorporación en la Administración Pública por la persistente conducta de levantar el brazo izquierdo, y por llenarse la boca de discursos en los que hacían de las familias pobres el centro de sus ilusorias promesas, ahora ya no ven personas y familias, sino números estadísticos. Para esos funcionarios que han fallado, sustituir personas por números tiene muchas conveniencias. Los números no tienen ojos para clavar sus miradas de dolor y desaprobación en los perfumados rostros de los ahora funcionarios; los números no tienen boca para reclamarles la falsedad de sus antiguas arengas; los número no tienen tripas que contrasten con el sonido del vacío el ruido que provocan las bolsas de “pollito rostizado” y las latas de gaseosa que se compran diariamente con el fondo circulante de algunos Ministerios. Ya olvidaron algunos de estos funcionarios lo que significa no llegar a fin de mes, ya no comprenden que para estos hogares es un verdadero malabar cumplir con los compromisos económicos, entre dejar de pagar una cosa este mes para pagar otra y así durante todo el año, y durante toda la vida.

Es mejor que sean números y no personas, así no se pasa la incómoda situación de verles el rostro al momento de anunciar la creación de dos nuevas plazas de alto nivel que no tienen otra finalidad que darle empleo a dos personas que son consideradas piezas importante del partido del gobierno, uno porque conoce tanto de la corruptela que dejarlo sin salario es una amenaza, y el otro porque necesita protección política para que no se pierda el ahora pequeño flujo de efectivo que sale de las arcas de Alba Petróleos.

Es mejor que sean número, porque así no se cuestionan cómo es posible que el Ministro de Seguridad destinara tanto dinero para uniformar una nueva unidad élite de la Policía Nacional Civil, que dicho sea de paso llega a sus comunidades a vapulear jóvenes por el simple hecho de residir ahí, con la consigna que están brindando seguridad e irrumpen en sus viviendas agrediendo a cuanto se le atraviesa; no es casual que la Unidad de Derechos Humanos del Servicio Social Pasionista, quienes tienen muy clara esta situación, tengan un amplio número de casos registrados y documentados de tortura sufrida por algunos jóvenes dentro de las delegaciones de la PNC al estilo de los antiguos grupos represivos —quemándoles los dedos, órganos genitales, arrancándoles las uñas, entre otras— por el solo hecho de ser joven y vivir en zonas marginalizadas y excluidas, que ahora, además, son territorios controlados por las maras.

Es conveniente que sean números, así no tienen que ver con horror los gastos que realizan la Asamblea Legislativa y la Corte Suprema de Justicia en el pago de seguros médicos de proveedores privados, que cubre desde uñeros a tremendas cirugías cosméticas…, en todo caso, siendo números, tampoco se pueden indignar cuando a ellos les toca ir al ISSS —en el mejor de los casos— o al Sistema Nacional de Salud, donde se encuentran con malos tratos en el servicio, donde faltan medicamentos e insumos médicos, donde en estas semanas no han podido acceder porque los sindicalistas quieren el escalafón y el gobierno no puede pagarlo.

Pero en realidad, señores funcionarios que han fallado, sí son personas y no números. Son seres humanos que ven cada cosa que ustedes hacen, y se indignan. Son personas que todos los días salen a la calle con el Jesús en la boca porque no saben si regresarán vivos, que pasan todo el día con el terror que algo les suceda a sus hijos, muy a pesar que la policía esté en sus comunidades, con patrullajes no permanentes y sin lograr aún el control territorial, porque, como dije anteriormente, piensan que “intervenir” una comunidad es llegar a vapulear jóvenes. Esto último, en lugar de intervención, también es un símbolo del fracaso.

Como son personas, y no números, también observan que el sistema judicial está podrido y corrupto, que deja en libertad a gente con enorme capacidad económica que puede comprar la justicia a los mercaderes de sentencias; estas personas saben que si a ellos les tocara ir al sistema judicial por una falsa acusación o un delito menor sí les pondrían “las heladas” y carecerían de presunción de inocencia, lo que no pasa con los señores de poder, con los que los funcionarios que han fallado incluso mantienen o han mantenido relaciones comerciales de las que es bonito jactarse con una sonrisa y una carcajada, mientras también le ríen al Fondo Monetario Internacional la necesidad de subir el IVA, el retiro de subsidios y el recorte de programas sociales, porque se debe reducir el gasto público para pagarle a los acreedores del país las amortizaciones oportunas… Sí, el mismo Fondo Monetario Internacional al que con tanto esmero revolucionario juraron nunca obedecer… mientras eran oposición y no habían tenido acceso, ni sus refrigeradoras, ni sus bolsillos, a los privilegios y oportunidades del poder.

Esas también son personas que ya no tienen la confianza de ir a entidades como el Tribunal de Ética Gubernamental o la Corte de Cuentas de la República a denunciar la corrupción de la que se dan cuenta en ciertas instituciones, porque tienen claro que, como una vez escuché decir a un alto funcionario del sector económico: “estas instituciones fueron creados para joder a los gatos no a nosotros”

A ellos, ustedes, funcionarios, les han fallado y lo saben…

La realidad es que todavía queda tiempo para corregir, pero se debe hacer una autocrítica y una reflexión rápida, señor Presidente, comenzando por sacudir el gabinete económico; ya lleva dos años, y lo único que ha logrado es incrementar la pobreza. ¿No cree, señor Presidente, que es hora de tomar decisiones? Me permito recordarle aquel refrán según el cual “el pez se empieza a podrir por la cabeza”.-

A esta penosa situación no podemos dejar de sumar el oportunismo de la derecha de este país que también está en función de ahogar las finanzas y que se alegra ante estas cifras que reflejan aumento en la pobreza, viéndole como un triunfo al que pronto le sacarán rédito político. Entonces, señor Presidente ¿no le parece que algo anda mal? ¿no se da cuenta que el gabinete económico trabaja afanosamente para la oposición?

Señor Presidente, corrija los errores. Recuerde que es fundamental no servir en bandeja de plata la siguiente elección… a menos claro, que ya no quieran gobernar otro periodo y estén trabajando para dejarle a ARENA un país más jodido… si es así, están haciéndolo bien, lástima que se están llevando de encuentro a tantos hogares que no deberían ser tomados como una simple estadística.

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