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En El Salvador, entre enero de 2014 y agosto de 2015, el Ministerio de Salud registró 15,779 partos de niñas y adolescentes entre 12 y 19 años, un promedio de 789 al mes*.
El embarazo adolescente es uno de los problemas más devastadores de nuestro país; es un problema de toda la sociedad que alimenta el ciclo de pobreza de las jóvenes madres: según el UNFPA, el 89% de las niñas encuestadas en 2015 abandonaron los estudios al quedar embarazadas y solo un 18% de ellas retornó a la escuela tras ser madre, en los casos en que estaban escolarizadas, que no son la mayoría.
Los datos son categóricos y El Salvador no tiene una buena posición en la región: con una tasa específica de fecundidad de 89 por 1,000 mujeres de 15 a 19 años, supera la tasa de fecundidad total de América Latina y el Caribe que es de 76.2 (la tasa mundial es de 52.6). En Latinoamérica, una de cada tres mujeres es madre antes de cumplir 20 años.
Y vamos en aumento: según el “Informe Especial sobre el estado de los derechos sexuales y derechos reproductivos con énfasis en niñas, adolescentes y mujeres en ES”, de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos: los embarazos en niñas y adolescentes entre 10 y 14 años han aumentado en los últimos diez años en El Salvador. El embarazo per se representa un problema a esa corta edad, en que las niñas no están listas ni física ni emocionalmente para ser madres; pero además, estamos ante cientos de casos punibles por el Código Penal: cualquier tipo de relación sexual con una menor de 15 años es ilegal (art. 159) y la pena es de 14 a 20 años de cárcel.
Este se debe a varios factores, empezando por un adelanto en el inicio de la actividad sexual de las niñas, y el desfase con la educación integral en sexualidad (que incluye información biológica sobre el cuerpo, pero también plan de vida, igualdad de género, asertividad, entre otros) que no ha ido al mismo paso: nadie habla de prevención, los maestros en sus escuelas no tienen las herramientas para abordar estos temas y los padres en casa lo discuten incluso menos. A esto hay que sumar escenarios con familias desintegradas, o con figuras que no brindan apoyo emocional, en medio de pandillas y de violencia, incluyendo cientos de casos de abuso físico o sexual. De hecho, el 37% de las niñas encuestadas tuvieron la relación sexual y embarazo producto de la violencia, que implica por lo general violación y otras agresiones sexuales (Consejo Nacional de Niñez y Adolescencia), y en la mayoría de los casos, los hombres no se responsabilizan.
Hace unos meses, El Faro publicó un especial de Fred Ramos titulado “Las pequeñas madres de Centroamérica”, un fotorreportaje sobre las adolescentes de los países de la región, sobre todo del área rural, que se convierten en madres desde los 12 años. Las voces de estas niñas narran: “Tengo 16 años y 6 meses de embarazo.” “Tengo 14 años y tengo 5 meses de embarazo.” “Tengo 13 años y dos meses de embarazo”.
Después de conocer las cifras de embarazos en niñas en nuestro país, de ver a estas madres adolescentes en su dura realidad, de pensar en la falta de oportunidades que ellas enfrentan reflejarse en el futuro de sus hijos, replicando un círculo demasiado frecuente en la región, uno pensaría que es imposible no estar de acuerdo en la importancia y la urgencia de la educación integral en sexualidad para niños y niñas en las escuelas públicas de nuestro país y de convertir los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres en El Salvador en una prioridad nacional a nivel de políticas públicas.
Sin embargo hay otras reacciones, reacciones que dan miedo y asco, reacciones desprovistas de cualquier tipo de empatía o entendimiento de la realidad, de esas mismas que culpan a las mujeres en casos de violación por vestirse de forma "provocadora", por "buscarlo". Reacciones como estas:
Es fundamental tratar esta temática libre de prejuicios o dogmas para garantizar su eficiente aplicación práctica, realista, adaptada a la vida de estas jóvenes. Durante demasiado tiempo la religión y la agenda de grupos de presión han influido en el manejo de este desafío tan importante, entorpeciendo los intentos del Ministerio de Educación o de organizaciones internacionales y ONG cuya misión es prevenir embarazos no deseados en niñas y adolescentes para garantizar su pleno desarrollo. Esto solo está obstaculizando la erradicación de un problema con tantas consecuencias severas en las adolescentes y jóvenes.
El tema del embarazo adolescente es complejo y multicausal. Aunque ciertamente la mayor parte de los casos resultan de violación (en la gran mayoría por familiares: el 20 % de las niñas de entre 10 y 12 años tuvo su primera relación sexual con un familiar), no explican todos los embarazos de niñas en nuestro país. Es por ello que las clases de salud sexual y reproductiva, pero además la necesidad de garantizar a estas niñas que tendrán un futuro, para el cual necesitan trazarse un plan de vida, es clave en el enfoque de la problemática. Sin sueños, no hay nada que abandonar. Sin planes, no hay nada que perder.
Hay tanto trabajo por hacer y no le corresponde solo al Ministerio de Salud, de Educación o al sistema judicial; todos tenemos que aportar para crear un cambio. En este sentido, el arte es un gran aliado: no pude evitar pensar en la compañía de teatro La Cachada Teatro, que está presentando su segunda obra: “Si vos no hubieras nacido”, que refleja esta dura realidad, de niñas y adolescentes que ven sus vidas truncadas por embarazos para los cuales no están listas ni física ni económica ni emocionalmente; repercutiendo en el desarrollo de estos niños y afectando a nuestras nuevas generaciones y el futuro del país.
Mientras sigamos pensando que este problema deriva de niñas "precoces y provocadoras" y que la abstinencia es el único método de prevención que debe ser enseñado, seguiremos viendo una de las tasas más altas de embarazo de la región, de niños que crecen en un hogar que no está listo para recibirlos, educados por madres apena mayores que ellos, y que eventualmente replicarán ciclos de violencia y pobreza.
Mientras sigamos enfrentando esta epidemia bajo el prisma del machismo, el fanatismo y la falta de respeto y empatía, nuestro país seguirá igual y las esperanzas para el futuro igualmente oscuras.
*Maternidad y unión en niñas y adolescentes: consecuencias en la vulneración de sus derechos”, Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA)
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totalmente de acuerdo, pero realmente se necesita una reforma integra de nuestras leyes reproductivas retrogradas y patrones de tolerancia al abuso. Es un problema con dos realidades pero con causas comunes que no conocen niveles de ingreso. La solución va mano en mano con el empoderamiento de la mujer Salvadoreña - somos el 53% de la población! No es difícil decir que ya basta y montar una campaña nacional para cambiar los patrones de comportamiento, la tolerancia al abuso sexual, y la posición de la mujer en la sociedad - pero no se puede lograr sin apoyo nacional y la prioritización del tema a través de una estrategia nacional que también reforme estas políticas y leyes para un estado laico o secular que realmente gobierne para el desarrollo sostenible de las mujeres/hombres y generaciones futuras del país.
Posted by: Sara Castro-Hallgren | 01/03/2016 at 06:34 AM
Excelente pieza Aida.
Es indispensable poner este tema en el debate público y abordar todas sus aristas.
Posted by: Lili Arrieta | 01/05/2016 at 08:03 AM