Alguien dice San Salvador y siento ganas de llorar, como si se tratara de un gran amor imposible.
Alguna vez escribí un libro sobre San Salvador como el único y gran amor: Iba a otras ciudades, veía otras ventanas, me alumbraban otros faroles, podía caminar sin peligro en otras calles, pero volvía a San Salvador.
Amo en otra ciudad, pero no olvido a San Salvador.