El Salvador es esa madre que golpea y escupe pero añoramos que nos ame. Landsmoder (palabra noruega que significa "madre de la patria") será adonde deriven mis dolores y amores por la nación.
La identidad salvadoreña -trazada entre violencia, globalización y pobreza- se aferra a sus símbolos más cercanos. Y en el campo de lo simbólico la música es lo que en efecto resuena en las soledades de la emigración o el exilio.
No hablo desde la ideología o el pacto partidario, no se sofoquen, amigos. Hago una pregunta desde la escritura de la Historia.
El título de este artículo retoma la pregunta de la obra de teatro ¿Quién teme a Virginia Woolf?, que a la vez retoma la idea de la canción infantil ¿Quién teme al lobo feroz? La pregunta por el temor es la pregunta por el control de las memorias y su transformación en la historia oficial de un partido que quiere ser la historia oficial de un movimiento político.
No se sofoquen, de nuevo, amigos partidarios, aquí nadie cree que el partido en el gobierno sea un lobo feroz. Ese discurso debería quedar guardado en el congelador de la Guerra fría. No lo abran, por favor.
"Se dedica a la política para distraerse de sí misma: Acepta la Regencia de la misma manera que aceptaría tejerse un chal": Margerite Yourcenar en Fuegos.
Encontré al hombre de mi vida; se llama Reindhart Koselleck. Por supuesto, está muerto.
Elena Salamanca estudia el Doctorado en Historia en el Colegio de México, en México. Es Máster en Historia Iberoamericana Comparada por la Universidad de Huelva, España, y Licenciada en Comunicación Social por la UCA, de El Salvador.