Migrar
I
Yo he pasado haciendo maletas desde 2008, cuando me fui a la maestría en España. Allá, no quise comprar muebles ni electrodomésticos, ni ropa aunque Zara fuera como Snt Jacks. Compré libros y una maleta extra porque volvía. Porque no quería quedarme y no quería tampoco dejar. Dejé ropa pero no dejé lo aprehendido: libros, fotocopias, conchas nácar del mediterráneo, alguna flor.
En 2009 volví a irme, a México. Tuve una estancia para creadores iberoamericanos, escribí la tercera parte de una novela. Compré, de nuevo, muchos libros, y de nuevo viví esa angustia de empacar-desempacar-empacar, no caber, pero querer hacerlo para volver.
Yo siempre quería volver.
Entre 2011 y 2012 estuve empacando para leer, hablar de literatura, investigar y amar entre México, España y Nicaragua, y cada vez que llegaba a esos países, me pedían que no volviera a El Salvador: "Haz otra maestría, un doctorado; de lo que sea, género, literatura, te viene bien", "Cásate, nacionalizate, consigue trabajo". "Quédate".
Pero yo volvía.
Pensaba que la nación es una manera de volver; y volvía a la casa de mi madre, al jardín de mi abuela y a San Salvador. Siempre he sido una provinciana que cree que la gran ciudad, la verdadera, es su pueblo. En Europa el mármol era hermoso, pero en San Salvador yo vibraba con el ladrillo derruido, con la lámina oxidada, con los casacarones de casas y edificios que eran la huella, el peso, de lo que hace un siglo quisimos y no lo logramos ser en San Salvador.
II
Pronto dejé de tomar fotografías en mis viajes porque comprendí que me quedaba; ya no era turista. Y ser turista es, creo, no pertenecer a ningún lugar. Yo estaba perteneciendo y precisamente ese "ningún lugar" era mi tránsito: Amar acá, estudiar allá, investigar más allá y volver ahí, al nido, porque hay que volver a algún lugar.
¿Para qué volver?
¿Para qué irse?
III
Me dicen que no soy migrante. Porque no estoy ilegal, porque no arriesgué la vida cruzando el desierto. Porque soy parte de una nueva élite cultural, la de los becados, la de los doctores, la de los especialziados, soy esa nueva élite que en El Salvador no es élite, está sobrecalificada, y, por lo general, desempleada.
Una vez escribí que ojalá un día Centroamérica dejara de expulsarnos. Y me dijeron que no soy expulsada. Porque no vivo ilegalmente donde vivo, porque no pagué a un coyote y crucé varios países. Porque en México CONACYT me paga por estudiar y aprender, por leer y escribir. Porque es imposible que eso pase en El Salvado y por eso soy privilegiada.
¿Hacer posible afuera lo que es imposible adentro no es una manera de ser expulsado?
México
México le ha dado dignidad a lo que hago.
Aquí siempre han creído en lo que hago o propongo y me pagan por hacerlo, porque comprenden que el esfuerzo intelectual -la escritura o la investigación- son un trabajo, y por tanto merece un salario.
En mi primera estancia en México, la artística, dejé escuchar lo que oía en El Salvador: "¿y qué hiciste para ganarte esa beca?", "¿por qué te la dieron a vos?", que me decían a la cara o lo que decían a mi espalda "seguro se cogió a alguien", "asaber con quién se metió", cada vez que conseguía algo: una beca, publicar, ser antologada o traducida.
En la segunda estancia, la doctoral, comprendí y comprendieron que lo que hago y quiero hacer tiene un sentido y es, de cierto modo, junto a muchas otras propuestas, valioso. Aquí comprendí la diversiad, la pluralidad de ideas y la esperanza de la posibilidad de convivir con ellas.
Muchos estamos aquí, y nos dedicamos a las humanidades y las artes y no, no podemos hacerlo en Centroamérica, profesionalmente, encontrar trabajo, vivir de eso. Somos privilegiados pero el privilegio dura poco y volveremos, a Centroamérica o a nosotros.
Salimos porque no es posible querer hacer cine y tener que conformarse con hacer comerciales; querer estudiar música profesionalmente, ser músico, y que no haya conservatorio ni licenciatura; querer hacer una escenografía teatral y que el presupuesto alcance solo para foami; querer estudiar un doctorado en Historia, y que no hay ni siquiera maestría.
Así que salimos como salen todos, como han salido durante años, un siglo quizá, hombres y mujeres; tenemos la literatura de testimonio: "El poema de amor" (Dalton), "Semos malos" (Salarrué), "Hombres contra la muerte" (Espino)... sin decir los migrantes de la guerra, los desplazados, los exiliados y los que huyen, ahora, todos los días, de las maneras de morir que el país nos ofrece.
Nos lo ha dicho la literatura o los vecinos: nos expulsan, y nos vamos, con visa o sin visa, con privilegio o sin él, por tierra o por aire, porque las naciones de esa franja de pobreza y violencia llamada Centroamérica, expulsan. Irse es también estar desesperado, irse es también confiar, querer hacer, querer ser.
Maletas
Quizá la vida sea un trásito de aduana, y la maleta venga siendo el alma: un lugar donde depositar lo simbólico y lo concreto.
A Bombito y Figueredo, mis gatos, les encanta dormir sobre mis maletas y eso me recuerda que dormir en una maleta es dejar el tránsito aduanal para llegar a un lugar donde estar, detenerse; dejar la situación y pasar al estado.
Ahora tengo más maletas, las empaco y desempaco y ha llegado el momento de comprar escritorio, ropero, mesa, desempacar y situar. Tengo también dos gatos, una mata de sábila y un amor. Amar es hacer jardín, por lo tanto, amar es también enraizar.
Mercedes Sosa (La negra). En su cancion "Solo le pido a Dios". "Desahuciado esta el que tiene que marcharse para vivir una cultura diferente". No le pasa eso a ud compatriotra
Publicado por: Jorge Morales | 08/20/2014 en 08:28 a.m.
El poder de dibujar una letra y colorear historias con las que se identifican otras personas es una de las grandes satisfacciones de un escritor ... sea en México lindo y querido, en la Madre Patria o mejor aún, en nuestro cielo con aroma a "púrpura y oro"... deseo que esa maleta la desempaques, satisfecha frente a tu jardín.
Publicado por: Coco Diaza | 08/20/2014 en 02:57 p.m.
Lo leí dos veces, me encanto.
En México haz un jardín pero en El Salvador tienes que venir hacer HISTORIA.
Saludos,
HR
Publicado por: Héctor Rogel | 08/21/2014 en 04:07 p.m.
Pues yo espero que vuelvas, y que luches para que este país ame y valore lo que haces, porque sino todos seguirán siedno expulsados y este país enterrado en más escombros de ignorancia. Pero si has encontrado un rincón en México te deseo que te sea extenso, tanto, que te permita abrazar esta tierra, aunque sea a ratos.
Publicado por: Karla | 08/22/2014 en 02:32 p.m.
Hace un par de días, un alumno llegó a despedirse ya que tuvo la oportunidad de terminar su último año de Universidad en el extranjero, mis palabras al irse fueron: No regrese a este país. Todos de alguna manera u otra queremos irnos, escapar, de la pobreza, la soledad que encierra este país, la violencia misma. Todos tenemos el corazón dividido entre estar aquí y en ninguna parte.
Publicado por: Claudia Díaz | 08/27/2014 en 08:08 a.m.
Nuestro terruño es productor de parias culturales. En El Salvador ha sido prohibido pensar. Roque Dalton fué perseguido, carceliado, taleguiado. Y junto a él el Dr Fabio Castillo Figueroa, Manlio Argueta, el "Pichón" Cea, Roberto Armijo y un largo etcétera por que les cayó la ley de PROHIBIDO PENSAR, PROHIBIDO DISENTIR, probaron la hiel amarga del exilio, de volver a empezar. Prohibido ha sido decir que "estamos gobernados por gorilas disfrazados". Vivo en el extranjero y me digo que amo mi patria, a pesar que de alguna manera fuí un paria en ella por ésta NO SABÍA COMO AMARME, fué entrenada para odiarme. Pero sí añoro volver.
Publicado por: Ataulfo Angarita | 08/27/2014 en 10:51 a.m.
Hola Elena, tengo menos de un año de estar leyéndote. La primera vez, cuando encontré este blog, entré inmediatamente en shock, por el tiempo que tenía sin saber de vos, absolutamente nada y me encuentro con la grata sorpresa que ahora sos una académica de la historia, de la literatura y de otras artes, pero sobre todo una muy buena escritora, con un estilo muy singular, tenaz, pero tan simpático y ameno; mismas características que configuran el recuerdo que tengo de vos. Luego al seguirte leyendo, tuve el impulso de escribirte, primero lo coarté porque no me parecía este blog buen medio, después lo fui difiriendo y ahora ya no pude evitarlo. Así que te felicito enormemente y deseo que cultives tu jardín donde mejor haga falta. Espero recordés a tus ex-compañeritos del curso de inglés intensivo sabatino en el CCS.
atte.
Ernesto Morales
Publicado por: Ernesto Morales | 08/27/2014 en 03:51 p.m.
Ummm...son las 4:46 am y acabo de terminar de leer tu post testimonial, soy lector continuo de El Faro pero nunca habia tenido la curiosidad de leer algo que no fuera noticia, esta vez me dio curiosidad y..¡¡ Bendita Curiosidad !! pues me gustó leerte y también sentirme conectado e identificado con tu "Maleteriyo". ¿ Has escrito algún libro ? Donde lo puedo comprar ? Gracias por compartir de una forma "atrapadora" tu vida con tus lectores, entre los cuales ¡¡ me inscribí hoy...de madrugada !! Bendiciones.
Publicado por: Rafael Velez | 08/31/2014 en 04:51 a.m.
wow,fascinante te admiro mujer, continua hasta donde tu quieras y puedas, haz historia.
Publicado por: elena garcia | 09/01/2014 en 09:34 a.m.
Gracias a todos por escribir, podemos seguirnos en Twitter @landsmoder
Es la primera vez que contesto comentarios en el blog porque se habilitaron hasta hace poco. Muchas gracias por venir aquí y platicar.
Publicado por: Elena | 09/04/2014 en 12:50 p.m.
Sobre mis libros: He publicado tres libros en El Salvador, se llaman Landsmoder, Último Viernes y Peces en la boca. Pueden encontrarse en la librería de la UES y el Centro Cultural de España.
Publicado por: Landsmoder | 09/04/2014 en 12:51 p.m.
Neto, qué alegre saber de vos. En una de las entradas de este blog escribo sobre nuestros días en las clases de inglés. Te mando un abrazo.
Publicado por: Landsmoder | 09/04/2014 en 12:52 p.m.
Una entrada muy personal, sin dejar de ser critica de la realidad que vivimos, buenos soles en tu vida, me encanta leer lo que escribes.
Publicado por: Vanessa | 09/05/2014 en 11:53 a.m.
En El Salvador un académico es un profesor universitario. Pocos entienden que significa ser un académico en países como México.
Te leo regularmente, no sabía que habían libros también! me apunto.
Y que bueno que ya se puede platicar por este medio también. Los tweets son demasiado efímeros.
Publicado por: Marco Tulio | 09/05/2014 en 05:22 p.m.
sin formación especifica en las letras mi gusto por ellas surge de mis hábitos de lectura desde mi niñez. mi gusto por tus escritos es a partir de mi fácil comprensión del estilo nacional con que lo haces, dejo a veces mis posturas aunque ahora solo corresponde desearte más éxitos, y que llegues hasta donde te lo propongas. Que Dios te bendiga doquier estés.
Publicado por: Antony Marty | 10/28/2014 en 08:29 p.m.
Muy buen post. Para la juventud salvadoreña, que hemos tenido oportunidad de estudiar con beca (que tampoco ha sido fácil), es una vida de ningún lugar. Se tiene la cabeza y el corazón en El Salvador, el país que expulsa y niega a aceptar que uno puede aportar, sin pedir más que ser valorado (al menos empleado). Yo igual, me fui hace años de El Salvador, con la maleta a medio desempacar, esperando regresar para luchar con más fuerza, más capacidad y más esperanza. Muchas gracias Elena
Publicado por: Durán | 11/03/2014 en 09:10 p.m.