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Una crítica sobre la curaduría de arte contemporáneo en Guatemala ha desatado ataques a su autor, el artista Juan Pensamiento Velasco. Las críticas no han sido dirigidas hacia el texto. Un sector caracterizado por la crítica, teórica e intelectual, responde con agresividad, incluso con homofobia.
Esta historia comienza con un texto: "La soberanía del victimario institucional", de Juan Pensamiento Velasco, publicado la semana pasada en Plaza Pública, Guatemala. El editor de Plaza Pública, Enrique Naveda, le pidió un texto sobre arte contemporáneo y curaduría en Guatemala. La idea era la de un diálogo: que Juan escribiera un texto denostando la curaduría y que una curadora muy reconocida escribiera un elogio. El texto de Juan Pensamiento se publicó en individual, no tiene contraparte curatorial en el periódico digital y ha sido compartido y criticado en varios muros de redes sociales.
Traigo esta discusión desde Guatemala porque quiero reflexionar sobre tres puntos:
1. Un medio tan crítico como el del arte contemporáneo pierde la perspectiva ante un texto y varios de sus representantes más destacados desatan respuestas agresivas.
2. La agresión vinculada a la identidad sexual del autor, que recibe comentarios homofóbicos.
3. ¿Qué pasaría en El Salvador con un texto como este? ¿Hay alguna voz que asienta o disienta sobre la curaduría como disciplina en el arte contemporáneo nacional? Los cuestionamientos de Juan Pensamiento son aplicables en Guatemala, El Salvador y China.
Sigamos. Como saben, el mundo del arte, o mundillo, como lo llaman a veces con menosprecio, es pequeño. Centroamérica, aún más, es pequeña. Y nos conocemos entre todos o casi todos los artistas de una misma generación. Así que me encontré rápidamente entre mis contactos de redes sociales con las reacciones sobre el texto de Juan Pensamiento Velasco. Y me asombraron. Y el asombro fue para mal.
El resumen del ensayo es que la curaduría en Guatemala es hegemónica, se aboca a "redes institucionales" donde figuran ciertos artistas. Fin. Juan Pensamiento citó como ejemplo la convocatoria a la Bienal de Arte Paiz (que en El Salvador tiene su equivalente en la selección Promérica, que fue anunciada la semana pasada) y eso convocó una serie de voces que probablemente no comprendieron el texto y personalizaron los ejemplos.
Nadie comentó sobre el texto y lo que hubo fue una serie de reacciones alteradas y agresivas hacia el autor. Así que, de una crítica a la hegemonía de la curaduría en Guatemala, pasó a ser a la crítica de la bienal (aún no inaugura esa muestra, por lo que lo llamaron ignorante).
Y la discusión pasó del plano de las ideas al plano de lo moral.
Las capturas de pantalla han sido proporcionadas por Juan Pensamiento Velasco a petición mía.
Los resaltados son míos.
Lo llaman histérico, diva y envidioso. Hay que poner atención a los epítetos de "diva" e "histérico" y colocar su sitio en el prejuicio: Juan Pensamiento es abiertamente gay, las descalificaciones son encaminadas precisamente a la estigmatización de lo femenino, superlativizado en el homosexual según el prejuicio del discurso heteronormativo.
Yo creo que hay histeria en este caso, pero la verdadera histeria es la del discurso homofóbico. Porque ¿qué es la histeria sino el no saber qué hacer con lo diferente, el no saber cómo mirar al otro? El histérico se desespera ante lo que no conoce.
(Como saben, los artistas contemporáneos se deben en su discurso al pensamiento crítico y sus autores fundamentales; se abocan al sicoanálisis, la sociología, la antropología y habría que ver qué piensan de mi interpretacion de sus reacciones histéricas. Lo que puedo decir también es que somos demasiado condescendientes con los artistas porque no les pedimos un doctorado ni rigurosidad -como sí pedimos a los académicos- cuando se acercan a teorías bastante discutidas; no cuestionamos críticamente su abordaje de las ciencias, cosa que debería ser indispensable; somos condescendientes con ellos, valoramos su libre interpretación. Ante esto, me pregunto: ¿si no es necesaria la teoría crítica y todo se basa en la subjetividad, para qué sirve el racional?)
Un medio conocido por ser reflexivo y abierto ha dado una respuesta violenta, desde lo visceral y lo personal. No he alcanzado a leer aún entre estas reacciones alguna respuesta o al menos cuestionamiento a puntos específicos del texto. Suponiendo que el arma de los curadores es el texto y que los artistas contemporáneos basan su trabajo en textos, statements y racionales, nos encontramos ante una paradoja: la discusión no prosperó en el aspecto crítico.
Evidentemente, el texto iba a causar controversia, no creo yo que el autor haya creído tirar ese tema al ruedo y esperar rosas y aplausos (al modo del torero cuando mata al toro). Este toro, el del arte contemporaneo, para seguir el símil, es bastante bravo.
Por las reacciones que he leído, da la impresión de que los artistas contemporáneos de Guatemala no entendieron que el texto cuestionaba la curaduría como ejercicio y no a ellos y sus trabajos. La discusión se desvió y se personalizó.
El desenlace simbólico -estoy usando palabras que gustan a curadores y artistas visuales, incluso a mí- es el linchamiento alegórico. En Guatemala, a diferencia de El Salvador, el linchamiento es más común (lea esta crónica de Rodrígo Baires Quezada sobre el linchamiento a un presunto ladrón, nunca se comprobó porque murió). Y acá está Juan Pensamiento Velasco sometido a un linchamiento mediático.
Memes del sitio Cultura y arte en Guate.
Este mensaje de la artista guatemalteca Regina José Galindo fue inicialmente privado, pero Juan Pensamiento Velasco decidió hacerlo público ayer.
Por si les está ganando la emoción sobre la razón, y están preparando mis respectivas puteadas y descalificaciones, este texto no es una apología de Juan Pensamiento. He leído sus reacciones y no son las de una persona que se victimiza, más bien están cargadas de ironía y seguridad, debido a que como saben él tiene con qué defenderse: su texto.
Más bien, lo que hay que traer a discusión son los vacíos argumentativos con los que nos enfrentamos en los debates sobre el arte de la región (al menos en este caso) y en la infalibilidad con la que se dotan ciertas estructuras.
Aunque la mayoría de reacciones ha sido adversa, destaco las de dos jóvenes artistas, Nora Pérez y Julio Serrano, ambos seleccionados en la bienal, no comparten el planteamiento de Juan Pensamiento pero abogan por el diálogo. La anotación de Nora Pérez me parece de mucha lucidez y un abordaje enriquecedor para la discusión.
Quise valerme de esta controversia para buscar la reacción en El Salvador. La discusión no afloró. Compartí el texto en mi muro y ningún artista de los que conozco reaccionó (los seis finalistas de la Bienal Promérica están entre mis amigos de Facebook, por ejemplo), no se abrió al diálogo. Habrá que esperar.
Un medio que nace la actitud crítica no debería dormirse en ella y convertirse por el contrario en la abulia.
P.d.
El mundo del arte es un mundo político. Lo que se encuentra en Guatemala se encuentra en El Salvador. Las relaciones son muchas veces hegemónicas, verticales o endogámicas. Quien decida entrar debe estar consciente de que no va a vivir en las nubes de la inspiración, ni siquiera en el estilo de aquellas nubes de Aristófanes.
Desde hace un tiempo, estoy haciendo un mapa de redes del arte en El Salvador, titulado "La gran historia de amor del arte salvadoreño", donde trazo las rutas amorosas de los personajes que forjaron el arte en el siglo XX en nuestro país. No se imaginan con lo que me he encontrado; emparejarse también es político.
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