« I’m not Stupid. El grito de nuestros jóvenes. | Inicio
Ha pasado mucho tiempo desde mi último post. Un nuevo trabajo ha absorbido mi tiempo libre de forma vertiginosa, pero hoy, después de pasar unos cuantos días encerrada, corrigiendo 182 exámenes, leyendo varios trabajos finales de máster, revisando la edición de un libro y dos artículos, me entró un tremendo remordimiento por no haber escrito algo en este espacio que tan generosamente me ha brindado El Faro. Lo cierto es que en estos momentos es poco lo que realmente puedo contar, y tampoco quiero referirme al estado nefasto en que se encuentra nuestro país, ni a las terribles noticias que brotan por el mundo, aspectos preocupantes que converso a diario con mi familia, amigos y colegas; pero considero que hay personas que saben escribir sobre eso mejor que yo. Así las cosas, decidí que esta vez voy a ofrecer una especie de potpourri sobre varias experiencias cinematográficas y musicales que en los últimos meses le han dado color a mis horas fuera de la universidad y la biblioteca. No hay esnobismo en esto, se los aseguro; lo escribo porque quiero compartir con ustedes estos pequeños momentos de ocio. Es posible que ya conozcan estas películas y esta música, pero quizá, al igual que a mí, les hagan olvidar (pero como forma de resistir), por un momento, el ruido y el olor a podrido que reina allá afuera (aunque, al final, las películas y la música hablen de eso que allá fuera nos muerde a todos).
1. Una noticia ya vieja pero… Desde hace algunos años, en casa somos seguidores entusiastas de Ashgar Farhadi, el director de cine iraní que recientemente ganó el Oscar al mejor filme de habla no inglesa por El viajante (2016). Farhadi ya había ganado antes la misma estatuilla por Nadir y Simin, una separación (2011), pero confieso que son, precisamente, otras películas suyas – en mi opinión, la menos fluida es El viajante– las que más me han cautivado: Bailando en el polvo (2003), About Elly (2009) y El pasado (2013). Farhadi ha dirigido un total de siete películas y ha sido el guionista de once. ¿Por qué me gusta tanto? Porque es un maestro a la hora de edificar tensiones que lentamente se van apoderando de la narrativa, dejando siempre un espacio ambiguo, un enigma, algo que no se dice en voz alta aunque lo permea todo, y que refleja la tirantez social, patriarcal y de clase de la cultura iraní; pero sobre todo, pone en cuestión la política sexual (y el machismo) del Irán contemporáneo. En esto último difiere de sus antecesores coterráneos, como Kiarostami o Makhmalbaf. Farhadi es sutil y al mismo tiempo arrollador e inquietante. Mi favorita: About Elly.
2. Paterson. Así se llama un pueblo de Nueva Jersey. También se titula así el famoso poema épico de William Carlos Williams: cinco volúmenes publicados entre 1946 y 1958. Y así ha llamado Jim Jarmusch a su última película presentada en Alemania en 2016, la cual versa sobre la historia de un conductor de autobús que vive en Paterson y que, además, también se llama Paterson. El juego del nombre tiene un propósito. El conductor del autobús escribe poesía pero todavía no se llama a sí mismo poeta, es decir, aún no es un poeta público. ¿Dejará de ser un embrión de poeta? ¿Mostrará su poesía al mundo? No importa, en realidad, porque sus días, aparentemente iguales y monótonos, traslucen una sencilla profundidad, anónima, quizá insignificante, pero por eso, precisamente, resulta grandiosa, luminosa. Paterson es el americano medio, de la clase trabajadora, observador, empático, pero también vuelto hacia adentro, íntimo. Paterson personaje, Paterson pueblo, Paterson imaginado por William Carlos Williams. Y sazonado por el estilo de Jarmusch. Todo se conjuga para regalarnos a los espectadores cadencia, alimento.
3. Italia. Hace unos días estuve en un concierto-homenaje dedicado al cantautor de Livorno (Italia), Piero Ciampi (1934-1980). Talentoso, bohemio, irreverente, polémico, melancólico, Piero Ciampi no ha recibido la atención que merece. Por lo tanto, dicho concierto, realizado en Barcelona en el Centre Artesà Tradicionarius (CAT), es el principio de un merecido reconocimiento. Yo les dejo “Ha tutte le carte in regola (per essere un artista)” (si se escucha con atención, es posible descifrar el italiano), pero sobre todo les invito a investigar sobre este poeta de la canción, rabiosamente autobiográfico, incluso cuando ironiza sobre su fragilidad de hombre incomprendido y se desdobla en un personaje hiperbólico y hasta chulesco, como en “Te haré ver quién soy yo”, traducción libre de “Te lo faccio vedere io chi sono”. Piero Ciampi no deja indiferente a nadie:
Por otro lado, siempre he sentido una atracción especial por Pier Paolo Pasolini. Ayer, finalmente, vimos Pasolini (2014), el filme de Abel Ferrara. La película dramatiza las últimas 24 horas del poeta, novelista y cineasta italiano (o, simplemente escritor), asesinado el 2 de noviembre de 1975: su cuerpo fue encontrado en la playa de Ostia, en las afueras de Roma, salvajemente golpeado, además de atropellado por su propio vehículo, sin que hasta ahora se sepa con certeza si fue una conspiración. Lo que sí sabemos es que Pasolini escandalizó a muchos debido a sus ideas transgresoras, en lo político y en lo cultural. Además, recordemos que los setenta fueron años turbulentos en Italia, por ejemplo, el secuestro y asesinato de Aldo Moro por las Brigadas Rojas en 1978. Willem Dafoe hace el papel de Pasolini con asombrosa impasividad, tal y como su personaje, quien no se dejaba perturbar cuando los periodistas le sometían a difíciles entrevistas. Aunque hay algo que falta en el filme –quizá aquella atractiva incorrección, tan habitual en el cine Ferrara–, este viene a ser una especie de caleidoscopio donde coexisten las ideas del creador de Calderón, su cotidianeidad, sus amigos, su madre, al lado de dramatizaciones ficcionales de proyectos que nunca realizó o que realizó a medias. Merece la pena complementar este filme con un libro publicado por la magnífica editorial errata naturae: Nueva York (2011). El libro contiene una larga entrevista a Pasolini, grabada en casete durante una de sus vistas a la Gran Manzana, la cual se mantuvo perdida durante casi cuarenta años en los sótanos del Instituto Italiano de Cultura de Nueva York. En dicha entrevista se muestra como el gran crítico de la cultura que fue: riguroso, pero también irónico y ligero.
4. Única La sorpresa la dejo para el final, para saborearla mejor. Única es un documental en preparación sobre las mujeres en el teatro salvadoreño y está siendo realizado por Hugo Mata Parducci, salvadoreño residente en Madrid. Ya antes el trabajo de Hugo había llamado la atención de festivales gracias su original cortometraje Rotación 206, en el que funde la pasión por la danza de sus protagonistas con la protesta social. Ahora, en Única, Hugo nos acerca al teatro de El Salvador y, según su premisa, la vertiente más vanguardista del mismo está siendo impulsada por mujeres, como la actriz Alejandra Nolasco, la dramaturga Jorgelina Cerritos, la directora Egly Larraynaga o la técnica de luces Yamilet Domínguez. Un aplauso sonoro y alto para las mujeres del teatro salvadoreño. Aquí les dejo el videoclip. Mientras tanto, quedamos pendientes del documental: tiene buena pinta.
You can follow this conversation by subscribing to the comment feed for this post.
Los comentarios de esta entrada están cerrados.
Que bueno que has vuelto a escribir, Tania. Me gusta mucho leerte.
Publicado por: Alexia | 09/11/2017 en 11:38 a.m.