Aprendí el oficio del teatro y desde ahí defiendo la vida. Soy salvadoreña, tengo 33 años y encuentro una inmensa diversión jugando a que canto y cocino. Hace unos años comencé a dar clases de teatro a niños y escuchándolos descubrí que yo de esa vida que desde mi trinchera defendía quizás no sabía mucho. Y comencé a buscar.