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04/06/2017 17:16:03

Centroamérica sí cuenta

Participantes en CAC
Foto: Daniel Mordzinski


La lucha por ensanchar las libertades en nuestros países pasa también por la literatura. El festival "Centroamérica cuenta", que celebró su quinta edición entre el 22 y el 26 de mayo, en Managua, se inscribe en una sostenida tradición de los escritores e intelectuales del istmo que hemos venido construyendo redes independientes de colaboración e intercambio para encarar la realidad en la que nos ha tocado vivir.

A finales del siglo XIX, el nicaragüense Salvador Mendieta y el salvadoreño Alberto Masferrer concibieron la idea de crear una organización de amigos y compañeros movidos por la idea de crear, intensificar y extender el sentimiento centroamericano. La actividad de estos dos intelectuales en el Partido Unionista de Centroamérica (PUCA) es uno de los antecedentes de esa tendencia muy centroamericana, casi obsesiva, de colaborar y trabajar juntos, saltando las fronteras, con continuidades y discontinuidades, en los últimos 130 años, para concebir y construir sociedades más justas.

La Generación del 20, en Guatemala, de la que fue parte Miguel Ángel Asturias, estableció conexiones con escritores de Latinoamérica, como el colombiano Porfirio Barba Jacob, el mexicano José Vasconcelos y la chilena Gabriela Mistral. En las décadas de los años 20 y 30 nuestra región formó parte de un circuito internacional de una enorme vitalidad creativa. Escritores y periodistas que profesaban ideas muy diversas --teosóficas, liberales, socialistas y anarquistas, entre otras-- dieron su propia batalla a favor de una "regeneración social" más humana en nuestro países.

Al frente de la revista "Repertorio Americano", entre 1919 y 1958, el costarricense Joaquín García Monge colocó al istmo dentro de una comunidad internacional de signo democrático y antifascista, y promovió el acercamiento entre escritores de todo el continente, lo que le valió ser llamado "Coordinador de América" por Alfonso Reyes.

Aquellos clubes, asociaciones, periódicos, revistas, conferencias y libros no persiguieron únicamente el esparcimiento y el goce estético sino que también ayudaron a configurar nuevos espacios de opinión pública y construcción de sociedad civil para enfrentar a los poderes ominosos.

"Centroamérica cuenta" se inscribe en esa tradición. Desde su fundación, este evento ha convocado a unos 300 narradores de Centroamérica, América Latina, España, Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia y los Países Bajos, para reflexionar y dialogar desde la perspectiva de la cultura y la literatura sobre temas que atañen al campo específico de las letras, pero que también están encaminados a promover y fortalecer el ejercicio de las libertades políticas y civiles en una región marcada por migraciones, violencia, pobreza y exclusión.

Este pasado mes de mayo, narradores, cronistas, cineastas, académicos, críticos, traductores, ilustradores, libreros, editores y talleristas provenientes de unos 30 países, nos reunimos en Managua bajo el lema “Nosotros, los otros” para realizar intercambios y promover, como escribió Sergio Ramírez, un viaje para concertar y unir a las personas a través de la literatura.

El festival se desarrolló con una organización impecable a la sombra de las figuras de Albert Camus y André Malraux, quienes encarnan el espíritu de rebeldía y libertad creadora, y hacia quienes debemos volver la mirada más a menudo, sobre todo en esta Centroamérica tan herida donde sigue siendo necesario recordar la frase de Camus que dice que “la estupidez insiste siempre”. 

En estos cinco años de existencia del festival los escritores centroamericanos nos hemos venido desacostumbrando, poco a poco, a la rutina de proferir lamentos dando paso a la certeza de que por nuestra historia y por nuestra posición tenemos algo que decir para la comprensión del momento crucial que vive el mundo. 

Un encuentro de escritores no es solo un encuentro de escritores; es también un extraordinario pretexto para conversar, reflexionar, imaginar y construir puentes. Este evento que hubiera parecido imposible en una región tan empobrecida es posible por el prestigio y la interlocución de Sergio Ramírez, que concita apoyos de personas y entidades visionarias, sin recibir un centavo del Estado nicaragüense.

Managua se ha convertido en el epicentro de una actividad cultural que convoca lo mejor de nuestra región y de otras partes del mundo. Por la calidad de su programa y la impresionante respuesta del público nicaragüense, "Centroamérica cuenta" es el evento literario más importante de la región y uno de los más reconocidos de Latinoamérica.

 

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