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Señor
yo quiero un caballito de madera
y un tren de esos que pasan
solo por los pueblos
más pequeños
de los cuentos
Y una nube
que sea solo sea una nube
No un gato
ni estrella
ni monstruo algodonoso
Una nube
Señor
con forma de una nube
Y quiero
tu canción mas triste
La canción olvidada
sobre el llanto de dios
Esta es su "Oración del vagabundo del espacio", uno de sus poemas póstumos publicados en El libro de los malos tiempos, que concibió y escribió cuando estaba enfermo de muerte. Aquellos poemas inflamados de una desolada ternura fueron escuchados de su propia voz por sus amigos del bar Rayuela y la banda de “perros azules”. Ahora serán más conocidos y su leyenda se echará a correr.
Yo lo conocí apenas hace unos meses, en San José, a donde fui a recoger las migajas de pan que dejé regadas hace muchos años para poder hacer, algún día, el camino de regreso. Allí me lo encontré, como un ícono puesto a la luz de una veladora, con una cara de chavalo asustado e insolente. En 2009, el año en que se dejó morir de sida y entró por la puerta ancha de su infierno, tenía solo 33 años.
Clara Astiasarán dice que Felipe fue una persona capaz de la mayor dulzura y la mayor crueldad. Paola Valverde, asegura que fue un irreverente dotado de una deslumbrante inteligencia y sensibilidad. Adriano Corrales ha escrito, con admiración, que el tipo podía ser muy insoportable. “Lo vas a adorar”, me dijo Dennis Ávila, señalándome el delgado libro azul que yo traía entre manos: El libro de los malos tiempos.
Felipe fue un bicho raro. Un “bicho” en el doble sentido de niño y animalejo que le damos a esa expresión los salvadoreños. Un bicho fuera de lugar y fuera de lo común: un raro. Un bicho triste que en sus últimos días, encaminado a la muerte, con un parte médico entre manos, quería un caballito de madera y un trencito de provincia, y una nube con forma de nube donde el dios de los creyentes se echara a llorar.
Felipe Granados: El libro de los malos tiempos, Ediciones Perro Azul, San José, 2015
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Poema a EL SALVADOR
Cloaca inmunda donde los sapitos se esconden de cipotes con piedras .
Donde aquel dundo destripaba a los candiles en los muro.
El otro sopenco con su hondilla mataba a gorriones y otros pajaritos tropicales .
Pais de sicopatas y de putas maricones y curas pedofilos.Pastores cristianos depredadores .Pueblo adorador de idolos falsos .
Borrachos de alcohol medicinal
Politicos ladones arrogantes y traidores a su clase ,sexo ,religion y todo lo que puedan venderse .Su madre aun incluida.
Mediocres poetas ,peor aun noveleros y sobre todo ningun buen atleta .No mencionare musicos ?
Ese que los llamaba mis hermanos .Los hijos de la gran puta .Bien hubiera sido suficiente
Publicado por: Farinelli | 12/13/2015 en 02:37 p.m.