Seré impopular entre los que pregonan que el modelo de partidos políticos está agotado y enarbolan candidaturas no partidarias.
Seré franco: no me gustan los no partidarios. No me dan confianza, no me parecen solución a casi nada. La solución es más compleja y no depende de una sola persona o las banderas individuales de personas. Más que una Asamblea de diputados no partidarios, urge fortalecer el modelo de partidos o el nacimiento de un verdadero proyecto político serio compuesto por un colectivo de gente.
Nayib Bukele en el FMLN provocó ese espejismo. Pero parece tener un proyecto personal, no colectivo. Juan Valiente y Johnny Wright, dentro de Arena, han probado que ese partido se resiste a renovarse. En una democracia interna, en la que los partidos no están controlados por camarillas de dinosaurios, Bukele hubiera podido usar mecanismos institucionales para provocar un serio debate interno en el FMLN y plantear un verdadero cambio generacional.
En Arena, los Juanes, como fueron bautizados Valiente y Wright, perdieron la batalla por la matonería de una dirigencia que demostró tener miedo de dos diputados con discursos que ya han sido superados en los partidos de derecha de otras partes del mundo.
Los tres disidentes representan vocerías muy distintas y distantes de los dirigentes de ambos partidos políticos que hicieron la guerra y la paz. El relevo generacional no solo es de edad, es de pensamiento.
Aunque en esto sí influye uno de los puntos medulares de una democracia: sentirse representado. ¿Qué tan representados se sienten los más de 2.8 millones de electores que tienen 40 años o menos? Es más del la mitad del padrón. Creo que las vocerías de Bukele, Wright y Valiente representan más esa mitad del padrón que no se ve representada en una asamblea legislativa gobernada por Baby Boomers, aquellos más cercanos a los 60 años que nacieron tras la segunda guerra mundial.
¿Puede un diputado no partidario cambiar algo? Los antipartidos sirven y son útiles para denunciar los abusos de los partidos. Pero, ¿un diputado independiente puede influir significativamente con políticas públicas que consigan correlaciones de dos instituciones con estructuras en todo el país? ¿Puede incidir una persona en la correlación de una corrompida Asamblea Legislativa? No.
Muchas de las personas que quieren una curul, si ganan, podrán probar algo: que son más decentes que el resto. Pero diputados decentes ya ha habido desde la firma de la paz. No han hecho casi nada, salvo brillar con luz propia por su decencia. Han sido contados y excepcionales, ese es el problema.
Aclaro que yo me sumo al movimiento de gente que cree que los dos partidos políticos más importantes -Arena y FMLN- nos han llevado al país que tenemos: una tierra de gente que tiene miedo de morir todos los días del año; de gente que muere o quiere huir; gente que huye. Un país de gente que no cree en nada, de gente que no tiene hospitales ni policías que brinden seguridad ni escuelas decentes. No hay un futuro decente a la vista.
Pero… hay un ‘pero’ bien grande. También creo que la solución no está afuera del modelo de partidos políticos. Desconfío de los proyectos personales y de los que pregonan una bandera de independientes y no partidarios. Los votantes no debemos depender de las ideas que inundan las cabezas de una sola persona. Para los lectores suspicaces: Nayib Bukele encaja más entre estos últimos.
El Salvador necesita de proyectos políticos y ofertas escritas con letra grande y clara.Es una lástima que ninguno de los dos partidos lo esté ofreciendo en este momento. Ofrecen humo perfumado de lírica de Arjona o Coelho.
Arena y el FMLN tienen las estructuras necesarias para funcionar como partidos saludables, con democracia interna. El problema no es de banderas ni de proyectos, el problema es de personas. La camarilla de dinosaurios que se resisten al retiro y se han aferrado a sus cargos -en el Gobierno, en la Asamblea, en los municipios y en ambos partidos- son el problema. Pero es un problema de corto plazo. El tiempo nunca falla.
Este post es de creencias y optimismo. Gobernará algún día la generación que ya se acerca a los 40 años, o incluso los más jóvenes, y tendrán la madurez que no han tenido los héroes de la guerra fría - entre los que quizá se esconde algún criminal de lesa humanidad.-
No estoy hablando de un futuro cercano. Antes deben jubilarse los dinosaurios, deben morir los partidos de la guerra fría -o renovarse- o nacer partidos con proyectos de colectivos representativos. Quizá falta más de una década. Quizá falta que toquemos fondo como país.
Pero sí creo los de 40 o menos, cuando les toque el turno, se pondrán de acuerdo en lo más básico: un plan de nación que no es de otro planeta: no robar, no violar los derechos humanos, no abusar del poder ni de los escasos fondos que recoge en impuestos este mini Estado. Ser decentes.
Nayib Bukele, como muchos de sus amigos de infancia, cabía en la Arena que gobernó el país por 20 años y que ganó el voto de esa generación de jóvenes que rebalsaron la zona rosa en la postguerra: aquellos que no salieron de la burbuja y empezaron a votar a finales de los 90, aquellos graduados de los elitistas colegios bilingües. Pero se metió al FMLN porque su padre era amigo de Schafik Hándal, único comandante de la exguerrilla que murió antes de que el resto de la histórica comandancia apostara sus principios en varias partidas de póquer. Hay otra forma de decirlo: murió antes de la mutación que sufre un partido al llegar al poder, antes de 2009.
En 1999, Nayib Bukele le prestó un millón de colones al FMLN que potenciaba la figura de Héctor Silva en las elecciones de 2000, las primeras con sabor a victoria. Ese millón de colones de aquella época se los había prestado su padre y sirvieron para financiar una agencia de publicidad que trabajó por años con el partido de izquierdas.
Este contexto es necesario para entender el partido al que le apostó el político más popular del país en 2017, esto último suena a lisonja, pero es la verdad y todas las encuestas lo dicen. La idea del FMLN de antes y después de la muerte de Schafik Hándal es importante para entender en qué se ha transformado y por qué cupo en ese partido Nayib Bukele.
Conocí a Hándal en los últimos cinco años de su vida. Su necedad y densidad intelectual lo hubieran hecho rechazar cualquier ascenso de Bukele. Pensaba que el partido no tenía que servir de escalera para proyectos personales. Cuando hablo de necedad y densidad intelectual hablo de cualidades que hacen falta en estos tiempos en los que la clase política salvadoreña pesca votos con huecas frases bíblicas.
Para aquellos lectores que crean que este texto va de defender a Bukele, les adelantó lo siguiente: Yo creo, deberé sustentarlo en otro artículo, que el político más popular de El Salvador dejó buenas obras en Nuevo Cuscaltán y -sí logra terminar su proyecto de recuperación del centro histórico- terminaría su carrera política con una gran herencia para los capitalinos.
Después de este matiz, viene lo que considero el talón de aquiles, la razón por la que por hoy no votaría por Nayib Bukele como presidente. Sobra decir que juntar el nombre de Nayib y la bandera del FMLN ya es una quimera. Lo que muchos saben y han destacado en contra de Bukele también lo suscribo: tiene un proyecto personal y no es colectivo, tiene una personalidad explosiva que lo hace tomar decisiones erráticas (la palabra es a propósito) y considero que la musculatura que tiene como el rey de las redes sociales la ha usado como matón. Creo que su (in) tolerancia a la crítica -principalmente a la crítica de la prensa- es un déficit. Bukele no ha dado muestras, en este sentido, de tener el talante democrático que tanto urge en estos tiempos en que está de moda la prepotencia y el ataque al mensajero.
¿Por qué no cabe en el FMLN? El FMLN de Schafik Hándal no es el mismo que ganó la presidencia del país. El FMLN que ganó la presidencia llegó al poder con un candidato que usó el partido como escalera, tal como lo previó Hándal en una entrevista realizada meses antes de su muerte. El programa electoral de Mauricio Funes era muy parecido al programa de Arena. La diferencia más drástica entre ambas opciones es que Funes prometió esperanza, esa misma que mató a patadas un año después de ganar.
¿Pero por qué digo que Nayib Bukele cabe en cualquier partido de este espectro político? Porque desde 2009, la distancia del ideario programático del FMLN y de Arena es mínima. La distancia es en símbolos y barras, tal cual equipos de fútbol que no tienen ningún problema en comprarse jugadores entre sí.
Sí, es una idea temeraria, pero hay formas de probarlo. Basta leer algunas promesa del programa de gobierno del FMLN de 2004, cuando Hándal fue el candidato. Prometía que renegociaría la deuda pública externa, para plazos más largos; buscaría intereses inferiores y posibles condonaciones; suprimiría el IVA a la Canasta Básica y medicinas; establecería un IVA mayor a las mercancías y servicios suntuarios y un combate severo y sin tregua a la corrupción.
La promesa fundamental de 2004 era concertar una reforma fiscal con una premisa básica de fondo: que paguen más lo que ganan más y que paguen menos los de menos ingresos. Las promesas eran aterrizadas y entendibles, no un discurso vacío de autoayuda y superación con el que quieren pescar votos TODOS los políticos de hoy.
Yo creo que la mayoría de comandantes perdió sus principios en diferentes partidas de póquer. La idea de la partida de póquer es prestada de una frase del mítico reportero de guerra Jon Lee Anderson. Las partidas de póquer que ha perdido “el colectivo” de gente que manda en el gobierno y en el partido de gobierno son varias: el FMLN de hoy oculta sus formas de financiamiento, lucha por medidas que facilitan las corrupción -votó por ablandar la ley de extinción de dominio; promueve candidatos a puestos de segundo grado vinculados a partidos similares al PCN de Arena -corruptos-; empuja por retrocesos en la ley de acceso a la información y ha llegado a negociar con las pandillas para beneficiarse con votos. El FMLN de estos tiempos uso paraísos fiscales para evitar el pago de impuestos; existen investigaciones de enriquecimiento ilícito de algunos de sus funcionarios y los blinda en lugar de investigarlos.
Nayib Bukele es tan popular porque ha sabido posicionar mensajes que lo distancian del partido descrito en el párrafo anterior. Consiguió surfear una ola imposible de surfear. Es un milenial millonario que conquistó el voto con un discurso antipartidos desde uno de los dos partidos que criticó.
¿Pero, el alcalde estrella del FMLN está por renunciar a su partido o será expulsado? Son dos opciones probables, probable significa que es verosímil o que se funda en razón prudente. Posible es que puede ser o suceder. En este caso hay una razón prudente para decir que el alcalde de San Salvador y FMLN han abierto desde hace rato un círculo de venganzas que crece y crece. Será expulsado tras una serie de ataques de baja intensidad que ya inició su jefe municipal.
Diré lo obvio. Tenemos diputados que se aferran a lo que ya creen un derecho adquirido por el que no deben rendir cuentas: camionetas de 50 mil dólares; smartphones con saldos ilimitados; dos bonos anuales ( 700 dólares a medio año y un salario completo al final); viáticos millonarios; billetes de avión (que cuestan más medio millón al año) y otros privilegios -por ejemplo guardaespaldas que en la práctica son usados como servidumbre para asuntos particulares- que este país no puede ni debería costear.
Este miércoles 6 de julio, los diputados directivos de la Asamblea aprobaron la adjudicación de un contrato por 4.5 millones de dólares por la prestación del servicio de seguro médico privado que cubrirá al menos mil empleados legislativos, en este están incluidos los diputados, que por tradición han tenido un seguro privado de lujo que en el mercado cuesta al menos 10 mil dólares, es de amplia cobertura y no hay que pagar ni un porcentaje de deducible. Yo fui testigo de cómo una diputada pagó una cuenta de un poco más de 100 dólares por una operación que rondaba los 10 mil dólares.
Si cualquiera de nosotros quisiera tener uno de esos seguros tendríamos que pagar al mes casi 900 dólares mensuales, más tres salarios mínimos. Casi los mismos 3 salarios mínimos en vales de gasolina que reciben algunos diputados.
Le pregunté ayer a una fuente de confianza el nombre de la empresa ganadora de la compra directa y tartamudeó. No quiso decirme. También le pregunté al diputado Rodolfo Parker si sabía el nombre de la empresa y me dijo que no: “He preguntado a la junta directiva y ponen cara de no sé”, cuenta el diputado. El contrato es por 4.5 millones de dólares, por ley debería ser público.
Una decisión más. Los que deciden lo que ocurre en la junta directiva tienen años de estar decidiendo, al menos tres legislaturas… 9 años. Casi un década. Ser de la junta directiva es tener más derechos adquiridos que los demás. En Arena, por ejemplo, se rotan en la silla.
Es una idea gastada. Unos la atribuyen a Winston Churchill, al que citan como autor de “cada pueblo tiene los gobernantes que merece”. Otros creen que el autor es el principal opositor de las ideas de la ilustración y la revolución francesa, el conde de Maistre, célebre por haber escrito que "cada nación tiene el gobierno que se merece".
Una tercera versión de la misma idea aparece en el viejo libro de Eclesiastés, que dice que “como el gobernante de un pueblo, así son sus ministros, y como el jefe de la ciudad, así son sus habitantes”. El Salvador, durante mucho tiempo, ha tenido a los diputados, alcaldes y presidentes que merece.
El problema, digo yo, es que en todos los niveles estamos igual. En El Salvador tenemos los periodistas, los deportistas, los abogados, los ingenieros y los jueces que nos merecemos. Nos movemos por interés, por clientelismo, por esa corrupta necesidad de beneficiarnos de algo por creer que lo merecemos. Por creer que lo merecemos por el simple hecho de que un familiar mío o cercano mío llegó a una puesto de poder. Por creer que es un derecho.
La evolución de nuestros partidos políticos, tristemente, augura que, por poner un ejemplo, Guillermo Gallegos quizá sea nuestro más serio aspirante a la presidencia del país. No es que él ganará en las próximas presidenciales, pero tiene el partido político que está más cerca de ganar los votos de los cansados de Arena y del FMLN. Gana es el partido que crece.
Por eso mismo la idea de que Guillermo Gallegos es nuestro presidente de la Asamblea Legislativa no es ilógica. Es uno de los hombres más influyentes de la política nacional. Ha conseguido, por ejemplo, los votos del bloque de derecha -Arena, PCN y PDC- para aprobar, con agilidad inusual, un pronunciamiento de apoyo a los militares requeridos por España para enfrentar un juicio por la masacre de 6 sacerdotes jesuitas y dos de sus colaboradoras.
Guillermo Gallegos es el hombre fuerte de Gana, el partido bisagra indispensable para votos de mayoría simple. Logró meter como presidente de la Corte de Cuentas a su propuesta, Johel Valiente, luego destituido por la Sala de lo Constitucional. El partido en el que Gallegos es uno de sus principales dirigentes, también logró que la hermana de su amigo Herbert Saca (Violeta Saca) asumiera como presidenta de la administradora de un discreto pero estratégico consorcio de empresas del Estado, Corsain.
Guillermo Gallegos, el presidente de la Asamblea, tiene 17 años de ser diputado y ha recibido, aparte de su salario, 400 mil dólares relacionados con su cargo. En el 2018 volverá a ganar una silla, la tiene casi asegurada. Está en la lista de espera de Corte Plena que debe decidir sobre una investigación de enriquecimiento ilícito de Probidad.
Otros veteranos de la política que están en la Junta Directiva son Donato Vaquerano, que también tiene 17 años en el cargo, un diputado reconocido por su cercanía al expresidente Saca. Ha sido jefe de fracción de Arena y asegura que sus diputados renunciarán al seguro privado contratado en la oscuridad.
Otro es Rodrigo Ávila que desde 1994 es funcionario, primero como director de la PNC (1994-1999), diputado en el 2000 y en 2003, como viceministro de seguridad en 2004, y luego fue director de la Policía. Ahora ha vuelto a ser diputado.
Francisco Merino, que empezó como diputado en el 2000, justo antes de ser destituido como presidente de la Corte de Cuentas.
Reynaldo Cardoza, un diputado que hizo campaña viajando en helicópteros con su nombre, con fondos no determinados, y realizó 50 viajes cuyo financiamiento no está claro. Compró una propiedad por menos de 50 mil dólares que en el mercado vale más de 300 mil.
Rigoberto Soto, que entre el 2009 y 2015 triplicó su patrimonio familiar: pasó de medio millón de dólares a casi millón y medio. En 2009 ganó su primera silla como diputado propietario.
Lorena Peña, Guillermo Mata, Santiago Flores, Jackeline Rivera, diputados del FMLN, dieron sus votos para comprar el oneroso seguro y luego han mantenido en secreto a la compañía ganadora. Cumplirán 9 años en el cargo.
La única diputada en la Junta Directiva con una sola legislatura se llama Silvia Ostorga, célebre por estar siendo investigada por Probidad luego de reportar ingresos anuales por más de tres millones de dólares al año y justificarlos en un negocio de productos varios llamado “Tienda Estrellita”. Ella pasó el filtro del Coena, un Coena integrado por el diputado más viajero de la bancada de Arena, el jefe, y por otro diputado investigado por Probidad.
La postura oficial de Arena es que se abstuvieron de votar por este contrato. Sin embargo, el diputado Rodolfo Parker cree que Arena también está en el pacto de silencio.
¿Por qué los elegimos y reelegimos? Respondo lo obvio. Representan lo que somos en el día a día. Representan el país que tenemos.
Han pasado más de 22 años desde que Horacio Castellanos Moya escribió una columna en la sección editorial de Primera Plana, proyecto pionero del periodismo independiente tras la firma de la paz. Castellanos Moya, básicamente, sugiere que el expresidente Alfredo Cristani usó la partida secreta para comprar la paz. En otras palabras: sobornó a los militares extremistas que no querían aceptar el fin de la guerra civil.
En aquel momento, Primera Plana publicó un texto muy corto sobre una denuncia que rechazó la Fiscalía en 1994. Dice la noticia: "Según la Fiscalía Cristiani no ha cometido delito. La Fiscalía General de la República rechazó una denuncia interpuesta por Kirio Waldo Salgado, contra el exmandatario Alfredo Cristiani por malversación de fondos de la "partida secreta" durante su gestión presidencial. La Fiscalía resolvió que no existe delito alguno, ya que no se puede investigar esa partida secreta, porque está protegida por la Ley General del Presupuesto del Ministerio de la Presidencia. Salgado externó su insatisfacción por la resolución judicial."
El 21 de octubre de 1994, Horacio Castellanos Moya publicó su columna que transcribo a continuación:
La partida secreta
La denuncia contra el expresidente Alfredo Cristiani, en el sentido de que habría utilizado indebida y excesivamente los fondos de su partida secreta durante los últimos cinco meses de su gestión, debería generar una seria investigación. Erogar 9.5 millones de colones (un poco más de 1 millón de dólares) en un sólo día, y con destino dudoso, constituiría un hecho ofensivo para una nación paupérrima como la nuestra y demeritaría grandemente la imagen dejada por Cristiani luego de cinco años de gobierno. Por eso, el mismo exmandatario debe responder por esta situación con prontitud, sin dejar lugar a dudas al respecto.
Una cuestión clave en este asunto, más allá de la veracidad de los hechos denunciados, es la referente a la impunidad. Ningún ciudadano, mucho menos el Presidente de la República, puede estar por encima de las leyes; y ningún funcionario público, mucho menos el Presidente de la República, puede usufructuar antojadizamente los fondos del Estado. La gestión de Cristiani, en el marco de las negociaciones de paz que pusieron fin a la guerra civil, se caracterizó por atacar el régimen de impunidad imperante en el país, especialmente en lo referido a la violación de los derechos humanos. Ahora, en esta nueva etapa, cuando los casos de corrupción y tráfico de influencias ocupan la atención de la opinión pública, resulta imperativo que el exmandatario ofrezca una muestra más de su compromiso con la erradicación de esa tara que corroe la vitalidad de una nación.
Un segundo aspecto tiene que ver con la credibilidad en las instituciones del Estado. Alfredo Cristiani finalizó su período con una imagen nada despreciable. La transición a la democracia requiere que la ciudadanía perciba con respeto a sus dirigentes y que tenga confianza en la institucionalidad del Estado, sobre todo en la Presidencia de la República. La imagen de un mandatario «manos largas» corresponde a las peores constantes de nuestra historia, incompatible con un régimen democrático. Por eso las autoridades competentes y el propio Cristiani no deberían «apostar a la costumbre del olvido», sino que hacer frente de inmediato a las denuncias.
La sospecha de que los fondos de la partida secreta del exmandatario pudieran haber servido para «comprar» la paz -en el sentido de «convencer» a los más radicales protagonistas de la guerra de aceptar los Acuerdos de Chapultepec podría permear a la opinión pública si los involucrados no se preocupan por aclarar el caso. Ciertamente la partida secreta del Presidente de la República es eso: una partida secreta por la que no se deben rendir cuentas. Pero también se trata de fondos públicos, pagados por los contribuyentes. Y un abuso de semejante magnitud resultaría muy difícil de justificar. El expresidente Cristiani tiene una vez más la palabra.
21 de octubre de 1994, Primera Plana
Horacio Castellanos Moya, Director de Primera Plana
"No es necesario hacer el bien. Sólo se trata de no hacer el mal."
Isaac Asimov
1 de junio 2017. Comienza una ronda de negociaciones entre los principales dirigentes de Arena, una decena de grandes empresarios -solo uno de la beligerante Anep- y la media docena de dirigentes que mandan en el FMLN, incluido el mismo presidente del país. Quieren resolver una de todas las crisis: el segundo default del año.
Es la primera vez en mucho tiempo que no hacen ruido. No hay fotos ni convocatorias de prensa. Es incierto saber quién convocó a quién y qué ocurrió para lograr tal capacidad de convocatoria. No hay estridencias, algo ocurrió en la cabeza de los que han mandado, gobernado y decidido el torcido camino por el que va El Salvador.
Al siguiente día, Arena monta una conferencia de prensa para rendir cuentas de las prácticas corruptas que convirtieron en norma mientras gobernó. El presidente de Arena está al frente de una mesa acompañado de los expresidentes Alfredo Cristiani y Armando Calderón Sol. También está toda la bancada.
Los mensajes de la conferencia son trascendentales:
Usamos nuestra influencia con los banqueros locales para recibir dinero de los contribuyentes de Taiwán y con ese dinero financiamos nuestra campaña electoral de 2004. Pedimos perdón y estamos dispuestos a abrir nuestros archivos y a colaborar con las autoridades para esclarecer lo ocurrido.
También usamos partidas secretas que heredamos de los gobiernos militares. Gastamos millones de dólares en sobornos, sobresueldos, publicidad y beneficiamos a organizaciones privadas afines. Pedimos perdón, estamos dispuestos a revelar toda la información disponible de cómo usamos la partida secreta.
Durante años presentamos presupuestos desfinanciados y utilizamos el compadrazgo al que llamamos gobernabilidad para conseguir los votos de los aliados de turno - PCN y disidentes del FMLN- para aprobar la inconsulta dolarización y las privatizaciones. Fin del comunicado.
Inicia un fin de semana inusitado.
Lunes 5 de junio. El partido de izquierdas responde. El FMLN monta un conferencia de respuesta a los mensajes del partido de derechas. Medardo González, José Luis Merino y el presidente Sánchez Cerén están al frente de una mesa que tiene de fondo a los principales funcionarios de gobierno y de la bancada.
El partido de gobierno manda 3 mensajes:
Heredamos casi todas las prácticas corruptas de nuestros predecesores y las abrazamos como propias. Pedimos perdón y como muestra hemos dispuesto renunciar a todos los privilegios de un cargo público: renunciamos al fuero, a los seguros privados, a los sobresueldos cobrados en efectivo, a los compadrazgos que disfrazamos de gobernabilidad con el partido Gana, a las plazas que repartimos por afinidad y no por capacidad. Nos equivocamos.
También hemos ordenado una revisión de las prácticas de nuestros cuerpos de seguridad, policía y ejército. Estamos conscientes de que producto de los Acuerdos de Paz se logró el nacimiento de un sistema de justicia distinto al de la guerra. Haremos una amplia auditoría con el fin de establecer cuántas masacres han sido disfrazadas de enfrentamientos entre los cuerpos de seguridad y los pandilleros. También pedimos perdón por los desaparecidos de está paz violenta, por los presos y detenidos injustamente.
Como una muestra de buena voluntad anunciamos el ajuste a nuestra brújula: el gobierno y el FMLN ya ha pedido al gobierno de Daniel Ortega que utilice los mecanismos necesarios para que el expresidente Mauricio Funes deje de arroparse en una figura -refugio político- que no merece y de la que ya no debería gozar. También le hemos enviado un mensaje al mismo expresidente Funes. Le hemos pedido que enfrente sin cobardía los yerros de su mandato.
Martes 6 de junio. Las conferencias de prensa siguen. Los principales empresarios del país -y algún representante de la Anep- montan su propia conferencia. La mesa la preside Ricardo Poma, Roberto Kriete, Ricardo Simán y Roberto Murray Meza. En el fondo acompañan más empresarios: Francisco de Sola, Francisco Calleja y Tomás Regalado.
Los mensajes son dos:
En vista de las muestras de altura política de Arena y FMLN, hemos decidido que nuestros consorcios paguen un salario mínimo de 400 dólares. También estamos en disposición de pagar más impuestos a partir del acuerdo político que se logre en la mesa que dirige el señor de Benito Andión, enviado especial de la ONU para facilitar el diálogo en El Salvador.
Conscientes de que debemos ser los principales contribuyentes del país, hemos tomado la decisión de reducir a niveles razonables el promedio de 1,700 millones de dólares* al año que salen de El Salvador hacia paraísos fiscales. También hemos decidido invertir en el país una parte sustancial de los 17 mil millones* que salieron entre 2004 y 2013.
El miércoles 8 de junio es histórico. Las dirigencias de los dos principales partidos políticos y los empresarios montan una conferencia de prensa en conjunto. El mensaje es leído en coro por todos los participantes. La foto es de casi 200 personas. Los que han decidido por el país en los últimos 40 años.
Piden perdón a la nación y dan muestras honestas de que tienen ganas de enmendar:
Queremos pedirle perdón a todos las personas que hemos gobernado o por las que hemos tomados decisiones que nos han llevado al país que tenemos. Principalmente nos sentimos avergonzados por las incontables víctimas de las guerra fría: los desaparecidos, los secuestrados, los asesinados y torturados por pensar diferente.
Estamos en disposición de pedir a la ONU el establecimiento de una Comisión que revise todos crímenes de guerra por los que no hemos rendido cuentas y en los que muchos de nosotros hemos participado o de los cuales tenemos información que no hemos compartido. Adelantamos que queremos y buscaremos la conmutación de una pena en prisión en la medida de que cada víctima sea resarcida. Esto significa la obligación de establecer la verdad de lo ocurrido en cada atrocidad y deducir una compensación digna para cada víctima. Fin del comunicado.
Llega la mitad de junio y nadie ha pronunciando la palabra campaña electoral.
Me despierto. En El Salvador la decencia sigue siendo ficción.
*Los datos de este párrafo parten información de la organización Global Financial Integrity.
“A veces las ideas son como esos zapatos viejos que nos resistimos a tirar porque resultan comodísimos”.
Juan José Millás
Un colega me dijo que me había convertido en proNayib. Le pregunté si había leído el texto por el que me hacía el comentario y me dijo que había leído una parte. Me resumió su crítica en una idea: Nayib aparece como víctima del FMLN. Le dije que, más allá de si el alcalde aparecía como víctima, el texto pretendía explicar el debate actual del partido de gobierno, por ejemplo, decir que en el FMLN el ideario de principios está en la cabezas de seis comandantes y que cualquier idea que no salga de esas cabezas es ajena a su proyecto.
También, le dije a mi colega, pretendía explicar una paradoja: el FMLN de ahora está aferrado al poder, pero no está dispuesto a compartirlo con alguien como Nayib Bukele, el más popular de los políticos actuales. Nos guste o no, todas las encuestas lo dicen. Explicar que un partido margine a su político mejor valorado por la opinión pública es noticia. Le dije que mi texto no trata de la personalidad del alcalde, no es un perfil. Es noticia si el entrenador del Madrid deja en la banca a Cristiano Ronaldo por diferencias ajenas al fútbol. Nos caiga bien o no, Cristiano Ronaldo es Cristiano Ronaldo. Aclaro que yo le voy al Atlético.
El punto de este post no es de cómo leyó la gente un texto sobre el alcalde de San Salvador. El punto de este post es sobre cómo discutimos. Sobre cómo polarizamos cualquier conversación y sobre cómo hablamos desde el prejuicio y no desde el razonamiento.
Y no estoy hablando del debate nacional, el debate nacional de la mayoría de gente es sobre la tortura de vivir en un barrio pandillero, de ser extorsionada, violada o asesinada… de sufrir abusos de la policía, del sistema de transporte, del país mismo.
Estoy hablando de las discusiones de mi burbuja, de los que opinamos del país desde la comodidad de las redes sociales o de un bar, de los constantes debates en blanco y negro. Opinamos sin leer, desde el prejuicio. El problema es que casi todos los debates cotidianos son así. El debate de nuestros políticos es igual. Debaten desde la lejanía de los problemas: nuestros políticos no usan el transporte público, no usan el sistema de salud público y no sufren la inseguridad.
El 15 de marzo asesinaron a 30 personas en El Salvador, 6 de los homicidios provocaron un lamentable debate de blancos y negros. El alcalde Bukele sugirió que hay motivación política detrás de los 6 muertos del centro histórico, sin pruebas ni argumentación sólida. La maquinaria de los cotidianos debates estériles se activó. Un mar de opiniones polarizadas a favor o en contra de una persona. ¿Y los muertos? ¿Y la explicación de por qué murieron?, ¿ y el contexto básico de conflicto entre vigilantes privados, pandillas y vendedores de los mercados?
Estos debates me llevaron a releer la novela El Asco, de Horacio Castellanos Moya.
El Asco tiene como personaje a Eduardo Vega, un salvadoreño que odia El Salvador. Lo odia en blanco y negro, sin un matiz de gris, el criterio de evaluación más básico y perverso, el de los buenos y los malos. Vega explica al clasemediero promedio salvadoreño, aquel que tiene la capacidad de polarizar casi toda conversación -hasta las más cotidianas-: es mejor el BarÇa o es mejor el Madrid, es mejor ser del Frente que ser Tricolor y así…Lo que decimos en cada debate es “Soy mejor que vos, aunque no me asista la razón”.
Vega, como muchos salvadoreños, huyó del país y vive en Canadá. Como muchos salvadoreños, los criterios de evaluación y las referencias de lectura del país de Vega se parecen a las mías y a las de mis amigos, a los criterios de la gente de mi TL de Twitter o de mi muro de Facebook. Se parecen a mi burbuja.
Vega estudió en un colegio clasemediero salvadoreño. Marista, educado en los valores católicos, mojigatos y arribistas de mi generación. Vega es como varios de nosotros, los afortunados con acceso a comer a diario, los que tenemos un par de libros de Cortázar en la cabeza, los que criticamos cualquier cosa por internet sin la necesidad de mojarnos. Muchos lo hacen desde la comodidad del anonimato.
Según Vega, en este país los políticos apestan particularmente y cree que es por los cadáveres que cargan en su haber. “...quizá la sangre de esos cien mil cadáveres es la que los hace apestar de esa manera tan particular, quizás el sufrimiento de esos cien mil muertos les impregnó esa manera particular de apestar”, cree Vega.
Quiero seguir con Vega, el personaje, porque cree cosas que cree mucha gente de mi burbuja y cuando digo mucha gente hablo en realidad de una cantidad raquítica. Dice Vega que nunca ha visto políticos tan ignorantes, “tan salvajemente ignorantes, tan evidentemente analfabetos como los de este país”. También dice que cualquier persona mínimamente instruida sabe que los políticos de este país tienen especialmente atrofiada la capacidad de lectura y que se les nota a la hora de hablar.
Vega también dice más cosas, no entiende por qué los políticos salvadoreños se desviven por aparecer en la televisión. “Si encendés la televisión a la hora del desayuno en todos los canales aparece un estúpido haciéndole las mismas preguntas estúpidas a un político que únicamente responde estupideces”, dice Vega.
Aunque Vega ve al país en blanco y negro, su radicalidad explica un país. Vega dice que los políticos salvadoreños -de izquierda y de derecha- son igualmente vomitivos, igualmente corruptos, igualmente ladrones. Vega dice que se les nota en la cara la ansiedad por robar lo que puedan, que son unos sujetos realmente de cuidado. Vega cree que nuestra clase política está compuesta por unos pillos con saco y corbata que antes tuvieron su festín de sangre, su orgía de crímenes, y ahora se dedican al festín del saqueo, a la orgía del robo. En esto, Vega, y su ferocidad, tiene razón. Nuestras élites son asquerosas.
Vega y todos los salvadoreños somos víctimas de una historia que no hemos elegido. Estamos atrapados en ideas seguras y por eso las defendemos a muerte, nuestros políticos son el ejemplo. Roque Dalton, poeta nacional asesinado por guerrilleros que hoy son políticos de esos que odia Vega, decía que “la política se hace jugándose la vida o no se habla de ella”. En El Salvador, siempre nos estamos jugando la vida.
Por eso nuestros políticos han hecho trincheras de sus partidos. Sus militancias viven de migajas de ideas que hacen 30 años eran progresistas. Hoy son pancartas y coros vacíos que exaltan el rojo o el tricolor.
Estamos presos. Los salvadoreños de clase media estamos presos en una burbuja, somos unos afortunados atrapados en un país de ricos avaros, políticos miserables y millones de marginados.
Elena Salamanca, una amiga, cree que la clase media de esta generación no tiene la posibilidad de movilidad social como la tuvieron las generaciones anteriores. “El problema de la percepción de la clase media es también cultural, un problema que se finca en la negación del otro como igual”, ha escrito Elena.
Vivimos en un país en el que más de 1 millón de personas tiene acceso a internet y en el que más de la mitad de la población tiene menos de 30 años. Un país de gente joven gobernada por gente que lee el país como si aún viviéramos en la Guerra fría. ¿Será por eso que seguimos leyendo el país en blanco y negro?
El Salvador sufrió más de medio siglo de dictaduras militares, y el último de los dictadores que gobernó el país murió el lunes 27 de febrero. El viernes fue enterrado con honores en una esquina del cementerio de Los Ilustres, en la última de las tumbas. Carlos Humberto Romero Mena llegó a la Presidencia de la República en 1977, tras ganar unas elecciones en las que el voto no fue libre, en las que el conteo no fue transparente, y que tuvieron como colofón la masacre del 28 de febrero en la plaza Libertad.
Fue electo presidente en la oscura década que parió la guerra: la de los fraudes electorales, la represión y la exclusión política de muchas de las organizaciones que después se convirtieron en guerrilla. El general Romero murió a los 92 años de edad, y la Asamblea Legislativa, el jueves 2 de marzo, decretó por unanimidad que merecía tres días de duelo. Un funeral con honores de héroe nacional: todas las banderas oficiales debían ondear a media asta; el ejército sacó algunas de sus avionetas para sobrevolar y saludar la memoria del general; el plana mayor del ejército le rindió tributo; y los cañones fueron disparados.
El general fue muy poderoso entre 1972 y 1979. En 1972 fue el ministro de Defensa y Seguridad del general Arturo Armando Molina, otro dictador. Cuando el general Romero tuvo poder –como ministro castrense o como presidente–, las Fuerzas Armadas que dirigía protagonizaron incontables violaciones a los derechos humanos que precedieron a la guerra civil de los ochenta.
En su gestión murieron o desaparecieron al menos cuatro sacerdotes católicos y numerosos dirigentes y militantes de las organizaciones obreras y campesinas.
Cuando ocupó el cargo de ministro de Defensa, el Ejército masacró al menos a cien estudiantes universitarios. La historia todavía recuerda a este general por la masacre del 30 de julio de 1975, en la que murieron y desaparecieron decenas de estudiantes de la Universidad de El Salvador.
El FMLN –partido en el que militan muchas de las personas que sufrieron el fuego de aquel Estado en el que era poderoso el general Romero– no recordó ninguno de estos hechos antes de votar por el duelo nacional.
El jueves, en la sesión plenaria de la Asamblea, todas las bancadas representadas en el pleno votaron por rendir tributos de héroe al general. Yo no tengo nada personal contra ese señor que murió a los 92 años y que jamás conocí. No tengo ningún desaparecido que reclamarle, pero sí conozco a gente que sí los tiene. Tengo que confesar que me indignó que nadie del plenario se haya mosqueado por la iniciativa.
Arena es un partido de derechas que nació de un fundador de historia militar. El PCN nació y creció al amparo de las dictaduras militares. Gana no nació en la guerra fría. El FMLN nació y creció a costa de la sangre y sufrimiento de mucha gente que luchó contra ese dictador... pero igualmente votaron.
La iniciativa surgió de la bancada del PCN y apoyada por todas las bancadas. Discretamente, sin debate. Esto es lo que no entendí: votaron 26 diputados del FMLN, entre los que estaba la jefe de bancada, Norma Guevara, y el jefe del partido, Medardo González, un reconocido dirigente estudiantil de la Universidad de El Salvador.
No hice la guerra, no soy militante del FMLN y no tengo que reclamar desaparecidos a este militar que es signo de la represión de los setenta. ¿Pero por qué votaron sin reclamar ni debatir? ¿Por qué rendir honores a un militar que los obligó a irse a las armas? ¿Por qué no existe un ley que nos obligue a no homenajear a los responsables de matar, violar y desaparecer a personas?
¿En qué pueden gastarse 250 millones de dólares de la partida secreta?
¿Por qué los bancos permitieron que funcionarios con salarios menores a los cinco mil dólares abrieran cuentas particulares que movieron millones de dólares?
¿Para qué sacar del sistema bancario 97 millones de dólares en efectivo -sí, billetes de 100 dólares en su mayoría-?
¿Por qué la Fiscalía no ha metido en la investigación a ningún directivo de ningún banco privado?
¿Por qué la Fiscalía no ha denunciado con todas sus letras la obstrucción a la información de los bancos que todavía se niegan a entregar datos de cinco cuentas bancarias por las que pasaron millones de dólares?
¿Por qué ningún banco emitió reportes de operaciones sospechosas?
¿Por qué nunca ningún auditor de la Corte de Cuentas dijo nada?
¿Por qué un Estado tan pequeño se da el lujo de que una persona -aunque sea el mismo presidente- tenga permiso y mecanismos instalados para usar 250 millones de dólares sin rendir cuentas?
¿Por qué el FMLN, que tanto denunció los abusos de poder el expresidente Saca, al convertirse en partido de gobierno no denunció nada, NADA?
¿Por qué ninguno de los ministros de Hacienda de los últimos 20 años ha denunciado ese mecanismo secreto de desviar fondos públicos?
Más que conclusiones, saltan preguntas tras conocer el requerimiento y los alegatos del caso presentado por la Fiscalía. Algunas respuestas serán públicas durante el juicio que todavía empieza.
Mi resumen
Mi resumen de esta primera parte es que la defensa lució mejor oratoria, pero la Fiscalía ordenó mejor su caso por escrito. Eso concluyo de la audiencia inicial contra el expresidente Antonio Saca, procesado junto a tres de sus funcionarios más cercanos: César Funes, Julio Rank y Élmer Charlaix. Para completar su círculo de poder faltó el exministro de Seguridad, René Figueroa y su primo, Herbert Saca, el importador de carros que nunca ocupó un cargo público y que ayudó a fundar Gana, el partido de exareneros saquistas que tiene la llave de los 43 votos en la Asamblea. .
La Fiscalía también incluyó como acusados a tres técnicos financieros que han manejado durante más de dos décadas las cuentas y chequeras secretas de Casa Presidencial. En principio, estos implicados, sirvieron de testigos, pero no aceptaron mantener esa etiqueta durante todo el proceso, por eso la fiscalía los metió en el mismo costal que los funcionarios del gabinete de Saca. .
La jueza, Nelly Pozas, seria en las formas, administró bien las casi 16 horas en las que, la fiscalía defendió su Caso “Destape de la Corrupción”. La Fiscalía pide a la jueza el embargo de 97 millones de dólares en bienes y fondos de los acusados. También pide la detención preventiva. La defensa, una decena de abogados para los 7 acusados, se resignó a argumentar las razones por las que no procede avalar las pretensiones de la Fiscalía. La defensa ya dio por sentado que el caso pasaría a Instrucción, etapa de recolección y análisis de pruebas.
En sus primeras declaraciones, al terminar la audiencia, el presidente Saca justificó que el dinero había sido usado para gastos de inteligencia. Sus abogados sostienen que el Organismo de Inteligencia del Estado (OIE) cuesta al Ejecutivo 800 mil dólares al mes…. Dinero que se gasta en efectivo y cuyas operaciones aún siguen siendo más secretas que los datos de la CIA, sí, la de los agentes secretos de Estados Unidos.. La aritmética más básica dice que los $800 mil de cada mes durante cinco años solo sirven para justificar 48 millones en cinco años.
Dos exdirectores del OIE me han confirmado que el estimado de gastos mensual es de 250 mil dólares, sí, dinero en efectivo que pueden cargar en una maleta.
La defensa de los técnicos financieros -los cerrajeros del sistema inventado por Arena y heredado al FMLN- no ha desmentido ninguna de las cifras de ni los mecanismos de desvío de fondos presentados por la Fiscalía. En resumen, defienden, los gastos reservados de la presidencia siempre han existido y no fueron declarados inconstitucionales hasta 2010.
Unos de los implicados me dijo una vez, después de tanto insistir en que me explicará como funcionaba la partida secreta, que mucho del dinero de la partida secreta era usado para pagar sobresueldos a miembros del gabinete. Eso es algo que también puede destapar el juicio. La persona que accedió a hablar lo hizo con la condición de apagar la grabadora y guardar el off the record. Esa declaración la use en un texto que se llaman “Los sobresueldos ocultos del gabinete”. En ella, varios funcionarios y exfuncionarios hablaron de cómo recibían un salario extra en un sobre de manila y en billetes de 100 dólares.
Tras 20 años en los que Arena institucionalizó las partidas secretas y gastos reservados, -un eufemismo para legalizar gastos sin rendir cuentas-, el FMLN mantuvo en sus funciones a los cerrajeros de esas cajas fuertes que en 5 años de gobierno repartieron discrecionalmente casi 250 millones de dólares a personas y empresas.
El mismo FMLN, justo en 2004, año en que inició sus funciones el presidente Saca, metió a la Sala de lo Constitucional una demanda para declarar ilegal el uso discrecional de fondos de la presidencia -la famosa partida secreta-. El mismo Salvador Sánchez Cerén estaba en esa demanda que la Corte Suprema de Justicia de 2004 rechazó. Una Corte, vale la pena mencionarlo, que estuvo presidida por Agustín García Calderón, amigo y promotor de la candidatura presidencial de Saca en 2014, un exmagistrado que está en la lista de exfuncionarios a los que la Sección de Probidad está auditando su incremento patrimonial.
Después de siete gobiernos que ha tenido la paz salvadoreña, sabemos más o menos de cuánto puede ser la partida secreta y tenemos algún acercamiento a cómo funciona. Un dinero que pasó por diferentes cuentas personales. Un dinero que provenía de un par de cuentas madres de la presidencia. La ley que regula la finanzas del Estado -ley de administración Financiera- dice que eso es prohibido hacerlo. El juicio apenas empieza.
¿Cuál es la distancia entre los diputados y sus votantes?
La mayoría de diputados de la Asamblea Legislativa no entiende la indignación que nace de los que protestamos por la forma en que gastan, usan -o abusan- de los recursos públicos. Algunos creen -no sé si de verdad se lo creen frente al espejo- que las noticias sobre despilfarro que aparecen cada día en la prensa nacional es para despertar morbo, otros creen que es ataque político y más de alguno justifica que dichos gastos son normales y justificables por la importancia del cargo que ostentan.
Viven en un país diferente al de sus votantes, creo yo. Son distancias injustificables, que cómo mínimo indignan o dan cólera si se miden con la de un votante promedio, como Víctor, un operario de maquila. Su sueldo es de $196.84, y cada catorcena, menos descuentos de ley, recibe 89 dólares líquidos. Esto -solo- le alcanza para cinco libras de frijoles y cinco de arroz, y nada más. Cada catorcena le toca prestar dinero para los pasajes. Sus hijas y su hijo apenas sobreviven y Víctor, avergonzado, considera lejana la posibilidad de incluir en sus gastos corrientes la compra de toallas sanitarias o ropa...
Este votante está muy lejos de la realidad que ve y respira cada día un diputado directivo de la Asamblea. Los 14 directivos tienen derecho al uso casi irrestricto de un todoterreno Toyota Land Cruiser Prado que costó en su momento casi 60 mil dólares. También tienen derecho al uso de un pick up doble cabina -Mitsubishi o Toyota- cuyo valor mínimo de mercado es de 15 mil dólares.
Este tipo de diputados, según su rango, tienen ingresos de más de 4 mil dólares al mes. Si son secretarios de junta directiva reciben un salario de 4 mil 854.30 dólares; si son directivos vicepresidentes reciben 5 mil 225.15 dólares y el directivo presidente recibe 5 mil 781.72. Según la ley de salarios, estos fondos son en concepto de sueldo y gastos de representación que alcanzan los 914 dólares mensuales para transporte y comunicación.
Aunque la ley de salarios establece gastos de representación para transporte y comunicación, los diputados directivos reciben como beneficio extra dos teléfonos celulares, uno con plan ilimitado -cuyo costo de mercado ronda los 100 dólares- y otro con un plan cuyo costo es de 80 dólares.
Un directivo también tiene “derecho” a un seguro médico que cubre el 100 por ciento de los gastos cuyo precio de mercado es de 3 mil dólares al año. Un pago por mensualidades de este seguro sería de 250 dólares mensuales, más que un salario mínimo de un operario de maquila como Víctor. Es necesario aclarar que este precio corresponde a una cotización de un seguro de lujo yo hice al azar hace algunos meses. "Es más", me dice un diputado directivo, que dice que su "Seguro Médico Hospitalario" le cuesta al Estado más de 6 mil dólares al año.
Al seguro médico hay que agregar un bono equivalente al salario de un mes -este lo reciben al final del año- y otro bono de 700 dólares que ingresa a sus cuentas a mediados de año.
Estos beneficios no incluyen el costo de los billetes de avión de cada viaje, los vales de gasolina, los fondos con los que la Asamblea paga el costo del servicio de telefonía y el servicio del seguro médico hospitalario. Tampoco está incluido el costo de mantenimiento de cada vehículo asignado.
Oficialmente, según datos de Serafín Orantes, directivo encargado del Transporte de la Asamblea, un diputado de la junta recibe 67 galones de gasolina al mes, esto en el mercado cuesta casi 200 dólares. Según un directivo, la cifra real es otra, asegura que él recibe 180 galones mensuales, 90 para cada 4x4. En la conferencia de prensa que dio este día, Orantes se atrevió a decir que "la última semana del mes siempre le toca al diputado poner de su bolsa".
Y si es un directivo influyente, como el caso del diputado Guillermo Gallegos quien, dicho sea de paso, será el próximo presidente de la Asamblea Legislativa a partir de noviembre de este año, los ingresos extras pueden aumentar. Cuando fue elegido como secretario, en 2009, este diputado registró ingresos extras de 72 mil dólares anuales en concepto de "Sobresueldos, vacaciones, aguinaldos, indemnizaciones, pensiones, etc."
En 2012-2015, ya convertido en vicepresidente, Gallegos recibió 81 mil dólares anuales extras durante el trienio. Dinero que ha recibido legalmente y que aparece justificado en sus ingresos de las declaraciones de la Sección de Probidad.
En 2015, para aterrizar en una cifra, un diputado directivo influyente como Guillermo Gallegos recibió del Estado 115 mil 878 dólares con 25 centavos, estos repartidos entre 12, representan ingresos de más de 9 mil 6 dólares mensuales.
¿Es justa la distancia entre los votantes y sus diputados en un país que está al borde de no llegar a fin de mes con sus gastos, tal como Víctor y la mayoría de salvadoreños?
El motivo de este post es muy sencillo. Mostrar dos formas de indignación. La de un diputado y la de un votante.
El político indignado se llama Norman Quijano y se queja de una sentencia de la Sala de lo Constitucional que suspende la posibilidad de que los diputados pongan a votar a su suplente en decisiones trascendentales. Quijano es un reconocido político salvadoreño que tiene años de ganarse la vida como funcionario de elección popular. Ha sido alcalde de San Salvador, por un poco más de 6 mil votos estuvo a punto de convertirse en presidente del país y en 2015 volvió -ya lo había sido durante casi una década- a ser diputado. Su queja dice así:
"Cosas que están prohibidas a los diputados propietarios a partir de la decisión de la Sala:
a) Prohibido atender emergencias familiares o asistir en caso haya necesidad de su presencia en casos como muerte o enfermedad grave de su cónyuge o parientes directos, en días de plenaria o de comisión.
b) Prohibido, en el caso de las mujeres, pedir permiso por maternidad y, en el caso de los hombres, por paternidad.
c) Prohibido enfermarse e incapacitarse.
d) Prohibido el permiso para tomar alimentos, en el marco de una extensa sesión plenaria.
e) Prohibido levantarse para ir al baño.
f) Prohibido viajar.
El diputado propietario se podrá ausentar de la plenaria; sin embargo, lo hace bajo riesgo de que se perderá su voto en la toma de decisiones trascendentales para El Salvador".
La otra indignación es de un votante. Su nombre es Luis Miguel Herrarte y le responde al diputado Norman Quijano en su página de Facebook de la siguiente manera:
"Dr. Norman Quijano yo en mi trabajo no tengo suplente y:
a) He pedido permiso para atender emergencias familiares, sin tener suplente.
b) No he tenido hijos pero, si los tengo, pediría mi permiso por paternidad, sin tener suplente.
c) Me he enfermado e incapacitado (asistiendo al ISSS como los mortales), sin tener suplente.
d) Tengo mi horario de almuerzo pero, si el trabajo lo requiere, llevo mi comida al escritorio o como más tarde, sin tener suplente
e) Pues, mis jefes entienden si debo ir al baño y voy, sin tener suplente.
f) Viajo en mis vacaciones, organizando bien mi trabajo o cuando es muy necesario por trabajo, con presupuesto limitado pero justo para un viaje de trabajo, sin tener suplente.
Créame, la vida laboral se puede realizar SIN NECESIDAD de tener suplente.
Creo que, luego de leer esto, me arrepiento de haberle dado mi voto para diputado.
Al menos, el pueblo salvadoreño, ya tenemos 84 bocas suplentes menos que alimentar".