En mi opinión si existe algún evento astronómico que pueda considerarse como la Estrella de Belén es la conjunción de Venus y Júpiter que ocurrió en la tarde del 17 de junio del año 2 a. C.
Ambos planetas se observaron tan cerca –en apariencia, desde la perspectiva terrestre- en la constelación de Leo, que a través de un telescopio hubieran estado dentro del mismo campo de un ocular de 12 mm, Júpiter y Venus llegaron a estar a una distancia aparente solo 31” de arco, eso ubicó a Venus en una posición dentro del área de las lunas de Júpiter.
En esa época no existían telescopios, por lo tanto los antiguos observadores no pudieron resolver la separación de ambos planetas en el cielo, así que simple vista se observó como un único y brillante lucero; eso sí, es seguro que los antiguos observadores sabían que se trataba de una conjunción entre Venus y Júpiter, pues ambos cuerpos celestes han sido observados desde la prehistoria por muchas sociedades, además es muy posible que vieran su acercamiento durante los días previos a la conjunción, así también su lenta separación en los días posteriores. Por cierto la conjunción pudo observarse en todo el planeta, aunque hasta el momento no hay registro histórico en otras culturas y tampoco las diversas interpretaciones que seguramente se hicieron en esa época.
Así como nosotros recordamos ciertos eventos naturales o sociales que nos han marcado, como “el año del terremoto” o “el tiempo de la guerra”, es posible que la conjunción sirviera para definir un momento en la historia. Cuando el cristianismo se extendió como religión en el antiguo imperio romano la conjunción fue recordada y fue incorporada como una señal dentro del mito del nacimiento de Jesús de Nazaret.
Recordemos que los relatos del nuevo testamento que cuentan sobre la vida de Jesús fueron escritos más de un siglo después de lo ocurrido, en ese intervalo todo se mantuvo en la tradición oral de los primeros cristianos, en el recuerdo se tomó mucha importancia definir un período de tiempo dentro de la historia política de la región –por eso se tomó cuidado en recordar a Herodes I el Grande y luego durante la pasión cristiana a Poncio Pilato, y posiblemente también el recuerdo de la conjunción planetaria pasó luego al recuerdo escrito dentro del evangelio de Mateo.
El evangelio cuenta que el misterioso astro sirvió de señal para que unos sabios -que la tradición recuerda como tres hombres- llegaran desde algún lugar del oriente a rendir honores al niño Jesús y que luego advirtieran sin querer al rey Herodes, lo que desembocó en la matanza de los niños de hasta 2 años de edad.
La estrella de Belén es parte importante del mito de nacimiento de Jesús, el personaje central de la religión Cristiana, quién considera a Jesús como el mesías prometido en el antiguo testamento y el Hijo de Dios, por ello no es extraño que su figura sea vinculada no solo a eventos milagrosos sino también a eventos astronómicos los cuales son interpretados como señales divinas.
Algunos consideran que la estrella de Belén pudo ser un cometa, otra conjunción planetaria, una supernova o un astro imaginado, yo soy de la opinión que pudo ser la conjunción planetaria del año 2 antes de Cristo.