El día de los dos amaneceres
Para la generación de centroamericanos que vivimos la última década del siglo XX siempre recordaremos el eclipse total de Sol del 11 de julio de 1991. Fue un evento de tal magnitud que a pesar de todos los años que han transcurrido es algo difícil de olvidar. Toda persona que ha experimentado este tipo de eclipses tiene la misma opinión, es una experiencia que va más allá del asombro, es un evento maravilloso, sorprendente e impactante, posiblemente es el evento astronómico más impresionante que el ser humano pueda vivir en la superficie de la Tierra.
II
En promedio ocurren dos eclipses solares por año, suceden cuando la Luna en su fase nueva oculta al Sol. Pero para que ocurran deben de cumplir con un requisito más, quizás el más importante, y es que la Tierra y la Luna tienen que estar alineadas con respecto al Sol. De nada sirve que la Luna se encuentre en su fase nueva si está en una posición más "arriba" o "abajo" de un punto que la haga coincidir con el Sol.
La Luna casi siempre se mantiene fuera de un punto de alineación de la Tierra con el Sol, esto hace que no ocurran eclipses todos los meses, a ese punto particular se le conoce con el nombre de nodo.
Que nuestro satélite llegue a un nodo no es una cuestión antojadiza, hay una mecánica celeste de por medio, un patrón descubierto por la continua observación del cielo desde hace muchos miles de años. Ese patrón, al cual hemos llamado ciclo Saros, ha catalogado a los eclipses en números los cuales vuelven a repetirse cada 18 años y 11 días, sucediendo casi de la misma forma que ocurrieron la última vez que fueron observados.
Aquí es importante la palabra “casi”, pues aunque el eclipse se repita de la misma forma, no será visible en la misma zona sino que se observará un poco más al norte o al sur, al este o al oeste. Depende del tipo de desplazamiento que tenga la Luna cuando alcanza al nodo, ese desfase hace que el eclipse que observamos los centroamericanos del 11 de julio de 1991, el Saros 136 (número 36), se repitiera el 22 de julio de 2009 (número 37) pero solo pudo verse en India, Nepal, China, Japón.
Por cierto, este mismo Saros 136 en su versión número 32, ocurrió el 29 de mayo de 1919 y que fue visible en Sur América, el atlántico sur y África, le sirvió a los científicos para confirmar la Teoría General de la Relatividad de Albert Einstein.
Si lográramos animar un saros en particular veríamos que la sombra de la Luna que cae sobre la Tierra se mueve de un lado a otro en una especie de bamboleo que ocurre una vez cada 18 años y 11 días. Hasta que eventualmente el ciclo desaparece en uno de los polos de la Tierra una vez se completen aproximadamente unos 42 eclipses de Sol y de Luna, todo en un período de unos 600 años.
No, Saros no es el único patrón, también existe el ciclo Inex y el Tritos, al parecer los antiguos indígenas mesoamericanos utilizaron una versión de lo que hoy conocemos como ciclo Tritos para calcular eclipses.
Toda esta mecánica celeste nos aparta un poco de la experiencia de un eclipse, pues aunque la astronomía describa como suceden e incluso pueda calcular con alta precisión, no es lo mismo calcular un eclipse que experimentarlo. Un eclipse total solar es un evento natural que no solo se observa en el cielo, sino que también se manifiesta en la naturaleza circundante, pues la luz del Sol y la temperatura descienden haciendo que algunos animales busquen refugio creyendo que la noche ha llegado.
El cielo se va tornando cada vez más oscuro, pero no llega a alcanzar un color negro como lo tiene la noche, sino que es un azul lo suficiente profundo para observar algunas estrellas y planetas. Mientras todo eso sucede todo el horizonte se tiñe de un celaje tal cual fuera un atardecer de 360 grados.
Cuando el eclipse solar alcanza la fase de totalidad todo se oscurece y lo único que ilumina a la Tierra es la luz fantasmal de la corona solar.
III
El 21 de agosto de 2017 fue un día que será recordado en los Estados Unidos. Por primera vez desde el 8 de junio de 1918, un eclipse total solar, el Saros 145 (número 22) atravesó todo el país y fue observado por millones de personas. Los medios de comunicación informaron sobre el evento, las redes sociales explotaron en comentarios, fotografías y videos sobre el evento astronómico. Ese día el eclipse total fue tendencia mundial en las redes sociales.
No recuerdo la fecha exacta cuando me enteré del Saros 145, es posible que fuera días después del eclipse total de 1991, cuando revisé algunas cartas en algún almanaque astronómico y supe de los lugares donde ocurrirían los eclipses que estaban por venir.
Para cuando llegó la segunda década del siglo 21 yo ya tenía la certeza que en los próximos años residiría en los Estados Unidos, entonces el eclipse ya parecía cercano, ya no eran décadas las que nos separaban del evento sino años.
El tiempo pasó hasta que por fin llegó el 20 de agosto de 2017 y me encontré tomando un vuelo desde el aeropuerto de La Guardia en New York hasta Atlanta, Georgia, para luego manejar un vehículo de alquiler en busca del mejor lugar para observar el eclipse.
Aunque la sombra de la Luna atravesaría a los Estados Unidos de costa a costa, el principal punto a tomar en cuenta a la hora de organizar una expedición astronómica es el clima atmosférico. Por muchos días estuve considerando la posibilidad de viajar a Nebraska o San Louis Missouri, pero los vuelos estaban sobrevendidos y los precios de los boletos eran astronómicos, además era posible encontrar cielos nublados. Por otro lado viajar a Atlanta me permitiría tomar una decisión de última hora sobre el mejor lugar para observarlo, pues decidiría el mejor lugar a partir de las condiciones del tiempo en una franja de casi 600 kilómetros, más o menos la distancia en línea recta entre Nashville Tennessee y la ciudad de Columbia en Carolina del Sur.
Al llegar a Atlanta el reporte del clima indicaba que la costa de Carolina del Sur estaría con alta probabilidad de lluvia, mientras que hacia el centro del país el cielo parecía muy prometedor. En Nashville y alrededores habían reportes de cielos azules, así que me alejé de la costa y manejé en busca del centro del país. Pasé la noche del 20 de agosto en la ciudad de Dalton, al noroeste de Georgia, ubicada a pocos kilómetros de la zona donde el eclipse sería visible en su totalidad.
Tenía cuatro opciones, Nashville, Portland, Athens y Sparta, todos ellos en Tennessee y terminé por decidirme por Sparta, puesto que estaría a menos de 5 kilómetros del centro de la sombra lunar, lo que se traduciría en más tiempo de eclipse total, unos 2 minutos 38 segundos.
Por otro lado, siendo Sparta un pequeño poblado, sería más fácil encontrar un lugar para observar y fotografiar el eclipse. Las grandes ciudades como Nashville también tienen el problema de la contaminación lumínica que afecta cuando la totalidad de un eclipse llega y las luminarias de la calle se encienden afectando la observación.
Llegué a Sparta a las 6 de la mañana del 21 de agosto, el cielo estaba totalmente despejado y el clima era perfecto, para entonces el pueblo estaba desierto. Comenzó a tener un poco de movimiento al borde de las 8 de la mañana. En ese momento ya había encontrado un lugar público donde instalé un pequeño telescopio refractor de 4" de apertura y una cámara DSLR.
A las 10 de la mañana el poblado había sido invadido por cientos de personas que buscaban el mejor lugar para instalarse. A media mañana la alcaldía y otras oficinas de Gobierno suspendieron la atención al público para que los empleados tuvieran la oportunidad de observaran el eclipse.
Un poco antes de las 12 del mediodía, las plazas, calles y parques estaban llenas de gente, así como la biblioteca pública donde se instaló un telescopio y donde regalaban a los vecinos y visitantes lentes polarizados para observar el evento. Otro punto muy concurrido fue en una loma cercana al centro del pueblo, donde se encuentra un antiguo cementerio de la época de la guerra civil y que pese a la polémica de las últimas semanas en Estados Unidos mantiene pequeñas banderas confederadas sobre algunas tumbas. Desde ese punto es posible apreciar todo el pueblo y gran parte del condado White.
El primer contacto fue a las 12:01:32 del mediodía, la Luna se asomó como un cuerpo oscuro en uno los bordes del Sol, dejando una pequeña mordida que minutos después se había crecido lo suficiente para observarse utilizando los anteojos polarizados.
En el transcurso de una hora la Luna se había sobrepuesto al Sol de tal forma que la luz del día se había opacado en gran medida. Bajo el follaje de los árboles comenzaron a formarse pequeñas medias lunas creadas por el efecto de la cámara oscura (imagen inferior) y también la temperatura comenzó a bajar, de un momento a otro los grillos comenzaron a cantar insinuando la llegada de la noche.
Unos minutos antes de la totalidad el cielo alcanzó un color azul oscuro, en ese momento la sombra de la Luna se aproximó a Sparta desde la costa oeste de Estados Unidos a una velocidad superior a los 2,300 km por hora. Venus comenzó a ser visible y la gente parecía cada vez más ansiosa y emocionada, pero también preocupada porque una larga nube, la única en el cielo, amenazaba con cubrir la visión del eclipse en su mejor momento.
Segundos antes de la llegada de la totalidad, la gente gritaba, chiflaba y aplaudía, la nube amenazante generó una prolongación como si realmente quisiera cubrir el espectáculo, pero de pronto se detuvo.
La multitud contuvo la respiración y hubo un rumor entre todos. Para entonces la visión solar en los telescopios mostraban al Sol cubierto casi en un 98%.
Entonces el Sol se apagó de golpe.
Eran las 13:30:04 y habíamos llegado a la totalidad.
De repente el cielo mostró a la Luna como un cuerpo negro que reemplazaba al Sol, pero se encontraba rodeada de una gloriosa corona solar la cual se observaba a simple vista. Se veían gigantescos chorros de plasma que se extendían afuera del borde de la Luna como si fueran plumas de un pájaro cósmico.
El gentío gritaba de emoción y hacían esfuerzos con sus celulares para capturar una imagen de lo que observaban.
Mi telescopio mostraba la imagen del eclipse, entre la emoción del momento pude disparar una serie de fotografías que ya tenía previamente programadas. La computadora fue obteniendo de la cámara del telescopio diferentes imágenes del eclipse, algunas con tiempo de exposición muy cortos, del orden de los 1/500 de segundos con la idea de capturar la imagen de la cromósfera solar y de las explosiones que se observaban sobre el limbo de la Luna.
Pero también se obtuvieron otras con 6 segundos de exposición, con la finalidad de obtener la mayor cantidad de información digital de la corona solar y descubrir el complejo sistema de chorros de plasma que la componen.
Con esas fotografías el diseñador salvadoreño German Hernández logró construir una poderosa imagen que muestra la enmarañada naturaleza de la corona solar (foto inferior). La imagen también muestra que la superficie de la Luna es iluminada por un leve resplandor el cual es producido por la luz solar que se refleja nuestro planeta y que se conoce como luz cenicienta.
Dos minutos y 38 segundos después, la Luna comenzó a descubrir al Sol; de golpe, la falsa noche producida por el eclipse concluyó y una luz muy intensa volvió a iluminar a Sparta. Por una fracción de segundo se observó en el cielo lo que se conoce con el nombre del “anillo de diamante”, un efecto de luz y sombra que marca el tercer contacto de un eclipse total solar, el momento cuando la Luna inicia su abandono al disco solar (imagen inferior).
Eran las 13:32:43 y por segunda vez en ese día volvía a amanecer.
La gente aplaudió, se abrazó y vitoreó celebrando el final del eclipse.
La tarde se fue haciendo cada vez más luminosa porque la Luna fue descubriendo de nuevo al Sol. La gente, satisfecha de lo que había observado, comenzó a desmontar sus campamentos para salir del Sparta. A las 14:56:27 la Luna ya había salido completamente del disco solar y el eclipse había acabado.
Para que se repita el Saros 145 tendrá que pasar otros 18 años y 11 días, la nueva cita será el 2 de septiembre de 2035, pero ya no ocurrirá en Estados Unidos sino que se observará desde China, Corea del Norte y Japón.
IV
Reviso de nuevo el mapa de eclipses del futuro, tal como lo hice hace varias décadas y veo que ocurrirán otros eclipses que llegarán al continente americano. En 2019 y 2020 serán visibles dos Eclipses Totales de Sol (Saros 127 y Saros 142) en Chile y Argentina.
El 14 de Octubre de 2023 un eclipse solar (Saros 129) será visible en Estados Unidos, México, Belice, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia y Brasil, pero ese día la Luna se encontrará más lejos de la Tierra y no logrará cubrirlo del todo el disco solar, sino que dejará un borde brillante. No se podrá observar una corona solar; eso sí, se verá un anillo brillante en el cielo, por ello se le conoce a este tipo de eventos con el nombre de eclipses anulares.
Será hasta el 8 de abril del 2024 que otro eclipse total solar (Saros 139) cuando la sombra de la Luna se moverá desde México hasta el Estado de New York y llegará a Canadá, alcanzando a las ciudades de Montreal y Quebec.
El Eclipse del 11 de julio de 1991, el Saros 136, regresará hasta el 2027 y solo será visible en el norte de África y Medio Oriente. Pero volverá en su versión número 39 en otros 18 años y 11 días, eso será el 12 de agosto de 2045. En esa ocasión será visible en todo el continente americano, la umbra atravesará desde Oregón y cruzará el centro de Estados Unidos, saliendo por la península de Florida, atravesando el mar Caribe, tocando a su paso a Haití y República Dominicana, el oriente de Venezuela, las Guayanas y terminará al atardecer en la costa norte de Brasil.
Es probable que tendré vida para ver esa versión del Saros 136 pero dudo que pueda ver la siguiente en 2063, y me será imposible observar su versión número 42 calculada para el 14 de septiembre de 2099. Los eclipses no solo son los eventos naturales más hermosos que el ser humano pueda atestiguar, sino que también nos permiten sondear la inmensidad del tiempo y confirmar lo fugaz de nuestra existencia.
Los humanos apenas podemos rozar con nuestros dedos las arenas del océano cósmico y soñar con los eclipses que están por venir.