La física dice que es imposible viajar más rápido que la luz, aunque existen propuestas de vehículos espaciales ultrarrápidos, ninguno considera alcanzar la velocidad de la luz y mucho menos sobrepasarla. La velocidad de la luz es la gran barrera física, se necesitaría energía infinita para lograr que una nave espacial acelerara y llegara a la velocidad de la luz, ante tal imposibilidad el viaje espacial supralumínico es un sueño.
Solo nos queda soñar que viajamos entre las estrellas y visitamos planetas extrasolares, algunos de ellos desolados e inhóspitos, pero otros quizás llenos de vida o con civilizaciones exóticas, seres inteligentes con quienes podríamos comunicarnos y compartir nuestros puntos de vista sobre la vida y el universo.
De todos los productos culturales que se han desarrollado en la época contemporánea, ha sido Star Trek que ha logrado transmitir el sueño fantástico de exploración y viajes por el espacio exterior mejor que ningún otro. La narrativa Trek inició su larga historia hace 50 años, creada por Eugene Roddenberry (1921-1991), producida por Desilu y emitida por NBC, presentó su primer capítulo “The man cage” un 8 de septiembre de 1966, capturando desde entonces la imaginación del público.
La serie de televisión original presenta las aventuras de exploradores del siglo 23 que viajan por la galaxia protagonizando curiosas e inteligentes historias, el equipo original que contaba con personajes ahora legendarios como el capitán James T. Kirk, el señor Spock, el doctor Leonard McCoy solo logró emitirse por tres temporadas, en una decisión ejecutiva que hasta ahora es polémica, la productora canceló Star Trek en su mejor momento.
Spock (Leonard Nimoy) y Uhura (Nichelle Nichols) en Star Trek serie original (1967-1969) imagen por trekmovie.com
Pocos años después, entre 1973 y 1974, se presentó una versión animada de la serie producida por Filmation, donde los protagonistas originales (excepto Walter Koening quien interpretaba a Pavel Chekov) hacían las voces de los personajes principales, la serie animada con algunas historias muy ingeniosas pero muy pobres en animación completan los cinco años de exploración galáctica, aunque hoy muchos de sus capítulos no se consideran dentro del canon narrativo de la serie.
En la década de 1970 el interés de los aficionados por Star Trek se había vuelto tan grande que cada año se realizaban numerosas convenciones en casi todos los Estados Unidos y Canadá, en las reuniones se invitaban a los protagonistas de la serie, se hablaba sobre la posibilidad de continuar con Star Trek mientras el Paramount Pictures (antes Desilu) hacía oídos sordos a la petición de los fanáticos. El interés fue tal que en 1976 NASA bautizó al primer prototipo del transbordador espacial con el nombre de Enterprise, en honor a la nave estelar más emblemática de la franquicia.
Fue hasta 1977 que la productora competencia de Paramount, la 20th Century Fox tuvo un gran éxito con la película Star Wars (Ahora Star Wars IV: New Hope) que los ejecutivos de Paramount consideraron a Star Trek como un proyecto potable, pero sobre todo lucrativo. A partir de ahí y se filmó Star Trek The Motion Pictures, dirigida por Robert Wise, usando a Isaac Asimov como consultor científico y con una magistral banda sonora compuesta por Jerry Goldsmith que le daría un nuevo aire a la serie.
Nave Enterprise internándose en el objeto V´Ger, Star Trek The Motion Pictures (1979) imagen por Paramount Pictures
Entre 1979 y 1991 se produjeron seis películas con los mismos actores pero sobre todo manteniendo una misma línea narrativa, probablemente las más exitosas fue la segunda (The Wrath of Khan, 1982) y la última de la serie (The Undiscovered Country, 1991) la que hoy nos recuerda el final de la Guerra Fría.
En 1987 Roddenberry llevó a la pantalla de televisión una nueva propuesta que llamó Star Trek: The Next Generation TNG, la serie situaba la acción en el siglo 24, cien años después de la serie original, con personajes ahora entrañables como el capitán Jean Luc Picard y el teniente Data. TNG dejó de transmitirse en 1994 reemplazada con cuatro películas donde se contrató al mismo elenco.
Una vez fallecido Roddenberry fue el productor Rick Berman quien retomó el programa contratando a guionistas que siguieran la visión del creador de la serie. Berman creó las series que continuaron: Deep Space Nine (1993-1999), Voyager (1995-2001) y Enterprise (2001-2005). Cada una con sus personajes, estilo y sus historias particulares; eso sí, todas poseen una coherencia que le dan cuerpo al universo trekerieano.
Lt. Cmdr. Data (Brent Spiner) en Star Trek The Next Generation. Imagen por Paramount Pictures.
La franquicia ha tenido sus aciertos y sus errores, la última serie Enterprise fue cancelada en 2005 bajo el argumento que la audiencia era muy pobre, aunque en lo personal me gusta mucho, con el tiempo se le ha visto mayor aprecio a sus personajes y tramas (la última película Star Trek Beyond 2016 tiene varias referencias a Enterprise). Los estudios dejaron de lado a Berman, consideraron contratar a alguien nuevo para reiniciar la franquicia, y la decisión cayó en el director J.J. Abrams quien públicamente dijo que nunca tuvo especial predilección por Star Trek.
Abrams utilizó el viaje en el tiempo y los universos paralelos para destornillar todo la narrativa que había creado The Next Generation y las siguientes series a cargo de Berman, tal afrenta no fue bien vista por muchos aficionados –me incluyo- por lo que denominaron a las nuevas películas como Universo Alternativo Abrams y muchos discuten si lo adhieren al canon de la serie, otros creen que las nuevas películas de Star Trek son versiones milenial para un público que más interés en la acción que en la historia y que no pertenecen a Star Trek, yo las he visto, las he disfrutado pero tengo claro que hay una diferencia cualitativa en la producción actual –sí, con mejores efectos y acción- con los trabajos anteriores.
CBS ha considerado lanzar en 2017 una nueva serie llamada Star Trek Discovery que supone otra precuela una década antes de la generación original, es posible que rescate los valores de Roddenberry y quede bien con la lealtad de sus aficionados.
El universo ficticio de Star Trek es muy complejo y enorme, una persona que desee ver todos los capítulos y películas le tomaría 22 días y 20 horas consecutivas, eso sin contar las novelas y los comics que han sido publicados desde finales de la década de 1960 y que aunque no se consideran dentro del canon narrativo son parte del producto Star Trek.
Nave espacial Voyager, serie Voyager (1995-1999) imagen por startrek.com
Mi gusto por Star Trek comenzó de niño, por el consejo de una tía muy querida quien me invitó a ver “Viaje a la Estrellas” en su emisión repetida a los lunes, miércoles y viernes a las 10 de la noche en canal 2. Quedé fascinado desde un principio, aunque ya en la década de 1980 los efectos especiales de la serie original ya se veían desfasados y hasta cómicos, el espíritu de explorar lo desconocido, la visión científica por el universo, aunado al carisma de los personajes fue lo que me enganchó.
A principios de la década de 1990 Canal 2 presentó en su horario estelar del domingo Star Trek: The Next Generation, programa que vi religiosamente hasta que fue suspendido de la programación a principios de 1994 reemplazándola por otra serie de poca monta. Canal 2 me dejó –y supongo que a muchos aficionados salvadoreños también- a la mitad de la serie, nunca se transmitieron las últimas tres temporadas, tuve que verlas al igual que las series subsecuentes de forma dispersa en televisión por cable, deuda que saldé hasta que llegaron los servicios streaming donde he logrado hilar de nuevo toda la narrativa.
Star Trek ha tenido una profunda influencia en cierto público que aprecia la exploración, la ciencia y la tecnología, es curioso como muchos exploradores y científicos se decantaron por la ciencia a partir del razonamiento fantasioso de un personaje con orejas puntiagudas, quizás la visión positiva y optimista del futuro es lo que llama la atención o que las respuestas a los problemas humanos pueden ser solucionados a partir de la valentía, la lógica, la ciencia y la tecnología, valores que asumo muchos científicos comparten, es posible que por eso mucha de nuestra tecnología actual parece adquirida de Star Trek, claro que todavía hacen falta naves teletransportación y holocubiertas.
Capitán Jonathan Archer (Scott Bakula) y T´Pol (Jolene Blalock), serie Star Trek Enterprise (2001-2005)
Pero también tiene una gran significación para muchas personas que toman muy en serio la franquicia, los que son verdaderos fanáticos, que observan y estudian a detalle las nimiedades y los recovecos de la narrativa, que visten y desfilan en uniforme de Star Fleet en lugares públicos, aquellos que su moral y su visión de la realidad es a partir de ese mundo de fantasía, unas de las aristas más complejas de esta producción cultural y que tiene un interés antropológico y psicológico extraordinario. Cervantes diría que son los Alonso Quijano de nuestro tiempo, los que se dejaron llevar, no por la literatura de caballería medieval sino por la ciencia ficción futurista.
Como la franquicia ha sido el esfuerzo colectivo de cientos de guionistas que durante 50 años fueron construyendo poco a poco lo que ahora es casi un metarrelato, es clara la perspectiva occidental en los argumentos. A veces recuerda la expansión europea de los siglos XV y XVI, solo que reemplaza los barcos y los nativos, por naves espaciales y extraterrestres. En otras ocasiones los villanos simbolizan la otredad contrapuesta a occidente, en cierto momento se vislumbra atisbos de la Guerra Fría con sus oponentes soviéticos (Klingons), algo que en la actualidad ha sido reemplazada por estados totalitarios que recuerdan a Corea del Norte (Kardasianos y Romulianos) o los actuales atentados terroristas (Bajoranos y Xinti-Reptilianos en la serie Enterprise)
Star Trek también ha logrado colocar a mujeres y afroamericanos en posiciones protagónicas, a finales de la década de 1960 el personaje Nyota Uhura (Nichelle Nichols) logró que una afroamericana apareciera de igual a igual con sus contrapartes blancos, asimismo la capitán Kathryn Janeway (Kate Mulgrew) se hace cargo de una nave espacial que tiene que regresar a la Tierra desde el otro lado de la Vía Láctea, la nave Voyager es obligada a sortear una serie de peligros que recuerdan el viaje de Odiseo cuando regresaba a Ítaca. Asimismo el personaje afroamericano Benjamin Sisko (Avery Brooks) tiene que lidiar con personajes shakesperianos dentro de una dinámica muy intensa en la Deep Space 9 ubicada frente a un agujero de gusano.
base espacial Deep Space 9 (1993-1999) imagen por The Light Works
A pesar que algunos protagonistas de la serie tienen origen latinoamericano (Zoe Saldana – Uhura en Star Trek 2009, Robert Beltran – Chakotay en Voyager, Ricardo Montalbán – Khan Noonien Singh en la serie original) y de pronto en algunos capítulos suenan nombres de origen latinoamericano estos no poseen una participación activa, exceptuando al personaje B'Elanna Torres (Roxann Dawson Caballero) en la serie Voyager que supone ser mitad humana mitad klingon, tampoco ningún personaje posee un acento en inglés marcado que recuerde a latinoamérica como sí lo posee el personaje ruso de Pavel Chenkov, ya que en los Estados Unidos la minoría con mayor crecimiento tiene su origen latinoamericano es posible que en las futuras versiones de la serie aparezcan algún actor procedente de centro o sur américa.
De izquierda a derecha Capt. Kirk 2009 (Chris Pine), Capt. Kirk (William Shatner), Capt. Jean-Luc Picard (Patrick Stewart), Capt. Benjamin Sisko (Avery Brooks), Capt. Kathryn Janeway (Kate Mulgrew) y Capt. Jonathan Archer (Scott Bakula), imagen por nerdvana.tv
Sin duda Star Trek es una ficción muy poderosa y coherente, con héroes que se mueven entre la valentía y la curiosidad como el capitán Jonathan Archer, el estoicismo del Picard, la lógica de Spock y la frialdad de Data o Seven of Nine. Pero sobre todo es un negocio, así sucede en este sistema económico donde los productos culturales son mercancía y donde hay un ávido grupo de fanáticos e interesados que compran objetos relacionados con la serie con la necesidad de pertenecer o comunicar su particular visión del mundo. No importa como lo explique el personaje Jean Luc Picard cuando dice que en el siglo 24 ya no es necesario el dinero (TNG: First Contact) en la vida real del siglo 21 sí que lo es y para ello la serie ha creado toda una economía paralela que facilita a los aficionados y fanáticos la posibilidad de tener objetos de colección en sus manos, solo los verdaderos "trekkies" sabemos el valor de tener un pin comunicador o un tricorder en nuestras manos, un objeto que hace soñar con estas grandes epopeyas espaciales.
Porque recordemos que solo es un sueño, la premisa principal de Star Trek donde una nave viaja más rápido que la luz sin el problema de la dilatación del tiempo y otras cuestiones es hasta el momento pura fantasía, es entretenimiento, es muy difícil que exista un Zefram Cochrane que desarrolle el impulso Warp, aunque por ahí hay algunos científicos que trabajar desde la teoría física para lograr algo parecido .
Eso sí, nada nos impide soñar, Johannes Kepler utilizó el recurso del sueño en su libro Somnium (1608) para viajar a la Luna por medio de un encantamiento mágico. Kepler no podía imaginar cohetes, cápsulas y trajes espaciales, así que la magia fue su solución particular, quizás eso mismo nos sucede, el viaje a traves del universo a bordo del Enterprise o Voyager es la respuesta particular de nuestro tiempo a ese desafío técnico, de ser posible es algo que está fuera de nuestra comprensión actual.
Mientras tanto, Engage!