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22/09/2016 16:30:47

Cambios

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Cuando llega el otoño la radiación solar se reduce haciendo que la clorofila de las hojas de los árboles se degrade dando paso a otros pigmentos que dan color amarillo (xantofila) y rojo (antocianinas). Imagen por Jorge Colorado.

Hoy (22 sept 16) es el equinoccio de otoño para el hemisferio norte y equinoccio de primavera para el hemisferio sur, una de las características de las zonas templadas del planeta es que los inviernos son bastante fríos mientras que los veranos son muy calientes, la otra característica es que poseen estaciones del año muy marcadas.

El equinoccio es un hecho astronómico que sucede por la inclinación del eje terrestre y la ubicación del planeta en su órbita alrededor del Sol, permitiendo que en este día en particular en todo el planeta el día tenga la misma duración que la noche, de ahí su nombre del latín, aequinoctium "noche igual".

A lo largo de la historia las sociedades han celebrado la llegada de las estaciones porque marcan una transformación de la naturaleza, un cambio que aunque no ocurra de inmediato, no se puede detener. Es posible que estos cambios hayan influido la construcción de nuestros mitos, quien sabe si la idea del destino tuvo que ver con el devenir de las estaciones, porque hagamos lo que hagamos la estación siempre terminará y llegará una nueva, como si tal cosa fuera prescrito.

También hay  sociedades que ven la existencia como un ciclo sin fin de vida-muerte-vida, es posible que las estaciones también hayan ayudado a la establecimiento de esa creencia. Ver que los árboles pierdan su verdor en otoño y luego verlos renovarse en primavera podría haber ayudado a creer que nuestra existencia humana es una metáfora de la naturaleza. 

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El año pasado emigré de El Salvador, cambiar de país es una cuestión compleja que va más allá de crear nuevas relaciones sociales y buscar un nuevo nicho económico. Migrar también es comprender la naturaleza del nuevo lugar donde nos hemos desplazado, es aprender a reconocer el canto y apariencia de otros pájaros, de percatarse que el terreno donde uno pisa es otro y que las estrellas –gracias a la latitud- se observan en otras posiciones.

Pero sobre todo es advertir que el clima es diferente.

Fuera del trópico las estaciones son muy marcadas, eso sí, se hacen gradualmente marcadas cuando nos alejamos de los trópicos Cáncer o de Capricornio hasta llegar los círculos polares (ártico o antártico). En el momento más caluroso del verano cuesta creer que en unos meses habrá tanto frío que cualquier persona podría morir congelada.

¿Cómo percatarse de ese cambio?

Una de las formas más sencillas y baratas es llevar un registro fotográfico de las estaciones; eso sí, hay que tener cierta disciplina y recordar que se debe tomar una foto del mismo lugar en una fecha y hora determinada.

Por eso me decidí desde el año pasado fotografiar la calle frente a mi apartamento, así registrar la estación del año, se que lo mejor es colocar una marca en el piso y ubicar un trípode con la cámara para captar el mismo ángulo, pero dado que se me hizo imposible en un inicio, traté de realizarlo lo mejor que pude, pero siempre respetando la hora.

Aquí están los resultados:

1Primaver
Primavera
2Verano
Verano
3Otono
Otoño
4Iniverno
Invierno

Las fotos muestran no solo las particularidades generales de cada estación, sino también la cantidad de luz solar que reciben las zonas templadas, durante el invierno los rayos solares son más inclinados, los días son más cortos y las noches son más largas.

Con el cambio de estaciones hay que pensar en el guardarropa, no por cuestión de moda sino por una necesidad climática. En el trópico una persona puede vivir todo el año con el mismo atuendo, pero en las zonas templadas es esencial pensar en una vestimenta para cada estación.

Es increíble observar como pasan las estaciones, si alguien es muy observador y amante de la naturaleza disfrutará cada momento del año, de las flores y los cielos azules, al calor sofocante y el profundo verdor de los árboles, así también al enrojecimiento de estos y a la llegada del implacable frío acompañado de una alfombra de nieve. Claro que mucha gente nativa considera que las estaciones son una obviedad, y hay una queja particular para cada una, que en primavera los ataca el polen, que en verano mucho calor y demasiados mosquitos, que en otoño muchas hojas, ni que decir del invierno; en invierno, hay que palear la nieve y desean lo antes posible que sea verano.  

Supongo que en mi caso adaptarme a un nuevo medio pasa por comprender lo que nos rodea y observar los cambios en el clima. Me doy cuenta que a veces llegan ventiscas del norte que me recuerdan a los nostálgicos vientos de octubre en El Salvador o percatarme que no existe en inglés una palabra para definir la hojarasca.

Hojarasca que pronto comenzará a acumularse en calles y aceras. 

Llegó el otoño.

 

 

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