Es importante aclarara que los eventos astronómicos –eclipses, conjunciones, ocultaciones, etc.- no tienen impacto en la vida humana, muchos de lo observable son juegos perspectivas, luces y sombras, no tiene nada que ver con la buena o mala fortuna. En el cielo no está escrito el destino humano, no existe tal cosa como "señales en el cielo desgracias en la Tierra", la posición de un planeta, el Sol o la Luna en una constelación en particular no tiene ninguna relación con el devenir o con la personalidad de las personas.
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A estas alturas creo que todos los salvadoreños sabemos que el puerto de Cutuco, ubicado en la ciudad de La Unión, es un fiasco.
Es una infraestructura inútil y costosa.
Para lograr construir la plancha de cemento más grande en las costas del océano Pacífico nuestro país paga un préstamo millonario a Japón. El Salvador destina 10 millones de dólares al año para pagar el empréstito el cual se amortizará hasta el año 2041. Tal pago no cuenta los gastos de mantenimiento y seguridad que necesita el puerto, CEPA contribuye con un buen porcentaje de su presupuesto que debería estar destinado para el aeropuerto o Acajutla para mantener a un inutil elefante blanco.
Los últimos tres gobiernos salvadoreños han intentado concesionar el puerto pero ninguna empresa internacional se anima a invertir en él, demasiado arriesgado, la economía del país es pequeña y la infraestructura (autopista, tren, aeropuerto) que debería conectar el puerto con el resto del país o con la región es prácticamente inexistente o ineficiente.
Cutuco es un fracaso.
El Salvador posee un recurso natural que pasa desapercibido, el país por encontrarse cerca del ecuador (13° latitud norte) cualquier cohete que sea lanzado desde su territorio necesitará menos energía para llegar al espacio y posicionarse en órbita que otro lanzado desde latitudes superiores o desde los polos.
¿Por qué sucede esto? tiene que ver con la rotación terrestre, la forma del planeta y la posición que se encuentra el país. A nivel ecuatorial un cohete gana cierta aceleración gracias a la velocidad de giro del planeta, esto no sucede si pretendemos lanzar cerca de los polos. Cuando la Tierra rota, el ecuador se mueve a unos 1670 km/h por hora, mientras que regiones cercas al polo alcanza velocidades muy inferiores, por ejemplo desde Reykjavík, Islandia solo se llega a 732 km/hr. En El Salvador la rotación terrestre nos hace gana a 1629 km/h, tenemos un ahorro de 938 km/h con respecto a Reykjavík. Incluso un cohete lanzado en El Salvador iría teóricamente 157 km/h más rápido que otro similar lanzado en las mismas condiciones desde Cabo Cañaveral.
Esta simple formula permite realizar el cálculo de velocidad de rotación según la latitud (α es la variable que representa la latitud del lugar que deseamos calcular).
Por estas diferencias de velocidad los europeos lanzan sus cohetes desde Guyana y los Estados Unidos desde Cabo Cañaveral, los rusos utilizan el cosmódromo de Baikonur (Un cohete desde El Salvador supera por 460Km/h) que si bien no está cerca del ecuador, lo construyeron en el punto más al sur que podían, es importante tomar en cuenta que cuando fue fundado –durante la guerra fría- su posición en medio del desierto de Kazajistán tuvo la ventajas de mantener a los espías a buena distancia.
Pero no nos alegremos, la ventaja de nuestra posición en el trópico solo representa un ahorro inferior al 1% de la velocidad que necesita un cohete para alcanzar la velocidad de escape terrestre (40.320 km/h) en comparación con otro cohete lanzado a una latitud más al norte. Pero si traducimos la cantidad de energía ahorrada a un costo monetario, ya son varios miles de dólares -millones dependiendo de la cantidad de cohetes- así que sale más económico lanzar un cohete desde El Salvador que lanzarlo desde cualquier latitud superior.
Desde 2014 varias compañías privadas han comenzado a lanzar al espacio satélites de comunicación, equipo para la estación espacial internacional, pero todo parece indicar que en pocos años la principal industria de vuelo espacial será el turismo.
Entre las principales compañías espaciales se encuentra Blue Origin fundada por Jeff Bezzos el CEO de Amazon, Virgin Galactic y Space X de Elon Musk quien fuera el fundador de PayPal y Tesla.
Al parecer la a más exitosa empresa en estos momentos es Space X, en los últimos meses han ganado más del 30% del mercado de la industria espacial. Uno de sus principales proyectos es el cohete Falcon que permite ser ser rehusado, para ello regresa aterrizando en forma vertical en plataformas marítimas.
Otra empresa, la Sea Launch también se especializa en lanzar cohetes al espacio, pero ellos utilizan plataformas acuáticas.
¿Y si El Salvador propusiera a una de estas empresas la concesión del puerto de Cutuco para ser utilizado como base para una lanzadera marítima en aguas salvadoreñas?
Si tal cosa sucediera, El Salvador se convertiría en un punto importante para la industria espacial, impulsaría las ingenierías en el país y traería desarrollo económico y tecnológico al país.
Sin embargo habría que considerar que El Salvador no posee un marco legal para tal cuestión, habría que legislar en materia espacial, considerar algo cosas tan básicas como reglamentar la mínima distancia de seguridad que un cohete necesita para ser lanzado en nuestras costas.
Dudo que nuestros diputados tengan destreza para tales cuestiones técnicas, pero podrían asesorarse de otras legislaciones. Sin embargo posiblemente el gobierno actual de El Salvador puede que no tenga un interés político en concesionar el puerto para la industria espacial.
Quizás seguiremos pagando 10 millones de dólares anuales hasta 2041.
En la galaxia lenticular barrada NGC 4993 ubicada en la constelación de Hidra, la cual es fácilmente visible con un telescopio de aficionados, dos estrellas de neutrones, de esas que son tan densas y masivas que una pequeña cucharadita de su material equivaldría a varios montes Everest juntos, se acercaron entre sí.
Ya venían acercándose desde hace varios millones de años, pero finalmente su proximidad fue tal que les fue difícil de detenerse y comenzaron a girar juntas en una especie de tiovivo cósmico de hasta 500 vueltas por segundo, entonces que el giro se convirtió en espiral y terminaron estrellándose una con la otra.
El choque fue tan intenso y tan monumental que su brillo empequeñeció a todas las demás estrellas de su galaxia y emitió un pulso de radiación en todas la longitudes de onda del espectro electromagnético. El evento sintetizó elementos atómicos pesados (oro, platino, uranio, etc.) enriqueciendo con ello la metalicidad del cosmos. Pero lo más interesante es que su choque y posterior colapso gravitatorio deformó la geometría del espacio-tiempo produciendo ondas gravitatorias que se esparcieron por el universo.
130 millones de años después la onda gravitatoria y la radiación llegó a nuestras proximidad galáctica, el 17 de agosto de 2017 a las 6:41 am (hora centroamericana) la deformación del espacio atravesó a nuestro planeta, para entonces la onda tenía una duración de 2 minutos y 6 segundos. Ese encoje y estira del cosmos fue detectado por dos interferómetros de ondas gravitacionales, uno de ellos ubicado en el Estado de Washington EEUU llamado LIGO (Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory) y otro bautizado con el nombre de Virgo ubicado en Pisa, Italia.
1.7 segundos después que la onda gravitatoria pasó por la Tierra, el Telescopio Espacial Fermi de rayos Gamma detectó una ráfaga corta de rayos gamma. La información de los tres instrumentos dieron pie para que en un arrebato de emoción los astrónomos buscaran una explosión residual visible en una zona del espacio, puesto que ya tenían ubicado la dirección de donde había provenido la radiación.
En menos de 12 horas los astrónomos observaron el estallido de uno de los brazos de la galaxia NGC 4994, habían encontrado la contraparte óptica de la onda gravitatoria y el pulso de rayos Gamma. Para ello utilizaron varios instrumentos incluyendo el Telescopio Espacial Hubble.
¿Qué pudo ser? Fue entonces que los cosmólogos razonaron que lo ocurrido fue producto del choque de dos estrellas de neutrones, la magnitud del evento y los datos arrojados por todos los instrumentos científicos coinciden en ese tipo de catástrofes estelares.
La detección de este evento astronómico es importante porque demuestra algunas cuestiones interesantes, la primera es que la deformación del espacio tiempo viaja por el universo a velocidad de la luz, que Albert Einstein –una vez más- tenía razón en cuanto a la deformación del espacio por cuerpos extra masivos. También le dio a los cosmólogos suficiente información para considerar que las teorías estelares que describen estos objetos es relativamente correcta.
Es decir que vamos por buen camino, el cosmos –al menos por ahora- es coherente con nuestra descripción teórica.
Pero quizás lo mejor es que demostró que la comunidad científica está lo suficiente bien conectada a nivel internacional de tal forma que la observación del universo se puede realizar de forma sistemática por equipos multidisciplinarios pese a la barrera de la nacionalidad y los idiomas. Nada de esto podría haberse hecho sin toda la tecnología y la hiperconectividad de nuestros tiempos modernos.
Para la generación de centroamericanos que vivimos la última década del siglo XX siempre recordaremos el eclipse total de Sol del 11 de julio de 1991. Fue un evento de tal magnitud que a pesar de todos los años que han transcurrido es algo difícil de olvidar. Toda persona que ha experimentado este tipo de eclipses tiene la misma opinión, es una experiencia que va más allá del asombro, es un evento maravilloso, sorprendente e impactante, posiblemente es el evento astronómico más impresionante que el ser humano pueda vivir en la superficie de la Tierra.
II
En promedio ocurren dos eclipses solares por año, suceden cuando la Luna en su fase nueva oculta al Sol. Pero para que ocurran deben de cumplir con un requisito más, quizás el más importante, y es que la Tierra y la Luna tienen que estar alineadas con respecto al Sol. De nada sirve que la Luna se encuentre en su fase nueva si está en una posición más "arriba" o "abajo" de un punto que la haga coincidir con el Sol.
La Luna casi siempre se mantiene fuera de un punto de alineación de la Tierra con el Sol, esto hace que no ocurran eclipses todos los meses, a ese punto particular se le conoce con el nombre de nodo.
Que nuestro satélite llegue a un nodo no es una cuestión antojadiza, hay una mecánica celeste de por medio, un patrón descubierto por la continua observación del cielo desde hace muchos miles de años. Ese patrón, al cual hemos llamado ciclo Saros, ha catalogado a los eclipses en números los cuales vuelven a repetirse cada 18 años y 11 días, sucediendo casi de la misma forma que ocurrieron la última vez que fueron observados.
Aquí es importante la palabra “casi”, pues aunque el eclipse se repita de la misma forma, no será visible en la misma zona sino que se observará un poco más al norte o al sur, al este o al oeste. Depende del tipo de desplazamiento que tenga la Luna cuando alcanza al nodo, ese desfase hace que el eclipse que observamos los centroamericanos del 11 de julio de 1991, el Saros 136 (número 36), se repitiera el 22 de julio de 2009 (número 37) pero solo pudo verse en India, Nepal, China, Japón.
Por cierto, este mismo Saros 136 en su versión número 32, ocurrió el 29 de mayo de 1919 y que fue visible en Sur América, el atlántico sur y África, le sirvió a los científicos para confirmar la Teoría General de la Relatividad de Albert Einstein.
Si lográramos animar un saros en particular veríamos que la sombra de la Luna que cae sobre la Tierra se mueve de un lado a otro en una especie de bamboleo que ocurre una vez cada 18 años y 11 días. Hasta que eventualmente el ciclo desaparece en uno de los polos de la Tierra una vez se completen aproximadamente unos 42 eclipses de Sol y de Luna, todo en un período de unos 600 años.
No, Saros no es el único patrón, también existe el ciclo Inex y el Tritos, al parecer los antiguos indígenas mesoamericanos utilizaron una versión de lo que hoy conocemos como ciclo Tritos para calcular eclipses.
Toda esta mecánica celeste nos aparta un poco de la experiencia de un eclipse, pues aunque la astronomía describa como suceden e incluso pueda calcular con alta precisión, no es lo mismo calcular un eclipse que experimentarlo. Un eclipse total solar es un evento natural que no solo se observa en el cielo, sino que también se manifiesta en la naturaleza circundante, pues la luz del Sol y la temperatura descienden haciendo que algunos animales busquen refugio creyendo que la noche ha llegado.
El cielo se va tornando cada vez más oscuro, pero no llega a alcanzar un color negro como lo tiene la noche, sino que es un azul lo suficiente profundo para observar algunas estrellas y planetas. Mientras todo eso sucede todo el horizonte se tiñe de un celaje tal cual fuera un atardecer de 360 grados.
Cuando el eclipse solar alcanza la fase de totalidad todo se oscurece y lo único que ilumina a la Tierra es la luz fantasmal de la corona solar.
III
El 21 de agosto de 2017 fue un día que será recordado en los Estados Unidos. Por primera vez desde el 8 de junio de 1918, un eclipse total solar, el Saros 145 (número 22) atravesó todo el país y fue observado por millones de personas. Los medios de comunicación informaron sobre el evento, las redes sociales explotaron en comentarios, fotografías y videos sobre el evento astronómico. Ese día el eclipse total fue tendencia mundial en las redes sociales.
No recuerdo la fecha exacta cuando me enteré del Saros 145, es posible que fuera días después del eclipse total de 1991, cuando revisé algunas cartas en algún almanaque astronómico y supe de los lugares donde ocurrirían los eclipses que estaban por venir.
Para cuando llegó la segunda década del siglo 21 yo ya tenía la certeza que en los próximos años residiría en los Estados Unidos, entonces el eclipse ya parecía cercano, ya no eran décadas las que nos separaban del evento sino años.
El tiempo pasó hasta que por fin llegó el 20 de agosto de 2017 y me encontré tomando un vuelo desde el aeropuerto de La Guardia en New York hasta Atlanta, Georgia, para luego manejar un vehículo de alquiler en busca del mejor lugar para observar el eclipse.
Aunque la sombra de la Luna atravesaría a los Estados Unidos de costa a costa, el principal punto a tomar en cuenta a la hora de organizar una expedición astronómica es el clima atmosférico. Por muchos días estuve considerando la posibilidad de viajar a Nebraska o San Louis Missouri, pero los vuelos estaban sobrevendidos y los precios de los boletos eran astronómicos, además era posible encontrar cielos nublados. Por otro lado viajar a Atlanta me permitiría tomar una decisión de última hora sobre el mejor lugar para observarlo, pues decidiría el mejor lugar a partir de las condiciones del tiempo en una franja de casi 600 kilómetros, más o menos la distancia en línea recta entre Nashville Tennessee y la ciudad de Columbia en Carolina del Sur.
Al llegar a Atlanta el reporte del clima indicaba que la costa de Carolina del Sur estaría con alta probabilidad de lluvia, mientras que hacia el centro del país el cielo parecía muy prometedor. En Nashville y alrededores habían reportes de cielos azules, así que me alejé de la costa y manejé en busca del centro del país. Pasé la noche del 20 de agosto en la ciudad de Dalton, al noroeste de Georgia, ubicada a pocos kilómetros de la zona donde el eclipse sería visible en su totalidad.
Tenía cuatro opciones, Nashville, Portland, Athens y Sparta, todos ellos en Tennessee y terminé por decidirme por Sparta, puesto que estaría a menos de 5 kilómetros del centro de la sombra lunar, lo que se traduciría en más tiempo de eclipse total, unos 2 minutos 38 segundos.
Por otro lado, siendo Sparta un pequeño poblado, sería más fácil encontrar un lugar para observar y fotografiar el eclipse. Las grandes ciudades como Nashville también tienen el problema de la contaminación lumínica que afecta cuando la totalidad de un eclipse llega y las luminarias de la calle se encienden afectando la observación.
Llegué a Sparta a las 6 de la mañana del 21 de agosto, el cielo estaba totalmente despejado y el clima era perfecto, para entonces el pueblo estaba desierto. Comenzó a tener un poco de movimiento al borde de las 8 de la mañana. En ese momento ya había encontrado un lugar público donde instalé un pequeño telescopio refractor de 4" de apertura y una cámara DSLR.
A las 10 de la mañana el poblado había sido invadido por cientos de personas que buscaban el mejor lugar para instalarse. A media mañana la alcaldía y otras oficinas de Gobierno suspendieron la atención al público para que los empleados tuvieran la oportunidad de observaran el eclipse.
Un poco antes de las 12 del mediodía, las plazas, calles y parques estaban llenas de gente, así como la biblioteca pública donde se instaló un telescopio y donde regalaban a los vecinos y visitantes lentes polarizados para observar el evento. Otro punto muy concurrido fue en una loma cercana al centro del pueblo, donde se encuentra un antiguo cementerio de la época de la guerra civil y que pese a la polémica de las últimas semanas en Estados Unidos mantiene pequeñas banderas confederadas sobre algunas tumbas. Desde ese punto es posible apreciar todo el pueblo y gran parte del condado White.
El primer contacto fue a las 12:01:32 del mediodía, la Luna se asomó como un cuerpo oscuro en uno los bordes del Sol, dejando una pequeña mordida que minutos después se había crecido lo suficiente para observarse utilizando los anteojos polarizados.
En el transcurso de una hora la Luna se había sobrepuesto al Sol de tal forma que la luz del día se había opacado en gran medida. Bajo el follaje de los árboles comenzaron a formarse pequeñas medias lunas creadas por el efecto de la cámara oscura (imagen inferior) y también la temperatura comenzó a bajar, de un momento a otro los grillos comenzaron a cantar insinuando la llegada de la noche.
Unos minutos antes de la totalidad el cielo alcanzó un color azul oscuro, en ese momento la sombra de la Luna se aproximó a Sparta desde la costa oeste de Estados Unidos a una velocidad superior a los 2,300 km por hora. Venus comenzó a ser visible y la gente parecía cada vez más ansiosa y emocionada, pero también preocupada porque una larga nube, la única en el cielo, amenazaba con cubrir la visión del eclipse en su mejor momento.
Segundos antes de la llegada de la totalidad, la gente gritaba, chiflaba y aplaudía, la nube amenazante generó una prolongación como si realmente quisiera cubrir el espectáculo, pero de pronto se detuvo.
La multitud contuvo la respiración y hubo un rumor entre todos. Para entonces la visión solar en los telescopios mostraban al Sol cubierto casi en un 98%.
Entonces el Sol se apagó de golpe.
Eran las 13:30:04 y habíamos llegado a la totalidad.
De repente el cielo mostró a la Luna como un cuerpo negro que reemplazaba al Sol, pero se encontraba rodeada de una gloriosa corona solar la cual se observaba a simple vista. Se veían gigantescos chorros de plasma que se extendían afuera del borde de la Luna como si fueran plumas de un pájaro cósmico.
El gentío gritaba de emoción y hacían esfuerzos con sus celulares para capturar una imagen de lo que observaban.
Mi telescopio mostraba la imagen del eclipse, entre la emoción del momento pude disparar una serie de fotografías que ya tenía previamente programadas. La computadora fue obteniendo de la cámara del telescopio diferentes imágenes del eclipse, algunas con tiempo de exposición muy cortos, del orden de los 1/500 de segundos con la idea de capturar la imagen de la cromósfera solar y de las explosiones que se observaban sobre el limbo de la Luna.
Pero también se obtuvieron otras con 6 segundos de exposición, con la finalidad de obtener la mayor cantidad de información digital de la corona solar y descubrir el complejo sistema de chorros de plasma que la componen.
Con esas fotografías el diseñador salvadoreño German Hernández logró construir una poderosa imagen que muestra la enmarañada naturaleza de la corona solar (foto inferior). La imagen también muestra que la superficie de la Luna es iluminada por un leve resplandor el cual es producido por la luz solar que se refleja nuestro planeta y que se conoce como luz cenicienta.
Dos minutos y 38 segundos después, la Luna comenzó a descubrir al Sol; de golpe, la falsa noche producida por el eclipse concluyó y una luz muy intensa volvió a iluminar a Sparta. Por una fracción de segundo se observó en el cielo lo que se conoce con el nombre del “anillo de diamante”, un efecto de luz y sombra que marca el tercer contacto de un eclipse total solar, el momento cuando la Luna inicia su abandono al disco solar (imagen inferior).
Eran las 13:32:43 y por segunda vez en ese día volvía a amanecer.
La gente aplaudió, se abrazó y vitoreó celebrando el final del eclipse.
La tarde se fue haciendo cada vez más luminosa porque la Luna fue descubriendo de nuevo al Sol. La gente, satisfecha de lo que había observado, comenzó a desmontar sus campamentos para salir del Sparta. A las 14:56:27 la Luna ya había salido completamente del disco solar y el eclipse había acabado.
Para que se repita el Saros 145 tendrá que pasar otros 18 años y 11 días, la nueva cita será el 2 de septiembre de 2035, pero ya no ocurrirá en Estados Unidos sino que se observará desde China, Corea del Norte y Japón.
IV
Reviso de nuevo el mapa de eclipses del futuro, tal como lo hice hace varias décadas y veo que ocurrirán otros eclipses que llegarán al continente americano. En 2019 y 2020 serán visibles dos Eclipses Totales de Sol (Saros 127 y Saros 142) en Chile y Argentina.
El 14 de Octubre de 2023 un eclipse solar (Saros 129) será visible en Estados Unidos, México, Belice, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia y Brasil, pero ese día la Luna se encontrará más lejos de la Tierra y no logrará cubrirlo del todo el disco solar, sino que dejará un borde brillante. No se podrá observar una corona solar; eso sí, se verá un anillo brillante en el cielo, por ello se le conoce a este tipo de eventos con el nombre de eclipses anulares.
Será hasta el 8 de abril del 2024 que otro eclipse total solar (Saros 139) cuando la sombra de la Luna se moverá desde México hasta el Estado de New York y llegará a Canadá, alcanzando a las ciudades de Montreal y Quebec.
El Eclipse del 11 de julio de 1991, el Saros 136, regresará hasta el 2027 y solo será visible en el norte de África y Medio Oriente. Pero volverá en su versión número 39 en otros 18 años y 11 días, eso será el 12 de agosto de 2045. En esa ocasión será visible en todo el continente americano, la umbra atravesará desde Oregón y cruzará el centro de Estados Unidos, saliendo por la península de Florida, atravesando el mar Caribe, tocando a su paso a Haití y República Dominicana, el oriente de Venezuela, las Guayanas y terminará al atardecer en la costa norte de Brasil.
Es probable que tendré vida para ver esa versión del Saros 136 pero dudo que pueda ver la siguiente en 2063, y me será imposible observar su versión número 42 calculada para el 14 de septiembre de 2099. Los eclipses no solo son los eventos naturales más hermosos que el ser humano pueda atestiguar, sino que también nos permiten sondear la inmensidad del tiempo y confirmar lo fugaz de nuestra existencia.
Los humanos apenas podemos rozar con nuestros dedos las arenas del océano cósmico y soñar con los eclipses que están por venir.
“Detrás de cada hombre vivo hay treinta fantasmas, pues tal es la proporción con que los muertos superan a los vivos. Desde el alba de los tiempos, unos cien mil millones de seres humanos han transitado por el planeta Tierra. Y es en verdad un número interesante, pues por curiosa coincidencia hay aproximadamente cien mil millones de estrellas en nuestro universo local, la Vía Láctea. Así, por cada hombre que jamás ha vivido, luce una estrella en ese Universo”
Arthur C. Clarke
2001 Odisea Espacial
¿Quién soy?
Por muchos años ha sido una pregunta recurrente en mi vida. De cierta manera se quien soy, tengo un nombre al cual respondo, nombre que fue dado por mis padres junto con dos apellidos que me vinculan a dos familias diferentes; en mi caso, como muchos salvadoreños, fueron dos familias unidas a partir de un lazo de afinidad exogámico.
La genealogía
Conozco algunas historias de cada lado de esos dos apellidos, son pocas porque los recuerdos se van perdiendo con el paso del tiempo. Parientes que fueron importantes a principios del siglo XX ahora solo son un eco que retumba desde el pasado. En un par de generaciones, a menos que algo espectacular me suceda, también terminaré siendo olvidado.
Es frecuente que las familias mantengan información hasta cierto punto del pasado, la mayoría de ellas no recuerda los nombres de sus ascendencias distantes. En mi caso, a partir de una búsqueda en algunos archivos históricos he descubierto tan solo dos de mis tatarabuelos del lado materno, ellos fueron Yrenea Amaya y Albino Sánchez, quienes vivieron en la zona de Jucuapa y Chinameca a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. De su unión nació Mónico Sánchez, padre de mi bisabuelo, Ángel Sánchez Aguilar, quien fuera abogado y notario graduado de la Universidad de El Salvador en 1912.
Estoy separado de Yrenea Amaya y Albino Sánchez por cinco generaciones, son dos nombres de un grupo de 32 personas (16 hombres y 16 mujeres) que debieron de existir para procrear a las siguientes generaciones hasta llegar a mí. En la genealogía hay una sucesión matemática con un factor de dos por cada generación hacia atrás (2, 4, 8, 16, 32, 64, 128, 256, etc.); eso sí, hasta cierta distancia en el tiempo porque la población humana no es infinita y el número no puede ser demasiado gigantesco. En algún momento del pasado, miles de años atrás, la sucesión comienza a decrecer y los parientes de toda la humanidad convergen hasta llegar a unos pocos cientos o decenas de Homo sapiens, que se supone dejaron África hace quizás unos 100,000 años.
Del otro lado de mi familia, la paterna, descubrí que se establecieron en la zona del barrio Candelaria, La Vega y San Jacinto desde hace más de dos siglos, en algunos documentos históricos figuran algunos Colorado a finales del 1700. Hace un par de semanas, Marielba Herrera, una colega antropóloga que se dedica a la investigación de nuestros orígenes étnicos, me envió una información que vincula a mi familia en sus investigaciones, información que hace pocos días tuvo mucho sentido.
El Estado
Por otro lado, más allá del nombre dado por mi familia, el Estado Salvadoreño me formó a través del Ministerio de Educación con la idea de una homogeneidad étnica, que soy salvadoreño al 100% sin cuestionamiento o distinción del otro. En mi particular estrato social donde me tocó nacer, crecer y educarme no había mucha diferencia con la otredad, mis compañeros del colegio no eran tan distintos a mí, estudié en una institución mixta, por lo tanto la única diferencia era a partir de aspectos de género y socio económicos, más que culturales.
Algo así es impensable para otra persona en otro contexto, por ejemplo en las escuelas de Estados Unidos el color de la piel y el origen étnico es casi una fijación nacional. Aunque siendo honestos, aún debajo de esa supuesta igualdad donde me crié, con el tiempo me di cuenta que la sociedad salvadoreña mantiene un discreto pero profundo racismo. Es común escuchar insultos y desprecios de una persona a otra utilizando el calificativo de “indio”, al igual que el paradigma de belleza en relación a la piel blanca, visible cuando la gente aprecia más a los bebes con una tonalidad de piel clara.
La historia y la antropología me dieron información de mi origen, supe que mi sociedad se fundó a través de un proceso de conquista y colonización, que la llegada de los españoles a las tierras centroamericanas marcaron un antes y un después en los pueblos mesoamericanos originarios; y los españoles, como bien dicen las crónicas y los documentos de la época, se valieron de la mano de obra traída a la fuerza desde África.
Fui más consciente de la llegada de africanos a El Salvador hasta que dejé la adolescencia, la cuestión de negros africanos entre nosotros es un tabú y nada de eso se habló en mis años de escuela. Aparte que hay muchos mitos alrededor de nuestra la africanidad, desde que no tenemos costas en el Atlántico hasta que el dictador Hernández Martínez los prohibió en los años treinta. Fue hasta hace muy poco tiempo que hemos comenzado a indagar sobre nuestra africanidad, no sin resquemores y actitudes febriles de muchos, que incluso llegan al insulto contra quienes investigan nuestros orígenes.
Pero aun con toda la información histórica, étnica, familiar y los mitos de fundación del Estado a mi mano, nunca estuve del todo satisfecho con las respuestas, así que recurrí a la biología y me hice un examen genético en busca del origen de mis ancestros.
Las moléculas
Los humanos somos seres multicelulares, nuestro cuerpo está compuesto de una variedad de tejidos que a su vez son formados por células. Existe toda una variedad de ellas, que se calcula en unas 250 tipos de acuerdo al tejido que forman. Puede parecer complejo pero ellas poseen más o menos las mismas estructuras. Uno de estos organelos, el núcleo, es fundamental para el estudio de nuestros orígenes. Dentro de él –en el caso de las células eucariotas- se encuentra la molécula de ADN la cual posee nuestra información genética.
El ADN es una molécula con una excepcional fama, está formada una larga cadena de fosfato y azúcar enrollada como si fuera una escalera de caracol, siguiendo ese ejemplo, cada escalón está compuesto por dos aminoácidos (adenina, guanina, timina y citosina). Su forma la hace particularmente atractiva, suele aparecer en el decorado del show Big Bang Theory y casi siempre es mencionada en los capítulos de CSI o de Law & Order; sí, el ADN ha logrado resolver muchos crímenes en la pantalla, como también lo ha hecho en la vida real. Con una muestra de tejido (un cabello, uña o un poco de saliva) la ciencia forense es capaz de determinar –con de certeza del orden de 99,9999%- quién es dueño de la muestra o quien es la víctima o el victimario de un crimen.
En el núcleo celular, el ADN está ultra compactado y retorcido de tal forma que la molécula forma los brazos de unas estructuras llamadas cromosomas. En el caso del ser humano solo se cuentan 23 pares de cromosomas. Una unidad molecular de ese ADN cromosómico se le denomina gen, esto es importante porque los genes ordenan que proteínas deben de sintetizarse de modo tal que un organismo logre funcionar y tenga determinada forma y estructura. Por otro lado, el gen es considerado la unidad de herencia, puesto que de cada par de cromosomas, heredamos uno de nuestro padre y otro de nuestra madre.
El 99.99% del ADN humano es prácticamente idéntico para toda la especie Homo sapiens, solo hay un 0,1% de diferencia entre un humano y otro, esto se le llama variación. Estas variaciones a veces no tiene ninguna afectación más que darnos ciertas características particulares, de lo contrario todos seríamos clones. La variación es lo que le hace la nariz más larga a una persona que a otra, o que el pelo sea lacio o rizado, que el color de piel sea más oscuro que otro. Estas variaciones tienden a heredarse y dependiendo del factor hereditario recesivo o dominante vemos que los niños se parecen de cierta forma a sus padres o parientes.
En nuestro ADN está el legado de toda la especie humana y nuestro vínculo con todo el reino animalia (sí, tenemos el 99% de la secuencia básica del ADN idéntico con el de un chimpancé, el 90% al de los gatos, el 50% con los de las moscas, etc.) ahí, en las cadenas de aminoácidos guardamos información que se ha ido copiando y copiando por cada generación desde que nuestra especie se diferenció de los demás homínidos. Solo las mutaciones, la adaptabilidad y la selección natural nos han dado nuestra particular forma individual.
Entre esas variantes de ADN se encuentran las que han sido creadas por mutaciones, pero si esas variaciones son mayores del 1% de la población, ya es posible hablar de un rasgo genético el cual se le conoce como SNP (Single Nucleotide Polymorphism) o “snip”.
Diferentes grupos de humanos separados geográficamente pueden tener diferentes snips, tal diferencia se convierte en un Marcador Ancestral-Informativo AIM, por medio de él se puede establecer una relación de parentesco de una persona a una población particular. Por ejemplo en el cromosoma 1, en un gen catalogado como ACKR1, hay un snip llamado rs2814778 el cual muestra una diferencia importante entre los nativos europeos y los africanos. Si una persona posee el rs2814778 con un aminoácido guanina es porque posee un parentesco vinculado a pueblos europeos, contrario si posee ese AIM con adenina, es porque tuvo antepasados africanos.
Los snips se cuentan en cientos de miles, hasta el día de hoy hay 94,329 snips que se pueden consultar en bases de datos online.
En los últimos años en todo el mundo se han obtenido muestras biológicas de muchos pueblos nativos y con ello se han elaborado mapas genéticos. La genética puede establecer con un alto grado de confiabilidad la ascendencia étnica que una persona solamente buscando minúsculas diferencias entre sus cadenas de aminoácidos.
El test y la familia.
Hace varios años se fundaron algunas empresas privadas que ofrecen el servicio de un análisis de ADN. En un principio sus servicios se dirigían hacia pruebas de parentesco padres-hijos o trabajo forense, pero desde que los genetistas han logrado ubicar los Marcadores Ancestrales ha sido posible que estas empresas ofrezcan un reportes de ascendencia étnica, que incluye por cierto el linaje paterno y materno hasta cientos de años atrás.
De todas las empresas disponibles en el mercado me decidí por 23andMe. Pagando un pequeño monto me enviaron un tubo de ensayo el cual llené con mi saliva y envié de regreso por medio del servicio postal (23andMe solo funciona en EEUU). En la saliva se fue una buena cantidad de células epiteliales de mi boca de las cuales se extrajeron el ADN para ser analizado de acuerdo al mapa de los AIMs y ver con cuales poblaciones estoy vinculado genéticamente.
Y en cuestión de seis semanas, me llegó la respuesta.
Fue una conmoción observar los resultados, pero fue coherente con lo que la historia y la antropología me habían dicho desde antes. Aunque el examen también trajo algunas sorpresas.
Es de considerar que los resultados del examen se basan en un nivel de confianza probabilística a partir de cada porción de ADN analizado. Puesto que la base genética se basa en 31 poblaciones étnicas diferentes, el algoritmo de 23andMe analiza cada una de los AIMs y los compara con su probable origen. Hay algunos que con un nivel de confianza muy conservador saltan a la vista y otros con un nivel de confianza del 80% ya son claramente visibles.
Por otro lado, no es un examen de raza. En genética no existen los conceptos y prejuicios raciales que mucha gente usa en el día a día. Es fácil para alguien no entrenado o con grandes vacíos educativos caer en la falsa percepción que los resultados de los exámenes genéticos muestran los diferentes niveles raciales. De hecho prueba lo contrario, prueba que a nivel molecular toda la especie humana es la misma.
Los Resultados
Hay en mí un 54% de material genético procedente de Europa, en mayor proporción de la península ibérica. Apenas un 0.8% de Europa del noroeste, pero es tan bajo que no es posible definir si procede de Irlanda, Bretaña, Francia o Alemania. También recibí una sorpresa, hay una minúscula porción, casi del 1% en mis cromosomas 2, 5, 16 y 19 parece estar vinculado al marcador genético del pueblo judío asquenazí, estos judíos se asentaron durante la edad media en oeste y centro de Europa, con una larga tradición de persecuciones y migraciones forzosas.
También poseo un 32% de indígena americano, significa que buena parte de mis antepasados fueron indígenas mesoamericanos, algo que había intuido por algunos elementos tradicionales, visiones del cosmos y del más allá que siempre escuché de mi abuela y tías abuelas del lado materno. También lo había considerado porque el segundo apellido de mi abuela paterna era Mixco, un apellido de origen indígena.
Otra sorpresa, al parecer hay un pequeñísimo porcentaje, apenas un 0.4% de material genético asiático, vinculado al pueblo Yakut, ellos habitan la siberiana república de Sakha de la Federación Rusa.
También se encontró casi un 7.5% de material genético que me vincula con el oeste africano, de la zona de Bantu, Camerún, Ghana, Costa del Marfil, Liberia, Nigeria y Sierra Leona, así también un 1.6% del norte de África. Probando que al menos en mi caso, un salvadoreño como cualquier otro que no parecería haber tenido vínculos con África, los tiene. Es un hecho científico que tuve antepasados africanos, como probablemente muchos otros salvadoreños los tuvieron pero han sido olvidados. Estos familiares quizás fueron traídos a la fuerza por los europeos como mano esclava hacia nuestra región. El Salvador recibió un flujo de poblaciones negras desde la llegada de los españoles hasta un poco antes de la independencia ¿Entonces donde están los negros o los afro descendientes? La respuesta es muy obvia: aquí hay uno y si hiciéramos este mismo examen a los seis millones de salvadoreños los resultados serían sorprendentes y reveladores.
También hay un pequeño porcentaje, del orden del 1% que parece procedente de Oceanía, específicamente gente de Nan Melanesia, Papúa o Tonga. No tengo claro como alguien de esa región pudo llegar a vincularse conmigo, aunque manejo una hipótesis: es posible que esta persona llegara en tiempos coloniales a través de un barco procedente de las Filipinas, un archipiélago dominado por España desde 1565 hasta 1898 y desde donde se mantenía una ruta frecuente entre Manila y Acapulco. Esta ruta se le denominó el Galeón de Manila, porque utilizaba galeones para transportar mercadería y personas de un lado al otro del océano Pacífico. Era un viaje muy duro y peligroso que duraba hasta 5 meses, donde la gente pasaba hambre, enfermaba de escorbuto o incluso moría.
Por 200 años esa ruta logró un flujo sostenido de comercio y de gente desde Oceanía hasta México y Centroamérica. Es posible que alguien de esa zona llegara a nuestra región y dejara su carga genética. Aunque su existencia ha sido olvidada entre los recuerdos familiares, esta persona sigue aquí conmigo, su firma molecular está guardada en una pequeñísima porción en mis cromosomas 12 y 19.
Existe, eso sí, casi un 5% de mis AIMs que no han podido ser asignados a alguna etnia, sea porque el material genético es tan confuso que le es difícil que el algoritmo de 23andMe pueda emparentar con un grupo en particular o porque todavía hacen falta descubrir más marcadores ancestrales que determinen de donde procede. Como todas las ciencias, la genética es una disciplina en constante dinamismo, seguro recibiré más sorpresas en un futuro cercano.
Observando la gran diversidad genética que me compone, es indudable que soy el resultado directo del proceso histórico de la conquista, algo muy característico en los latinoamericanos. Como muchos otros de nuestra región estoy vinculado con casi todos los continentes de la Tierra, seres humanos globales. Tragicómico en un tiempo donde la extrema derecha, populistas, grupos de la alt-right y neonazis pretende ir contra la diversidad y la multiculturalidad, pretendiendo cerrar fronteras y levantando muros.
En mis moléculas descansan todos esos pueblos, están en mí, pero no soy ellos. De no ser por algunos aminoácidos que me dejó uno de mis antepasados hoy no hay nada que me vincule con el pueblo Yakut, no sabía quienes eran hasta hace muy poco tiempo, no hablo su lengua y nunca he visto a uno de ellos. Tuve antepasados judíos, pero aunque les guardo una gran simpatía, respeto y admiración, no comparto sus tradiciones, ni su religión o sus actitudes hacia la vida.
Aunque soy afro descendiente, la historia y el blanqueamiento ideológico y social que sufrió el país durante el siglo XIX no me ha permitido ver donde está residiendo mi africanidad y en que elementos culturales se manifiesta, si es que tal africanidad como aspecto cultural ha sobrevivido todos estos años y no ha sido reemplazado por otras tradiciones o por la modernidad. Quizás seamos afortunados y se haya protegido dentro del sincretismo, es trabajo de la antropología cultural explorar por esos senderos identitarios para darnos las respuestas que necesitamos. Hasta el momento se me ha negado la posibilidad de conocer nuestro origen africano, incluso ha sido invisibilizado de todo recuerdo familiar e histórico en el país, es una gran pérdida.
Cuantitativamente he tenido más parientes españoles e indígenas que de otros grupos. Una característica muy común en individuos de nuestra región y es casi una obviedad pues las tradiciones, la lengua, religión, gastronomía, actitudes sobre la vida y visiones cosmogónicas apuntan hacia esa relación española-indígena.
El cromosoma 23 (X,Y) cuentan otra historia mucho más fascinante que explicaré en otra publicación.
Lo maravilloso es tener una prueba objetiva de ese vinculo y ser consciente que mi existencia es producto de un proceso histórico que tuvo fuertes implicaciones en lo social y cultural de nuestra región.
Quizás lo más importante es comprender que esos pequeñísimos fragmentos de materia es la simplificación bioquímica de vidas ahora olvidadas. Todas esas alegrías, tristezas, desgracias, fortunas, sueños y esperanzas, todo lo que vivieron mis antepasados viajando por océanos y continentes, a veces esclavizando, a veces siendo esclavos, a veces conquistando y a veces resistiendo, a veces disfrutando el poder y a veces sobrellevando el sometimiento dignamente, está resumido discretamente en un par de átomos contenidos en mis células.
Ellos están en mí,
Porque son mi familia.
Para Valerie
Cuando observamos una estrella brillando en el cielo es luz visible la que percibimos, pero los astros también emiten luz en otras longitudes de onda que son invisibles a nuestros ojos, la única forma de detectarlos es usando otros instrumentos completamente diferentes a los telescopios que estamos acostumbrados. Si el objeto emite señales en ondas de radio entonces es preciso utilizar un radiotelescopio para estudiarlo.
La radioastronomía tuvo un nacimiento por accidente, allá por 1930 unos técnicos detectaron cierta señal que interfería con la radiotelefonía de la compañía de teléfonos Bell. El encargado de resolverlo fue el físico Kar Jansky quien estudió la interferencia a profundidad y luego de descartar cualquier otro tipo de señal terrestre y atmosférica –incluso considerando el nido de palomas en las antenas receptoras- llegó a la conclusión que la señal provenía del centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea.
Después de la segunda guerra mundial la radioastronomía comenzó a desarrollarse, y se construyeron en el mundo grandes antenas (algunas tan grandes que colapsaron por su peso) que mapearon el cielo buscando objetos que emitían señales de radio, a partir de ese momento el universo comenzó a comprenderse de una forma que nunca habíamos imaginado.
En 1967 el observatorio radioastronómico en Mullard, Inglaterra, detectó una extraña señal en la constelación de vulpécula (el pequeño zorro), la señal resultaba curiosa porque tenía un período de 1,33 segundos. En un inicio los astrónomos supusieron que habían encontrado un faro cósmico de una civilización extraterrestre, pero un estudio más profundo dejó entrever que se trataba de un objeto natural que nunca se había detectado, pero al que ya se había considerado su existencia teórica.
Debido a las pulsaciones periódicas a este objeto se le terminó llamando pulsar, aunque también se les conoce como estrellas de neutrones. Estos exóticos cuerpos es uno de los resultados de la última fase de la vida de las estrellas supergigantes (las otras opciones son las enanas blancas y los agujeros negros) en donde la masa está muy condensada, tanto que la gravedad hace que los electrones y los protones sean aplastados y fundidos en neutrones, de ahí es que este cuerpo toma su nombre: estrella de neutrones.
Los pulsares o estrellas de neutrones no son objetos tan grandes, de hecho se calcula que pueden tener apenas unos 10 kilómetros de diámetro. Sin embargo poseen una densidad tan extrema porque en ese pequeño cuerpo se encuentra compactada la materia en un orden de 1.34 masas de nuestro sol.
Estos cuerpos también poseen una enorme rotación y un fuerte campo magnético, producido por algunas partículas cargadas sobrevivientes a la condensación neutrónica, este campo genera señales que a la distancia pueden ser percibidas como pulsos periódicos (en el rango de segundos) por un radiotelescopio.
Al primer pulsar descubierto en 1968 se le llamó CP1919-21, aunque ahora también es conocido como PSR 1919+21, PSR B1919+21 y PSR J1921+2153; sí, su nombre nos puede parecer bastante aburrido, pero su gráfica -obtenida por medio de la antena del radiotelescopio de Arecibo- es una bella representación de datos, tanto que en 1979 fue escogida como portada del disco Unknown Pleasures de la banda inglesa Joy Division.
Joy Division fue una banda de breve existencia, pero con una gran influencia musical, por su sonido y sus letras un tanto oscuras, kafkianas y hasta nihilistas hoy es considerada una banda de culto. Tuvo una vida corta principalmente por el suicidio de su vocalista Ian Curtis en 1980, un tipo que padecía epilepsia y de profundos períodos de depresión, pero con una destacada y particular genialidad. Se mató un día antes de salir de gira hacia los Estados Unidos, si hubiera sobrevivido y realizado la gira internacional es posible que hubiera seguido aportando a la música de maneras inimaginables.
Los compañeros sobrevivientes tuvieron que soportar la muerte de Curtis –todavía hablan de ello, los marcó de por vida- y posteriormente cambiaron su nombre a New Order incorporando sonidos electrónicos que los hicieron muy populares y también influyentes en la década de 1980; de todos ellos, quizás el más destacado ha sido Peter Hook, un tipo que no solo ha aportado desde la música sino que también desde la literatura, ha publicado libros que describen el ambiente cultural del post-punk inglés, y verlo en el escenario –todavía está activo- es un evento memorable.
En la portada de Unknown Pleasures de Joy Division se plasma la representación gráfica de un pulsar, el primero descubierto y ubicado a más de mil años luz de la Tierra. Hoy tenemos la certeza que en nuestro vecindario galáctico existen al menos unos dos mil pulsares girando y emitiendo un misterioso sonido cósmico, producto de una particular disposición de la materia.
Tan particular como alguna vez fue Joy Division.
Hace un par de años, un jardinero que contraté descubrió en mi jardín una bomba volcánica (un fragmento de lava) que posiblemente había estado enterrada al menos unos 3 mil años. Siempre me pregunté ¿Cuál volcán habrá sido el responsable de haber lanzado ese fragmento?¿Habrá sido el volcán de San Salvador, el lago de Ilopango o quizás el plan de la Laguna?
Nunca pude resolver el misterio, aunque creo que con un poco más de voluntad bien hubiera podido consultar con un geólogo. El pedazo de lava sigue enterrado en mi jardín quien sabe por cuantos milenios más, quizás en el futuro no quede nadie que se pregunte por su existencia y origen, el preguntarnos por lo que nos rodea e historizar la realidad es una facultad humana.
A mi me gusta imaginarme como habría sido el lugar donde habito, donde trabajo o donde voy de paso, y siempre trato de hacerme la imagen mental de como era el lugar hace 50, 100 o 10,000 años.
En muchas ciudades del mundo la gente puede conocer cómo eran en el pasado, ya sea porque los edificios o casas se han conservado y hay poca alteración del paisaje o porque los científicos y los gobiernos han facilitado ventanas arqueológicas que permiten ver hacia atrás en el tiempo. En New York la biblioteca pública puso a disposición de los usuarios una aplicación en el celular, que utilizando el GPS del aparato se puede ver una fotografía antigua del lugar donde se esté visitando.
En México DF uno se da cuenta que bajo los edificios del siglo XIX y XX descansan los restos de la antigua Tenochtitlan, ahí están el Templo Mayor para darnos una idea del antiguo esplendor de los mexicas, así también algunas avenidas todavía siguen el antiguo trazo de los accesos que los aztecas construyeron sobre el lago de Texcoco.
En El Salvador, la ciudad de Jucuapa (Usulután) fue destruida completamente en mayo de 1951, el gobierno de Oscar Osorio la reconstruyó totalmente, levantó nuevas viviendas y edificios, que también son muy interesantes arquitectónicamente y que para estas alturas ya deberían ser incluidas dentro del patrimonio nacional. Sin embargo debajo del suelo de la moderna Jucuapa, descansan los restos de la antigua ciudad, todavía es posible ver restos donde se levantaban construcciones antes de mayo de 1951. Y hay lugares donde solo es necesario remover un poco la tierra para encontrar objetos de la primera parte del siglo XX.
Para los jucuapenses el terremoto marcó un antes y un después. A pesar que es muy importante y que todo el mundo sabe lo que ocurrió, no existe ningún espacio para el recuerdo, no hay un sitio de memoria para las nuevas generaciones, en los últimos 65 años a ningún alcalde se le ha cruzado por la cabeza que es importante recordar, porque tarde o temprano la generaciones olvidan; por ejemplo, hoy en Jucuapa nadie recuerda en que área del cementerio municipal están las fosas comunes donde se enterraron muchos de los fallecidos de los terremotos de mayo de 1951.
Hace unos días me di cuenta que la alcaldía de San Salvador está interviniendo la plaza Libertad, un sitio muy importante porque en sus alrededores se estableció la ciudad de San Salvador después que se abandonara el primer asentamiento en la zona de La Bermuda (cerca de Suchitoto) en 1545.
Vi una foto de la plaza, en este momento la maquinaria ha levantado todo el cemento y dejó al descubierto el antiguo terreno, la Secretaría de Cultura SEC consideró realizar una exploración la zona antes que los trabajos borren los posibles restos arqueológicos que se hayan preservado todos estos siglos. Lamentablemente la exploración quedó suspendida por presión de la alcaldía de San Salvador, la plaza fue cerrada por el CAM prohibiendo -a la fuerza- el ingreso de los arqueólogos de la SEC, violando la Ley Especial de Protección al Patrimonio Cultural (ver aquí la ley).
Es una pena porque la zona de la plaza Libertad es un espacio que ha tenido poca intervención en los últimos siglos, el historiador Carlos Cañas Dinarte hizo una detallada explicación de la importancia del lugar en la Revista Factum y creo que conviene leerlo (click aquí). No hay que poseer estudios superiores para caer en cuenta que ese lugar posee una importancia científica más trascendental que la agenda política del alcalde. No se trata de evitar la mejora de la plaza Libertad, lo que los arqueólogos piden -y porque así manda la ley- es tiempo realizar una exploración, extraer y rescatar algún objeto antiguo sobreviviente o proteger los que no se puedan rescatar de futuras intervenciones.
Seamos claros, los intereses de actual alcalde no son los intereses de los historiadores, académicos y científicos ¿Por cuáles intereses se va a decantar la SEC? Por lo visto hacia los de la alcaldía. Se dice que llegaron a un acuerdo que otros lo han percibido como que le han doblado el brazo a la SEC, aparentemente los trabajos en la plaza dejarán un par de metros de zona verde para que en un futuro; quien sabe cuando, los arqueólogos puedan explorar. Absurdo.
Quién autorice desde la Secretaría de Cultura la remodelación y no permita la exploración de la plaza Libertad y le de luz verde a la alcaldía a proceder sin un estudio arqueológico y con ello destruya patrimonio arqueológico no solo estará yendo contra los intereses de la nación, contra la historia, la cultura y la ciencia, también estará cometiendo una ilegalidad.
Ilegalidad que se paga con multa y hasta cárcel.
Algunas preguntas para la reflexión:
Después de la muerte del hipopótamo –nadie está seguro de la causa- mucha gente está pidiendo en las redes sociales que la solución para evitar otras muertes de animales es que el zoológico sea cerrado permanentemente.
No estoy de acuerdo.
Aquí mis argumentos antes que comience la lluvia de piedras y tomates.
Uno de los principales problemas de nuestro país, aparte de la violencia, son los graves vacíos educativos, la mayoría de la gente tiene poco acceso e instrucción científica, incluso los que podrían tener acceso no lo hacen porque la ciencia no está dentro de los valores salvadoreños, hemos fundado cualquier tipo de sociedad, pero no una del conocimiento.
El zoológico no es un parque de diversiones, los animales no están ahí para entretener a la gente como lo ocurre en los circos –yo apoyé al movimiento que prohibía los circos con animales- la función de los zoológicos es la educación, la promoción científica y la generación del conocimiento.
Creo que la función educativa y de promoción es la que mejor hace nuestro zoológico, lo hace pese a los pocos recursos económicos y sus propias problemáticas internas. Dudo que el zoológico haya logrado dar el paso a generar conocimiento, al menos yo no he visto sus observaciones de fauna sistematizadas en artículos académicos publicados, pero estoy seguro que dentro de la institución hay gente con mucho conocimiento, biólogos y veterinarios que podrían publicar libros y artículos e intercambiar ideas con otros científicos del mundo. El zoológico también es importante en la educación de nuestros estudiantes de biólogía.
He tenido en mis manos el perfil de los usuarios del zoológico, son familias de bajos recursos, gente que no puede pagar una visita a FURESA y tampoco pagar un pasaje en bus para ir a otros sitios. El zoológico es el parque nacional más visitado de la Secretaría de Cultura sobre los museos, balnearios u otros parque privados. Un dato importante porque es el único lugar donde la mayoría de familias salvadoreñas tiene contacto con la zoología y la biología; y a la gente le encanta, aprecia a los animales y se sienten emocionalmente vinculados con ellos, eso es importante porque la conservación de la naturaleza pasa por el establecimiento de un vínculo emocional.
Creo que habría que evitar mantener ciertas especies en cautiverio, la gente es más sensible con los grandes mamíferos, como osos, hipopótamos, elefantes y leones, y da tristeza que estos se mantengan dentro de un espacio cerrado. No sucede así con otras especies, las cuales no generan demasiada sensibilidad en algunas personas, como los peces, crustáceos, insectos, arácnidos, reptiles y aves. Incluso se podrían montar campañas para observar las aves migratorias o ver a las aves locales que anidan en libertad dentro del parque.
El estudio de las aves permite comprender uno de los animales ya extintos que más apasionan al público: los dinosaurios. A las aves se les consideran descendientes directos de los dinosaurios, algunos paleontólogos y biólogos incluso llegan a considerarlos dinosaurios no extintos. El zoológico podría replantear su exposición de aves y vincularla con los dinosaurios, comprar fósiles con fines educativos o solicitar préstamos a museos extranjeros, construir modelos a escala de estos antiguos animales, solo es necesaria la voluntad política, buscar gente especializada y por supuesto fondos.
La gente siente una fascinación con la isla de los monos, quizás porque los primates que observan les recuerda a nuestra humanidad. Ese lugar es oportuno para explicar la evolución humana, enseñar que los monos y nosotros estamos vinculados a partir de un antepasado común, un ser extinto hace millones de años. Inclusive podríamos explicar como a nivel genético los humanos y primates somos muy parecidos, la gente no solo se sorprendería por la belleza y agilidad de los primates, sino que también aprendería sobre nuestra propia especie, a nivel anatómico y molecular.
Hay animales que por algún lamentable motivo ya no pueden volver a la vida salvaje, estos animales son rescatados o decomisados a traficantes, o por gente que los compra y luego no saben que hacer con ellos. Aquí hay dos posibilidades, la primera es sacrificarlos, y la segunda es sanarlos y cuidarlos dignamente, aprender de ellos, y esto lo hace el zoológico desde hace muchos años. Una gran cantidad de animales que la PNC decomisa entran y terminan en el zoológico, porque ya no pueden regresar a la naturaleza.
¿Qué hacemos con un venado herido, un mapache golpeado o un buho apedreado? Al menos yo no soy de la idea de sacrificar animales.
Hay que estar claros que los animales tienen una vida finita, para algunos es muy larga, se calcula que la tortuga Jonathan de la isla Santa Elena tiene 185 años y seguirá viva un par de años más; pero otros seres, roedores o algunos pequeños felinos, tienen una vida inferior a los 10 años. Es normal que los animales mueran en los zoológicos, lo que no es normal es que mueran por un mal cuido, por mala alimentación o por el estrés provocado al vivir recluidos en condiciones que no aptas, ni dignas.
Para estas alturas todos sabemos que el zoológico tiene profundos problemas administrativos, y al parecer los ha tenido desde hace tantos gobiernos que ya no guardamos memoria de cuando comenzó su declive.
Probablemente la cultura organizacional del zoológico esté dañada más allá del punto de no retrono, es fundamental cambiar el ambiente laboral, lo deben de hacer desde los más altos puestos directivos hasta el más humilde empleado, todos. Es preciso remover, desinstalar y derribar todos los vicios que se han acumulado todos estos años y que han terminado por impactar en la vida de los animales. Quizás para este momento las relaciones sociales internas están tan dañadas que el mismo zoológico es incapaz de replantearse un cambio de cultura organizacional, quizás ha llegado el momento de pedir ayuda de alguna organización externa especializada en resolver conflictos.
Conozco desde hace muchos años a Silvia Elena Regalado, la actual Secretaria de Cultura, es una mujer bastante serena y con ideas sensatas, si existe alguien amante de los animales es ella, es una de las personas que rescata perros, los cuida como si fueran sus niños. Lamentablemente hoy le ha tocado cargar con el estallido de esta crisis sobre todo porque involucró a un animal muy bello al cual todos le teníamos cariño, pero hay que ser claros que la muerte del hipopótamo es solo el síntoma de algo más grave que no solo está afecta al zoológico, sino que también afecta a la SEC, a los hospitales, a las empresas privadas, a los partidos políticos, a las municipalidades, a las iglesias, a las familias…
Quizás debería ser el país que habría que cerrar para abrir otro nuevo.
Confío que Silvia Elena buscará lo mejor para el zoológico, para el patrimonio y para la nación, ella está obligada porque es servidora pública, tiene que ser fuerte y decidida, soportar las presiones que vienen de arriba y estallan de abajo. Necesita mucho apoyo de la gente.
La tiene difícil en ese juego de tronos.
Imaginen que en la antigüedad los romanos, mayas o antiguos chinos hubieran tenido el conocimiento que más allá del océano existían otras tierras, es posible que tal idea a más de algún antiguo se le ocurriera e incluso pensara embarcarse a su exploración (o conquista) cientos de años antes que los vikingos llegaran a Norteamérica, siglos antes de Colón, Magallanes o Cook.
Lo que NASA hizo público el 22 de febrero de 2017 en relación a un sistema solar descubierto en otra estrella es similar al hecho que un antiguo se le ocurriera la existencia de otros continentes, con la diferencia que hoy lo hacemos a nivel planetario y tenemos la certeza de su existencia.
Aunque ya sabíamos que hay planetas en otras estrellas -eso se sabe desde los años noventa- es la primera vez que se descubre una interesante colección de planetas del tamaño de la Tierra orbitando a otra estrella.
El sistema solar descubierto se le ha llamado TRAPPIST-1, esto porque en un inicio se utilizó la información obtenida por un telescopio robótico ubicado en Chile y financiado por Bélgica, el telescopio se le conoce como “TRAnsiting Planets and PlanetesImals Small Telescope–South” y se ahí sale las siglas TRAPPIST. NASA participó apoyando al equipo de científicos liderados por el astrónomo Michaël Gillon en el uso del telescopio espacial Spitzer.
El sistema solar TRAPPIST-1 consta de siete planetas rocosos y está ubicado a 40 años luz de la Tierra, aunque una distancia muy cercana según las escalas del universo, para la tecnología humana es prácticamente inalcanzable. Un viaje espacial a TRAPPIST-1 usando una nave espacial actual tomaría cientos de millones de años, lo único que podemos hacer en este momento es observarla desde la distancia.
La esperanza es que con el desarrollo de mejores espectrómetros con altísimas definiciones será posible en pocos años conocer la química de atmósferas de estos planetas y saber si hay agua en ellos; y sobre todo, si existe trazas de química orgánica que permita considerar que estos mundos poseen algún tipo de vida. Por lo visto el telescopio espacial Webb que será lanzado en 2018 y que reemplazará al Hubble, ya tiene tarea.
La estrella principal de TRAPPIST-1 es una estrella enana ultra-fría, y los planetas orbitan a una distancia más cercana que la que órbita Mercurio al Sol, eso significa que si colocáramos un astronauta en la superficie de uno de esos mundos, podría ver los restantes seis en el cielo, y los vería con un tamaño aparente superior al tamaño que vemos a nuestra luna terrestre.
Los siete planetas de este sistema solar son aparentemente rocosos, es decir que son potencialmente habitables, no son grandes y gaseosos como Júpiter o Saturno, pero algunos de ellos pueden no poseer rotación como la que tiene la Tierra o Marte que giran en su eje y permite el día y la noche, de ser así estos mundos poseerían grandes diferencias de temperatura.
No hay manera de observar a la estrella TRAPPIST-1 (que se llama según el catálogo astronómico Simbad 2MASS J23062928-0502285) por un telescopio de aficionados, esta estrella ubicada en la constelación de Acuario posee una magnitud de +18.8, para hacerse una idea la escala de magnitudes estelares considera que la estrella más débil que puede ver el ser humano en una noche oscura en un sitio sin contaminación lumínica posee una magnitud de +6 (sí, la escala de magnitudes astronómicas considera que los números positivos significan que es menos brillante y además esta escala está construida a partir de una proporción logarítmica), un telescopio de aficionados de unos 10” de apertura es posible resolver estrellas de +12 magnitudes, con un sistema de astrofotografía podemos conseguir un poco más, pero en el caso de la estrella ubicada en TRAPPIST-1 solo es posible fotografiarla utilizando telescopios profesionales de gran apertura.
Este descubrimiento no va a mejorar la economía mundial, tampoco luchará contra las enfermedades o la pobreza, no dará de comer a los hambrientos, no detendrá los conflictos humanos y guerras que tanto nos mortifican, para luchar contra esto habrá que buscar otras áreas de la ciencia que tienen propuestas para combatir esos problemas.
Pero este descubrimiento sí que es importante en cuanto a que es un conocimiento ahora parte del patrimonio inmaterial de la humanidad, nos amplía nuestro marco de referencia del escenario natural donde nos encontramos, si las siguientes investigaciones descubren moléculas orgánicas o algún tipo de química que se pueda sospechar que hay vida en esos planetas, entonces estaríamos ante uno de los más importantes descubrimientos científicos de toda la historia.
“We’re Going to Build a Wall”
Donald Trump
45° presidente de Estados Unidos
“Guard against the impostures of pretended patriotism”
George Washington
1° presidente de Estados Unidos
En el libro “Pale Blue Dot” el astrónomo y promotor científico Carl Sagan hacía una interesante reflexión a partir de la fotografía obtenida por la sonda espacial Voyager 1. La imagen en cuestión es una panorámica del Sistema Solar tomada el 14 de febrero de 1990 a 6 mil millones de kilómetros de la Tierra y enviada a la Tierra por medio de una señal de radio.
A esa distancia nuestro planeta se observa como un pequeñísimo punto pálido, tan pequeño que el destello de nuestra estrella, el Sol, hace difícil ubicarlo.
Sagan reflexionaba sobre nuestros prejuicios humanos, pretensiones e ideas nacionalistas a partir de esa fotografía. Él decía que las grandes naciones, los orgullosos imperios y sus encumbrados líderes apenas gobiernan o han gobernado una porción de ese punto, una fracción de una mota de polvo perdida en el universo.
Los vientos nacionalistas que otra vez soplan con fuerza y buscan endurecer las fronteras entre los países, discriminar a la gente por su origen, color de piel, religión o sexualidad (y quien sabe que cosas más) nos obliga a ver de nuevo la foto del punto azul pálido y pensar que no existe cosa más absurda que crear parcelas y muros en este pequeño mundo.
La ciencia también ha demostrado que las razas no existen, todos los seres humanos somos prácticamente lo mismo: Homo Sapiens Sapiens. Existen diferencias genéticas entre cada uno de nosotros; eso sí, y es la responsable de darnos nuestra particular apariencia. Pero no hay una diferencia genética en función al concepto de raza, un africano y un noruego pueden parecernos muy diferentes a la vista, pero genéticamente son miembros de la misma especie. La raza es una invención social que ha normado y justificado masacres, violencia, abusos y segregaciones.
Por supuesto que muchas diferencias entre nosotros, tenemos diferentes opiniones y visiones del mundo, así también diferencias religiosas, políticas, económicas y tenemos una gran variedad de expresiones artísticas, lingüísticas y comportamientos. Las costumbres de los pueblos constituye la riqueza patrimonial de nuestra especie, el patrimonio material e inmaterial producido por nuestras mentes es un elemento de valor, que aporta a las sociedad más que segregarla. De nuevo hemos llegado a ver la diversidad cultural como una amenaza más que como un valor.
Es el momento que la antropología hable y nos cuente que la diversidad es justamente de lo que estamos hechos, que no hay culturas puras, todo es un intercambio de información, memoria y costumbres, es la parte inmaterial de lo cual estamos hechos los humanos. Muchas sociedades viven en una especie de burbuja cerrada hacia la diversidad, pero si nos ponemos claros notaremos que nuestras religiones, el arte, la economía, los mitos, la ciencia e incluso la gastronomía es producto de los intercambios culturales que se han dado a través de la historia.
Somos humamos, esa es nuestra única “raza” y si existe una patria esa es nuestro planeta, una mota de polvo en el océano cósmico.